NUNCA REGRESARON SIR JOHN FRANKLIN



Sir John Franklin británico, de la ciudad de Spilby, Lincolnshire, nace en el año 1786
Fue uno de los 12 hijos de una familia, la cual había prosperado, gracias al comercio.

Dicen que si el destino te busca, no puedes escapar de él, es lo que le sucedió a John , pues su padre , desde el  principio, se negaba a que fuese marino , pero al final aceptó el destino de su hijo, aunque antes  le colocó en un barco mercante , quizá con  la esperanza de que cuando regresara , le diría que no quería saber nada de la mar … se equivocó, el joven no solo le encantó la experiencia sino que además  solicitó permiso a su padre para alistarse en la Royal Navy, el joven contaba con 14 años de edad, formando parte de la tripulación del HMS Polyphemus.

1801 participa en la Primera Batalla de Copenhague

A bordo del barco HMS Investigator., participa con su tío, el capitán Mathew Flinders, en una expedición cuyo objetivo, no era otro que explorar la costa de Australia

A su regreso, vuelve a la guerra que enfrente a Inglaterra con las tropas de Napoleón.

1805   En la batalla de Trafalgar se encontraba a bordo del HMS Bellerophon

1815 participa en la batalla de Nueva Orleans.

1818 con los galones de teniente, realiza su primer viaje al ártico, a las órdenes de John Ross, aquellas tierras le fascinaron

La expedición de Franklin partió de Inglaterra el 19 de mayo de 1845 con dos buques, el Erebus y el Terror, considerados las joyas de la marina inglesa del momento, y 128 hombres. Pretendían hallar el paso en el Ártico canadiense entre los océanos Atlántico y Pacífico.

Los supervivientes de aquel aciago viaje tuvieron que comer trozos de grasa quemada con líquenes e incluso llegaron a comerse sus propias botas de cuero. 

Esto hizo que Franklin se ganara el apodo de «el hombre que se comió sus botas».
1823 A su regreso a Inglaterra, Franklin se casó con la poetisa Eleanor Porden (Ella murió de tuberculosis en 1825).

Poco tiempo antes, su insistencia y su mal estado de salud habían logrado convencer a su marido de que no se embarcara en una nueva expedición ártica. Finalmente se realizó la expedición, esta vez mejor preparada y con más suministros, recorriendo aguas abajo el río Mackenzie para explorar el Mar de Beaufort.

1828 es nombrado por el rey Jorge IV lo caballero. Ese mismo año se casó con Jane Griffin (1791-1875), una avezada viajera que se mostró indomable durante su vida en común.

1836 Franklin es nombrado gobernador de Tasmania, pero fue retirado del cargo en 1843, en parte por sus intentos por reformar la colonia penal allí emplazada.

A Franklin no se le quita de la cabeza, conseguir encontrar el Paso del Noroeste. 

Logra del almirantazgo británico la financiación necesaria para la expedición, partiendo en mayo de 1845 con 128 hombres y dos barcos, el HMS Erebus y el HMS Terror.

La desaparición de la expedición de Franklin motivó una actividad frenética en el ártico.

Su esposa Lady Franklin sufragó varias partidas de búsqueda, mientras que otras se desplazaron al ártico simplemente porque la búsqueda de Franklin había cautivado la imaginación popular.

La situación llegó al punto de que había diez barcos británicos y dos estadounidenses dirigiéndose al ártico. No obstante, el resultado no fue en deseado, pues se perdieron más vidas en su búsqueda, que las que iban a ser salvadas, ya que, de cara a la galería, era la búsqueda de los desaparecidos, la realidad era otra…llegar al Polo Norte.

A los humanos nos da por hacer homenajes pues a través de poesías, o de una elegía (Composición poética del género lírico en la que se lamenta la muerte de una persona u otra desgracia y que no tiene una forma métrica fija) como la que compuso Lady Franklin, en recuerdo de su marido, o de baladas, que cantaban el destino de Franklin, muy populares en su tiempo.

