Charles Richard Drew nace
en Washington D.C. Asistió a la escuela elemental
Meads Mill, y comenzó a trabajar como vocero vendiendo el Washington
Times-Herald mientras asistía a la escuela
En 1918 se
inscribió en la Dunbar High School, universidad repudiada con reputación de ser
una de las mejores escuelas negras del país. También fue atleta, lo que le ganó
una beca parcial en el Amherst College de Massachusetts.
La hermana de Drew, Elsie, afectada de tuberculosis
falleció a causa de la pandemia de gripe de 1920, lo que según sus propias
palabras- le llevó a estudiar medicina. A finales de 1940, a poco de completar
su tesis doctoral, Drew fue llamado por John Scudder para colaborar en un
programa experimental que permitiera reunir, analizar y distribuir plasma
sanguíneo en el Reino Unido.
Drew viajó a Nueva York para dirigir el proyecto
americano de plasma para el Reino Unido, una iniciativa para ayudar a los
soldados y civiles británicos afectados por la guerra. Allí organizó un banco
central de sangre, asegurándose de que toda la sangre donada fuese analizada
antes de ser enviada. También controló que solamente personal idóneo realizara
el manejo de la sangre, a fin de evitar la posibilidad de su contaminación.
Como el más destacado afroamericano en el campo de
la medicina, Drew protestó contra la práctica de la segregación racial en la
donación de sangre, que carece de fundamento científico, una acción que le
costó su trabajo. El programa que duró cinco meses fue todo un éxito
consiguiendo un total de 15.000 donantes, y aproximadamente 5.500 dosis de
plasma sanguíneo.
Aquella noche del 31 de marzo de 1950, cuatro
doctores afroestadounidenses viajaban en un Buick de Washington DC a Tuskegee.
La Luna y las estrellas alumbraban el silencioso
camino que tomaron tras un duro día de trabajo. Habían partido después de la
medianoche para llegar a tiempo a la clínica en la que atendían gratis a
afroestadounidenses pobres, quienes los esperaban por la mañana.
Quien conducía era Charles Drew, de 45 años y en
plena forma. Era un hombre extraordinario: atleta, erudito, médico brillante y
con una legendaria habilidad para organizar grandes proyectos. Una noche cuando
era médico residente, hubo un incendio en el hospital y rescató varios
pacientes que necesitaban transfusiones de sangre urgentemente. Se dice que el
incidente despertó su interés por el plasma.
Durante un tiempo había dirigido el programa del
banco de sangre de la Cruz Roja durante un tiempo, a parte había sido pionero
en las técnicas de almacenamiento de sangre, también era el cirujano en jefe
del Freemen's Hospital y decano del departamento de cirugía de la Universidad
de Howard.
Pero volvamos a donde lo dejamos, viajando y
hablando sobre el trabajo, intercambiando anécdotas y chistes. Pero a las 8 de
la mañana, los pasajeros ya estaban somnolientos, casi dormidos. Por un
momento, Drew se desconcentró. Las ruedas del lado derecho del Buick golpearon
el andén. Iban a más de 110km . Él volteó el timón hacia la izquierda con
demasiada fuerza y el auto empezó a dar volteretas.
La puerta del lado del conductor se abrió y la mitad
del cuerpo de Drew quedó afuera. Cuando el coche volvió a dar una vuelta, lo
hizo sobre su torso. La policía llegó pronto. Una ambulancia llevó a Drew al
hospital local.
Y entonces, cuenta la historia, pasó lo peor: los
empleados del hospital no conocían a Drew; todo lo que vieron fue a un hombre
negro. El hospital era sólo para blancos. No lo recibieron y murió.
Damas...
hombres... de color. Esa es la historia que se ha venido contando por más de 50
años.
Aquella noticia, no solo apareció en los periódicos,
también en los libros de historia: Charles Drew, el pionero de los bancos de
sangre, murió desangrado por el color de su piel. Sin embargo, no fue así. De
hecho, Drew llegó al hospital y los doctores lucharon por salvar su vida.
"Sabíamos quién era", declaró uno de los cirujanos.
Le dieron plasma, siguiendo el protocolo que él
mismo había establecido. Pero sus heridas eran graves y, aunque los médicos
hicieron todo lo que pudieron, murió. No
obstante, la historia de su vida y muerte, recordada bien o mal, nos habla del
significado visceral de la sangre y la raza.
De dónde vino la historia de que no lo recibieron
Es posible que la de Drew se confundiera con
innumerables historias en las que heridos fueron realmente rechazados en los
hospitales por ser negros.
Un caso que probablemente se mezcló con el de Drew
ocurrió en diciembre de ese mismo año. Maltheus Avery, un estudiante de 24 años
y veterano de guerra, casado y con una hija, tuvo un accidente de auto. La
ambulancia lo llevó a Duke Hospital en Durham, Carolina del Norte.
Necesitaba una operación para salvar su vida. Pero
los doctores dijeron que todas sus 'camas negras' estaban ocupadas. Había
doctores, camas vacías, equipo y salas de operaciones. Le habrían podido salvar
la vida pero lo dejaron morir porque era negro. Los médicos realmente tomaron
esa decisión.
Esas circunstancias hacen que los logros de Drew aún
más extraordinarios.
"Sangre para los británicos"
Drew fue el primer médico negro residente en la
Universidad de Columbia y su tesis doctoral fue sobre el almacenamiento de
sangre. Se casó con una joven profesora de nombre Lenore Robbins. Su primera
hija nació en 1940, el mismo año en el que Drew finalizó sus estudios en la
Universidad de Columbia.
