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La sirena y el mar Románticos a nuestra manera
Todo empezó una soleada tarde de verano. Nos encontrábamos mi sobrina, una casi adolescente de 13 años, a la que siempre le ha gustado escuchar historia sobre seres maravillosos, bien sean hadas, nomos o hadas.
- Tía. ¿Porque a mi padre no le gusta el mar, con lo bonito que es?-
- Pues, por que tiene su razón-
- ¿Y además es bello, sereno?- con suavidad corté mi sobrina- ¿No deseas escuchar una historia entre el mar y la sirena?-
- Bueno... ya que no quieres contestar a mis preguntas, qué remedio me queda-
- Estaba terminando el verano y el otoño se acercaba a pasos agigantados. En una roca una hermosa sirena peinaba sus largos cabellos castaños…
- Siempre creía que las sirenas de las historias eran rubias-.
- No, esta era diferente a las demás. Y déjame continuar. Como te decía se estaba peinando….
- Sirena, sirena…
- ¿Quien me llama?-.
- Soy el mar-.
- Perdona, es que mientras me peinaba estaba soñando, y no te he oído-.
-No te pareces a ninguna de tu especie, pues sueñas -.
- ¿Tú no lo haces?-.
- Eso lo dejo para otros -. Y alejándose salpicó a la sirena con una ola.
- Me parece que no le cae muy bien -.
- Es que está enamorado de la sirena. De sus cabellos marrones y de sus ojos verdes -.
- ¿Y ella? -.
- Tiempo al tiempo. Déjame continuar-
- Perdona tía, es que tengo tantas preguntas que hacer -.
- Continuamos – La sirena se asustó, nunca el mar había hecho cosa igual. Aunque poco después olvidó el mal gesto. Nadando se acercó hasta la orilla. Allí en silencio se encontraba su amor remendando las redes. Amor dulce y callado, pues nunca podría hablar con él -.
- ¿Era mundo?-.
-¡No! Aunque la mayoría de las veces, los humanos, no entendemos a la naturaleza y con ello ni a los seres que habitan en el mar, en el cielo o en la tierra. O sea que con una sirena... ¡ni soñarlo! Continuemos. Una noche en la cual la sirena emergió para contemplar el firmamento.
- ¡Cuanta maravilla! Todas las estrellas han salido ya, parece que estuviesen prendidas en un manto de terciopelo-.
- Hola sirena- era la voz inconfundible del mar.
Ella se volvió para mirarle. Estaba un poco nervioso. Nuestra amiga observó a lo lejos unas nubes un tanto inquietantes.
- Debes tranquilizarte-.
-¡Tranquilizarme dices! ¡No me mandes!, sabes que soy más poderoso que tu. ¿A caso a consigues levantar olas como estas? - una gran ola obligó a la sirena a sumergirse.- ¿O rugir como yo lo hago?- el ruido de la siguiente ola casi le dejó sorda.
- Tienes razón –le contestó la sirena – Y sin embargo no eres feliz-.
- ¿Quien te ha dicho que no soy feliz?- y emitiendo un atronador sonido se alejó.
-¿Es que él no podía amar a nadie?-.
- Así es. Desconocía lo que es el amor, y aunque muchas veces arrastró a sus brazos mujeres, jamás fue correspondido, pero continuemos . La sirena al escuchar el trueno y ver las grandes olas, comprendió, que el mar se había enfadado-.
- Mejor será que me sumerja, me esconderé en mi cueva hasta que haya pasado todo -.
Pero a penas hubo descendido unos metros escuchó una voz pidiendo auxilio. Nadó con todas sus fuerzas para ser quien era el ser que necesitaba ayuda, sin embargo el viento era cada vez más fuerte y se lo impedía. Con los cabellos flotando sobre el agua y los ojos verdes bien abiertos, consiguió divisar una pequeña embarcación que se mecía al poder del mar. – Esa barca… ¡Es él!-.
Desesperadamente nadó con todas sus fuerzas- ¡Ya estoy aquí amor mío! Yo te salvaré-.
- ¡Jamás lo consentiré! ¡Me perteneces!-. gritaba el mar
Las fuerzas estaban a punto de abandonarla. Ante tanto esfuerzo ni siquiera se dio cuenta que la arista de una roca le hirió en la cola- ¡Ya estoy cerca te salvaré!-.
- ¡Jamás!- el mar levantó una gigantesca ola que hizo naufragar la barca
- Ja, ja, ja. ¿Creías que lo conseguirías? Ya ves que te has equivocado -.
