YO LLEVÉ AL PRESIDENTE KENNEDY

Antes del asesinato de Kennedy los líderes políticos solían darse sus baños de multitudes en vehículos descapotables o limusinas con carrocería de tipo Laundalet (con el área trasera descubierta para los desfiles), para que pudiesen ver y vitorear a su presidente.

Después… después, se demostró lo vulnerable que era desplazarse en ese tipo de coches.

Así que cuando Obama estuvo de presidente, la limusina que lo trasladó de un lugar, a otro, es prácticamente un tanque.

Desde el momento en que la Casa Blanca encargó la compra del Lincoln continental bubble top, convertible de cuatro puertas, el Grupo de vehículos avanzados (Advanced Vehicles Group) de Ford se puso manos a la obra, bajo la denominación en clave SS-100-X.

Si bien figuradamente pareciese un Lincoln normal, con un coste de apenas 7.347 dólares, la preparación necesaria, del vehículo, para que se convirtiese en un coche presidencial, elevaría su precio 27 veces por encima del precio de un Lincoln Continental Convertible de la época (200.000 dólares tras la transformación) pero se pasó de blindarse los cristales ni la carrocería. Corría el año 1961

Al coche se le dotó, construido a mano, un motor especial, el Ford MEL V8 de 7.0 litros y 350 caballos de potencia, amén de crecer casi 10 centímetros de longitud

El interior, llevaría nuevos asientos, con tapizado presidencial. Y la colocación de un asiento elevable hidráulicamente para el presidente, así como la instalación, de un sistema, de aire acondicionado y calefacción, así mismo, unos peldaños adicionales para los guardaespaldas

Un sistema de aire acondicionado y calefacción reforzado se instaló, además de peldaños adicionales para los guardaespaldas, y un sistema avanzado de comunicaciones. Pero pasaron de cristales y carrocería para que fuesen blindados.

Las imágenes que dieron la vuelta al mundo, del paseo del presidente John Fitzgerald Kennedy en su Ford - Lincoln continental bubble top, convertible de cuatro puertas, por las calles de Dallas-Texas- el 22 de noviembre de 1963, quizá a más de uno de la empresa Ford, se le abrieran los ojos, al darse cuenta, que no se prestó atención, o no creyeron, que la falta de blindaje de los cristales y de la carrocería fuesen importantes.

Lo hubiesen sido, si el coche, hubiese estado cerrado y no de forma descapotable como iba, convirtiéndose en un blanco fácil, entre otras causas, la poca velocidad a la que transitaba

Como era de esperar, tras el asesinato de Kennedy, pues siempre pasa, que tenga que ocurrir una desgracia para que nos demos cuenta en donde hemos fallado, se tomaron las oportunas medidas

Si su peso de serie era de 2,4 toneladas, tras las primeras modificaciones, aumentó hasta las 3,3 toneladas. Y así el coche de los presidentes estadounidenses, el Lincoln limusina, cambió de aspecto, tras una serie de reformas encaminadas a mejorar la seguridad de los futuros presidentes. Se cubrió con un techo rígido fijo, se reforzó la protección del habitáculo y se instalaron neumáticos run flat, capaces de seguir rodando tras un pinchazo.

En 1967, el Project D-2 empezaba, con el blindaje del coche, un cristal antibalas de gran calibre en la parte trasera del coche. En cuanto al motor, este fue reemplazado por otra unidad con un 17% más de potencia y se mejoraron detalles relacionados con las comunicaciones.

La inversión fue de más de 500.000 dólares, en los que el coche ganó 1,1 toneladas de peso y fue empleado por presidentes estadounidenses como Johnson, Nixon y Ford.

El vehículo permaneció en servicio hasta principios de 1977, cuando fue retirado de circulación. Ahora descansa en el museo Henry Ford de Dearborn (Michigan, EE.UU.) donde cualquiera puede apreciar su majestuosidad y sucesivas modificaciones.

Es digno de recordar, como la industria de modificación de vehículos para políticos y personas sensibles de sufrir atentados, mueve millones y millones de euros anualmente, y puede que el asesinato de Kennedy fuese uno de los principales detonantes de su auge.