1850 verano, varios de los navíos que buscaban a los desaparecidos confluyeron en la isla Beechey, en el canal de Wellington, zona donde se localizan los primeros rastros de la expedición de Franklin: las tumbas de tres hombres fallecidos por causas naturales en 1846. A parte de este descubrimiento nada de Franklin, ni del resto de sus hombres, ni siquiera algún breve mensaje que habían dejado ningún mensaje que pudiera indicarles, por donde buscarlos.

1854 El explorador John Rae, quien no iba en busca de Franklin, sino que estaba explorando la península de  Boothia para la Hudson Bay Company , se encontró con un inuit ,que le habló de un grupo de 35 o 40 hombres blancos que habían muerto de hambre cerca de la desembocadura del río Back .Para demostrar que era cierto lo que le decía, el inuit le enseñó  varios objetos que fueron identificados como pertenencias de Franklin y sus hombres, así como cuchillos hechos con trozos de acero de los barcos abandonados por Franklin.

1859 lady Franklin encargó una última expedición a Francis Leopold McClintock (explorador irlandés de la Royal Navy, conocido por sus descubrimientos en el Archipiélago ártico canadiense), con el objetivo de averiguar si los informes de Rae eran ciertos

En el verano de ese mismo año, el grupo de McClintock halló un documento, dejado en un mojón de piedras, que había sido levantado, en la primera expedición de James Clark Ross unos años antes en la Isla del rey Guillermo.

En dicho documento, existían   dos escritos con dos fechas diferentes. La primera era de mayo del año 1847, y estaba escrita por el teniente Gore, un oficial de la expedición, en donde se refería de forma breve, la ruta de la expedición hasta ese momento. La segunda y posterior, de 25 de abril de 1848, firmada James Fitzjames y Francis Crozier, capitanes del HMS Erebus y el HMS Terror respectivamente, en donde se comunicaba la noticia de la tragedia que estaba aconteciendo a la expedición.

Así como el día de la muerte de Franklin 11 de junio de 1847, a la vez que aportaba otros detalles, referidos a los barcos, y como, estos, habían quedados atrapados el 12 de septiembre de 1846, en el hielo.

En otro párrafo, se hacía referencia a los hombres de la expedición. Hasta esa fecha 9 oficiales y 15 hombres habían muerto.

Los supervivientes, decidieron abandonar los barcos el 22 de abril, y dirigirse al sur, para intentar alcanzar el río Back. McClintock también localizó varios cuerpos y una increíble cantidad de equipo abandonado, recabando de los inuit más detalles del desastroso final de la expedición.

Según algunas teorías, sobre el sucedido, es que Franklin dio prioridad a que los hombres que pudiesen encontrar, tenían que ser civilizados, llevando para ello, una vajilla de plata y jarras de cristal, en vez del equipo necesario para sobrevivir en caso de necesidad.

La posibilidad de falta de interés, o la incapacidad, para adaptarse y aprender las técnicas para sobrevivir, que los inuit tenían   

No debemos omitir que el tiempo que los dos barcos, quedaron atrapados en el hielo (2 inviernos) fue superior al que ellos habían previsto.

Asimismo, la posibilidad de que la expedición falleciera por un envenenamiento por el plomo que podrían haber ingerido con la comida enlatada. Puesto que en aquella época este tipo de latas iban selladas con dicho metal. En los esqueletos, y muestras de tejidos blandos, de los exploradores se encontraron evidencias a favor de esta hipótesis.

Otras pruebas nos llevan a la práctica del canibalismo. O a que la muerte fue debida al escorbuto, por los detalles que fueron aportadas por los inuit 
En el 2014 localizan el HMS Terror de John Franklin, hundido en perfecto estado, en el fondo de una bahía en el Ártico, 170 años después de su desaparición en el Ártico

Su desaparición fue uno de los grandes misterios de la historia de Canadá durante casi 170 años, hasta que en septiembre de 2014 un equipo de exploradores encontró los restos del Erebus.

En 1875 se levantó un monumento en memoria de Franklin en la abadía de Westminster

Recabada información en:
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