Las dulces lágrima de la sirena se confundieron con el salitre del mar, pero… ¡ Milagro!. El pescador se podido asir a una tabla y estaba vivo.
En un descuido del mar se acercó hasta su amor y empujándole poco a poco le acercó a la orilla. Una vez que comprobó que estaba a salvo se marchó
Cuando logró llegar a su casa se dio cuenta que su cola sangraba mucho. Cogió unas cuantas algas y algunas hierbas para que la sangre se detuviese, pero nunca más consiguió nadar como antes.
-¿Aquí se acaba la historia?-.
No cariño. Un día en que la sirena con mucho esfuerzo se había subido a una pequeña roca, vio una barca acercarse-¡No me da tiempo para escapar!- se dijo.
Al momento se vio sujeta por dos fuertes brazos e izada a bordo de la barquita con sumo cuidado - Creía que había sido un sueño- le dijo el pescador – Pero ahora veo que no -.
Una vez en la orilla le llevó en brazos hasta su casa. Muy cerca de ella , el pescador había construido un pequeño abra en el cual la sirena siempre que lo necesitase podría estar horas y horas en el agua , y no echar de menor su hogar.
- ¿Y se quedó?-.
- Ya lo creo. Y fueron muy felices, siempre felices-. En los ojos de mi sobrina observé dos tímidas lágrimas- ¡Ven! A ver quien hace el mejor castillo de arena-.
Nos alejamos riendo. Yo volví la cara y pude ver a mi cuñada y a mi hermano, ambos habían tenido una terrible experiencia con el mar, llevando mi cuñada la peor parte, pues ella había quedado paralítica. Aunque gracias al cariño de todos, sobre todo el de mi hermano, este había logrado hacer un camino por el que poder bajar a su esposa hasta la orilla del mar , por que a pesar de todo , ella le sigue amando
Siempre que hablamos de los grandes ríos acude a nuestra memoria el gran río americano…el Misisipi.
Sabemos que su nacimiento está situado en el extremo norte del lago Itasca (al norte de Minnesota).
Que alcanza pronto los 220 metros después de las cascadas de Saint Anthony, cerca de Minneapolis, y que se une a los ríos Illinois y Missouri en San Luis (Missouri) y el Ohio en Cairo (Illinois).
Atraviesa de sur a norte diez estados de los Estados unidos de:
Minnesota, Wisconsin, Iowa, Illinois, Missouri, Kentucky, Arkansas, Tennessee, Misisipi y Louisiana. Además es el sistema fluvial más grande de Norteamérica.
Por último que se puede dividir el curso del río en dos partes:
El Misisipi superior, desde su nacimiento hasta la confluencia con el Ohio, y el Misisipi inferior, desde el Ohio hasta su desembocadura.
Aunque explicado de este modo puede resultar, bueno para la información que necesitemos. Pero… ¿quien nos dice que no pueda existir otro nacimiento para este gran río?
Existió hace muchos años , cuando el indio era libre y el hombre blanco no había pisado sus tierras ,( estamos hablando del país de los indios Isatis ), un niños recién nacido , al que sus padres pusieron de nombre Yanaba ( bravo con coraje), pues a punto estuvo de morir , él y su madre durante el parto .
Su madre Yanika lo cuidó con amor , mientras que su marido Quasar( meteoro) , el padre de Yanaba , luchaba en el sur contra tribus que les eran hostiles.
Cada vez que el padre regresa de las luchas, no se separaba de su hijo, enseñándole lo que a su vez, su padre le enseñó a él.
- Ama a todos los animales como si fuesen tus hermanos. Solo caza por necesidad, nunca por diversión, pues así no te parecerás al hermano lobo que sanguinario, mata por matar -.
Cada misterio que Quasar conoce, lo trasmite oralmente al pequeño, al que de vez en cuando, sobre una piel de búfalo, dibuja siluetas de bravos guerreros luchando contra enormes osos.
De nuevo había que partir para evitar la invasión de los enemigos de su tribu. Como si de una premonición se tratase, Quasar llama a parte a Yanaba.- Ten esto te pertenece por ser mi hijo mayor, y el único -. Extendiendo el brazo señaló una pieza de oro que llevaba sujeta cerca del bíceps
.- ¡Quítala es tuya! ¡Jamás salgas de casa sin ella!-. Tras abrazarle se perdió en la espesura.
Cuando los guerreros regresaron con el botín y los caballos que habían quitado a los derrotados enemigos, Quasar no veía con ellos.- Murió como lo que era, un gran guerrero -.
