POCO AGRACIADAS, PERO REINAS MARÍA LUISA DE PARMA

Nace en Roma el 9 de diciembre de 1751.

Sus padres fueron Felipe I, duque de Parma y la princesa Luisa Isabel de Francia.

Con solo ocho años quedó huérfana y pasó una infancia bastante solitaria. Su educación fue más francesa (influencia de su madre) que del país que la vio nacer.

Seis años más tarde en 1765 (con 14 años) contrajo matrimonio con el príncipe de Asturias, futuro Carlos IV.

Y con 23 años, 1788 se convirtió en reina consorte de España, tras el fallecimiento de su suegro el rey Carlos III, y ser reconocido como rey de España Carlos IV, o sea su esposo.

Se conocía su enfrentamiento con numerosos miembros de la Corte Española del momento. Sobre todo, la competencia que mantuvieron la reina y la duquesa de Alba, musa de Goya.

Debido a los múltiples partos, su salud se fue deteriorado, lo que le supuso que su semblante fuese, poco agradable, aumentando, más si cabe, la aversión que provocaba.

Puede parecer imposible que María Luisa de Parma, tuviese catorce hijos, en trece embarazos (sin olvidarnos que tuvo diez embarazos más, que terminaron en abortos espontáneos, o sea que al final, la suma nos lleva a 23 embarazos). De ellos, siete llegaron a la edad adulta.

Parece ser, que tres de sus infantas:

Carlota Joaquina .María Amalia

María Isabel, eran demasiado pequeñas para su edad, mientras que el príncipe Fernando era muy enfermizo y físicamente inmaduro.

Esto provocó fuertes rumores en la corte. Y en voz baja, se decía, que una especie de maldición, había caído sobre María Luisa, trayendo al mundo hijos enfermizos y físicamente inmaduros.

Ella pasaba de bulos, cotilleos y demás. Amén de estar orgullosa de sus brazos torneados, a los cuales mostraba, con mangas cortas de costosos vestidos importados de Paría, procurando engalanarse con vistosas joyas.

Me temo que, a pesar de ser unos excelentes, pintores de la corte, entre los que se encontraba Francisco de Goya, estos no pudieron tapar, los rasgos, tan poco atractivos de la esposa del rey Carlos IV, que además era de un talante poco amable

A través de diferentes pintores como Mengs, que la retrataron de joven, se puede observar a una princesa de aspecto agradable, que se perdió entre los embarazos y con ellos sus dientes, teniendo que utilizar unos dientes postizos de marfil, que asombraron por su perfección