Después, lo citaron en Nueva York para pedirle que
fuera el director médico de "Sangre para los británicos", un programa
piloto de la Cruz Roja para ayudar a los civiles heridos en Reino Unido por los
bombardeos nazis y a sus tropas en Europa.
El problema con el almacenamiento de sangre es que
tiene muy poca vida útil, incluso si se conserva en las mejores condiciones.
Además, la sangre tiene tipos: hay que comprobar que el donante y el recipiente
son compatibles.
Tenemos que indicar, que el plasma es la sangre sin
glóbulos blancos y rojos, compuesta de mucha agua pero también muchas cosas que
nuestro cuerpo necesita para sobrevivir: nutrientes, minerales, proteínas
disueltas, químicos que mantienen a las células funcionando.
Si se deja un frasco de sangre quieto, eventualmente
el plasma y los glóbulos se separarán, como aceite y agua. O se pueden separar
usando una centrífuga.
Las dos grandes ventajas del plasma:
1 No es necesario determinar el tipo de sangre. Se
le puede dar cualquier plasma a cualquier persona, lo que significa que puedes
actuar rápido para aumentar el volumen de sangre sin tener que esperar el
resultado de un examen.
2 Tratada correctamente, mantenida en una cadena de
manipulación estéril, puede ser secada y almacenada durante meses sin
refrigeración. Puede ser hidratada en los campos de batalla y salvar
incontables vidas.
Necesidad urgente
En 1940, Reino Unido necesitaba con urgencia plasma.
El país se enfrentaba una lucha existencial contra el nazismo, y realmente
parecía que iba a perder la guerra. Solo en Dunkirk, murieron 3.500 soldados
británicos y más de 13.000 quedaron heridos. Los últimos necesitaban
transfusiones de plasma.
En Inglaterra, los ataques aéreos de la Luftwaffe
dejaban caer bombas en ciudades británicas casi todas las noches. Londres fue
bombardeada por 57 noches consecutivas.
En total, más de 40.000 civiles murieron y 130.000
quedaron heridos.
Pronto se vio que el Reino Unido no estaba preparado
para esa contingencia. Londres tenía cuatro depósitos de sangre en las afueras
de la ciudad, pero se estaban agotando.
Al otro lado del Atlántico, en EE.UU., había un tremendo sentimiento de
solidaridad con los británicos y muchos querían ayudar.
¿Qué mejor manera de hacerlo si no era donando
sangre? Además, en América, ya se estaba preparando para ponerse codo con codo,
con todas las potencias que luchaban contra el régimen hitleriano, y este
programa piloto les serviría para experimentar en beneficio de su propio
programa de sangre.
Por eso reunieron a los mejores científicos
especialistas en sangre bajo la dirección de Drew, que era una autoridad
reconocida en la conservación de sangre y excelente administrador. Un informe
posterior dice que cuando lo pusieron a cargo del programa "nuestros
grandes problemas se desvanecieron".
La cifra de 1.300 donantes se conseguía por semana y
las técnicas que depuró Drew para la producción a gran escala de plasma,
empezaron a mandar miles de ampolletas de plasma seco a Reino Unido que, bajo
su supervisión, llegaron en perfecta condición.
La radicalización de la sangre
"En Estados Unidos existía la regla de una
gota, que dictaba que cualquiera que tuviera una gota de sangre negra era
considerado negro", explica.
La raza de Drew era mixta, y él nunca negó su
identidad como negro, lo que tuvo consecuencias más tarde, particularmente
cuando EE.UU. entró en la guerra y sus fuerzas, las que fueron repudiadas,
también lo fueron a la hora de donar sangre
Para ejemplo unas cartas.
"Querido Presidente,
Soy fiel a mi país y mi hijo, dentro de dos meses
será habilitado para el servicio militar.
Escuché rumores de que la sangre está mezclada. La
idea de que sea cierto es alarmante e insultante.
Si la única manera de salvar la vida de mi hijo es
darle sangre de negro, entonces que se lo lleve Dios".
"Querido Presidente,
Recientemente fui a donar sangre y les pedí que la
marcaran 'sangre de negro', para el hijo de alguna madre negra que, como sus
compañeros blancos, esté arriesgando su vida en el campo de batalla.
Temo que pronto toda la sangre, blanca o negra, será
necesaria".
Como puede ser, la gente pensaba, que todo se podía transmitir por la sangre
"Desde la textura del cabello, el color de la
piel, todo lo que se consideraba negativo del cuerpo negro. Y hasta
estereotipos más culturales, como la habilidad para bailar o cantar".
Y en medio de esta absurda vorágine, sangre de negro
no, sangre de blanco si, se encontraba Charles Drew, dirigiendo el departamento
encargado de atender la solicitud del ejército de su país, que primero se negó
a usar 'sangre negra' y luego pidió que fuera segregada y destinada sólo a
personas de raza negra... como él.
"Frustrado, Drew sintió que su integridad y su
conciencia no le permitían continuar, así que renunció". Después regresó a
Howard University como profesor y tomó el cargo de jefe de cirujanos en el
Freedmen's.
El resto… el resto es historia o más bien leyendas,
aunque las leyendas también cuentan verdades.
Por más sangre que literalmente les dio a sus
compatriotas, muchos de ellos nunca vieron más allá del color de la piel.
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