Desde aquel mismo momento Yanika no volvió a ser la misma. Su salud fue haciéndose más débil, hasta tal punto que Yanaba, debía masticar los alimentos para que ella comiese.
La primera semana de enero llegaba a su fin, la mujer llamó a su hijo.- No deseo abandonar esta tierra sin contarte un secreto. Pues te privaría de algo con lo que naciste. Escúchame con atención. Viniste con los primero rayos de la aurora. Y al ir a cogerte para ver como eras observé en tu pecho una pequeña mancha que según has ido creciendo ha aumentado también de tamaño. Al principio pensábamos que era una simple mancha, pero Guispe (libre) el hechicero, nos llamó a parte para decirnos.- Yanaba en su pecho lleva la imagen de Kamali, el espíritu benevolente que ama a todas sus criaturas. Él llevará a Yanaba hasta su destino -. Tres días más tarde Yanika moría.
Después del fallecimiento de su madre, Yanaba estaba solo, no tenía a nadie, aunque a él no le importaba. A sus siete años sabía montar a caballo, pescar y cazar pequeños animales.
En uno de los tipis en el cual nadie vivía hizo su casa, levantándose pronto para cazar, regresando tarde justo para cenar y dormir.
Al día siguiente si no tenía que cazar, deambulaba por
Caminos y veredas en busca de algo con que paliar su soledad. Al final lo encontró. Se trataba de una cría de lobo que había caído en una trampa. Le soltó y se lo llevó a casa.
Con emplastos que recordaba haber visto hacer a su madre, logró que la pata de Acrig sanase.
El tiempo transcurrió con sus lunas y sus soles. Con sus guerras y la paz pactada. Con ilusiones y desengaños. De aquello habían pasado doce años.
Yanaba era un muchacho de cuerpo esbelto, poco dado al halago, pero si a un brazo o mano que se le tendiese. Y volvieron a pasar las lunas y los soles. Con sus guerras y la paz pactada. Con sus ilusiones y desengaños. De aquello había trascurrido diez años.
Por entonces Yanaba era un gran guerrero al que todos admiraban por ser noble y justo, parco en el hablar pero que daba respuesta a todas las preguntas que se le hiciesen.
Ocurrió que…- El gran jefe Idali (poderoso) ha muerto -.
Tras los funerales el consejo de ancianos se retiró a deliberar quien sucedería al jefe muerto. Y así pasaron tres lunas y tres soles hasta que dieron a conocer el veredicto.
- Creemos que no hay nadie mejor que Yanaba para ser nuestro jefe -. Todos estuvieron de acuerdo. Y ya no solo pasaron lunas y soles. Ni guerras con su paz pactada. Ni ilusiones y desengaños. Ahora los Isatis vivían bajo las ordenes de un gran guerrero que les hacia la vida más fácil pues siempre estaba allí, para ayudarles.
Las siembras se llevaban a cabo en las fechas previstas. La recogida de las cosechas a punto y en cantidad suficiente para que a nadie, le faltase algo que llevarse a la boca, aunque siete años después las cosas cambiarían. Fue un otoño muy crudo, tanto como el propio invierno y la nieve hizo acto de aparición antes de lo previsto.
Cada uno en su tipi calentaba su cuerpo y el espíritu con cantos a Manitú. Aunque parecía haberse olvidado de ellos.
Yanaba sentado frente al fuego recordó las palabras de su madre.- Cuando necesites de ayuda súbete a la montaña sagrada y ruega para que Kamali te escuche -. Y así lo hizo.
Esperó a que clarease. Llamó a sus más leales compañeros. Tras despedirse de ellos inició la subida a la montaña sagrada.
Por fin la cima estaba a la vista, faltaba poco para llegar hasta ella. Casi sin aliento logró alcanzarla. Craig había llegado primero
Hizo fuego. Se sentó y susurrando cánticos esperó a que Kamali le escuchase. Luego se durmió.
-¡Yanaba! Te escucho. ¿Qué es lo que quieres?-.
- Repartir entre mi pueblo todas mis pertenencias -.
- ¡Para eso me haces bajar! ¿Es que no sabes ser justo?-.
-¡No me llega para todos!-.
-¡Estas dispuesto a darme lo que te pida, por conseguirlo!-.
- ¡Sí lo estoy!-.
- Entonces vuelve al poblado. Vende tu caballo. Tus ropas. Todo lo que tenga algún valor y luego vuelve-. Y así lo hizo.
Cuando frente a la hoguera esperaba la señal de Kamali este volvió a hablarle.- Coge dos objetos que quieras llevarte. Bien, ahora deberás esparcir por el suelo todo lo que has conseguido con las ventas. Luego te tumbarás sobre ello. Esta noche dormirás en mi compañía -. Hizo Yanaba lo que el espíritu le pidió.
Se llevó su pipa y una pulsera de piel de alce, que había pertenecido a su madre. Se tumbó encima de lo conseguido por las ventas y esperó a que el sueño eterno descendiera sobre él y sobre Craig, el fiel amigo que nunca se apartó de su lado.
Segundos después un inmenso ruido parecido al del viento comenzó a emanar de la tierra. ¡Era agua que trascurría entre veredas y caminitos que según pasaba iban haciéndose! para finalmente transformarse en un gran río que bañaba muchos kilómetros, y con ello llevar agua a muchos hombres. Su sueño se había cumplido.
Las tribus indias lo llamaron Mici-se-pe. Es decir “Gran Río”
Información sobre el nacimiento del Misisipi recopilada en Wikipedia. Sobre el personaje de Noah Seatlle de un fascículo de la revista Pronto
EXPLICACIONES DE MI SER
He aquí que intento explicar lo que sucede en mi persona , cuando se que desde algún punto del planeta , alguien lee lo que yo pienso o transmito.
Es una sensación como la de dar a luz, o alumbrar un hijo . Es algo que se siente , que te atrae, es un desconocido que llama a tu puerta , al que debes cuidar , cambiar los pañales y dar de comer.
Qué diferencia de los animales al ser humano. Nosotros , necesitamos de nuestros progenitores hasta bien entrada , incluso la adolescencia . No obstante ,los animales a las tres horas de nacer corren, brincan ,. berrean, gruñen e incluso se permiten la osadía de empujar los pezones de sus madres , por si estas ,aún , no tienen en sus ubres leche .
El ser humano necesita de los demás- panadero - cocinero - frutero - pescador - hombre del campo con sus verduras .Es aquello que nos hace recordar nuestra niñez, el sabor del tomate - de las manzanas -.
Aquellas imágenes en torno a la mesa durante la Navidad . No se olvida , es que se recicla en el alma .
Cada envase , cada basura en su debido departamento , y las personas ....qué .
Nuestros mayores ya no chochean , ahora tienen demencia seníl. Nos vemos abocados a dejarles en una residencia pues no estamos preparados para atenderles.
A los grandes investigadores , se les llena la boca con decir aquello de ..." Cada vez más , son las personas que llegan a los cien años . Y yo me pregunto,¿ De qué manera ? .
El ser humano ha nacido - crecido- se ha desarrollado - para hacer lo posible por los demás . Hoy en día , se da más atención a aquellas personas , que nos cuentan sus miserias tras recibir un cheque con una determinada cifra.
Yo soy , un grano minúsculo en el mundo. Pero soy yo . Y como yo no hay nadie . Ni como tu . Ni como usted. Cada uno tenemos nuestros genes, nuestras huellas dactilares , nuestra forma de ser y de vivir .
Y cada uno de nosotros abandonaremos este mundo dejando atrás - saludos - cariño- felicidad -dolor- sentimientos de culpabilidad por no haber hecho aquello y esto . SOMOS HUMANOS .
Somos todos iguales, aunque cuando estemos delante de algunos estamento , valga más un apellido... que la verdad .
Buenas noches - Buenos días - Buenas tardes
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Nuestra razón nos lleva por diferentes caminos . Unos a través de la música . Otros de la poesía. Los hay que con un solo gesto , son dulces. Los que al acariciar, consuelan , los que aman en silencio, los que sufren y ofrecen sonrisas.
Los románticos de otras épocas son también románticos empedernidos, con un simple abanico las citas que se conseguían , y eso que la escopeta la tenían al lado.
Incluso , si me apuran , existieron los románticos en el paleolítico, con sus pinturas rupestres. Con sus cuevas en medio de la penumbra. ¿ O no es acaso romanticismo una cena la a luz de las velas?.
Romanticismo. Ella , él, la luna , el lago tranquilo . Las palabras surgen una a una , como si quisieran quedarse en el alma . Luego un suspiro, algo que te delata, el corazón con sus latidos.
Vuelves la vista atrás, y le miras. para ti no existe otro igual , ni siquiera en la naturaleza puedes encontrar algo que te una a él, solo tú.
Viertes lágrimas de amor , pero tratas de esconderlas, no fuese a pensar que eres desgraciada. Le miras y tienes miedo de perderle. Es algo que ha nacido , algo que siempre has llevado escondido, es tu alma gemela.
Por la noche , en tu habitación sientes que le extrañas , que te gustaría asomarte a la ventana y gritar fuerte para que todo el mundo te oiga - ¡ Té quiero!- . Pero te lo guardas.
Amar no es poseer, si no dar .
Amar no es dar, es regalar
Amar no es herir , es sentir.
Amar, amar. La sola palabra lo dice
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Por indriani dafne
Dicen algunos que la vida es un camino de rosas.
Pero esas rosas tienen espinas que se clavan en el alma .
Y que para esa clase de espinas , no existen pinzas que puedan arrancarlas.
Solo se extraen si me las dejo quitarlas.
Más algo me dice que no es así la vida ,
que no es un camino de rosas,
pues las rosas tienen espinas
que se clavan en el alma
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http://www.coloredhome.com/fotos_de_rosas_4/rosa_Grand_Hotel_2.JPG
LEYENDA - EL PESCADOR Y LA PRINCESA
Hace años, cuando era una niña leí en un libro una historia basada en la mitología de un país sudamericano, creo recordar que era peruano. A pesar de mis pesquisas no he logrado encontrar tal historia, por lo cual la contaré tal y como yo la recuerdo, aunque por desgracia, los nombres no correspondan a los personajes de aquella hermosa leyenda.
Kiniak (hombre de acero), tenía por hija a una bella adolescente que pronto debería buscar un marido.
- Hija mía. Debes elegir un marido, para que una vez, yo haya desaparecido, te ayude a llevar este reino con dignidad-.
- Sabéis padre que sobre todo deseo que ese hombre me ame-. Y así día tras día.
Achiq (luz clara) evitaba casarse con un hombre no la quisiera.
Ocurrió que un día cuando viajaba en su canoa, un pescador, sin quererlo incrustó, el anzuelo entre su chal.
-¡Perdonad señora! No os he visto -.
La clara mirada de aquel joven, hizo que Achiq aceptara la disculpa del pescador.
Al día siguiente – Homaets busca al pescador. Ven y dime en que puesto lo vende, quiero ir a comprarle todo el pescado-.
- Mi señora, vuestro padre no dejará que abandonéis la fortaleza-.
- No lo haré como Achiq hija de Kiniak, sino como una simple criada al servicio del rey -. A pesar de los pesares, Achiq se salió con la suya.
El mercado estaba a rebosar, sin embargo la princesa se sentía como pez en el agua.
Pronto llegaron al puesto de Samin (afortunado).Él la reconoció al instante y su corazón latió fuertemente.
Todas las semanas Achiq y Samin se encontraban a solas, cerca del gran lago con grandes árboles llenos de pájaros.
- Debo confesarte algo-.
-¿Lo crees conveniente?-.
- Debo hacerlo. Ante todo no quiero que pienses que te he mentido. Lo he hecho para que aceptaras tal y como soy -.
- Nadie. Jamás hará que piense lo contrario -.
- Soy la princesa Achiq. Hija de Kiniak -. Samin se arrodilló en señal de respeto -.
- ¡Por favor levántale!-. Si te he contado mi secreto es porque me quieres -.
- Sí, te quiero. Pero ahora serás una estrella que jamás conseguiré alcanzar -.
Aquella noche ninguno de los dos amantes, lograron conciliar el sueño.
Harto de las negativas de su hija en buscar marido, Kiniak hizo enviar a emisarios con un bando en el cual se decía, que cualquiera que desease la mano de la joven princesa, para lograr casarse con ella, debía traer el mejor presente.
Cuando Samin escuchó, al emisario del rey, se sentó junto al lago y lloró.
Poco a poco, el lago se llenó de olas que parecían gritarle -¡Lo puedes! .¡Tú lo puedes!-. Más aliviado se levantó. Por el camino hacia su casa, no dejó de pensar en el regalo que le haría conseguir la mano de Achiq.
De todos los rincones vinieron aspirantes a la mano de la princesa, por lo que el rey tuvo que hacer una selección entre todos.
Al final solo quedaron tres - Amaruyu Panki, (el que honra a Amaru), que era hijo de un rico hacendado - Llaksa (el que tiene color de cobre), cuyo padre era el administrador del rey Kiniak. Y Samin (el deseado), que sabemos que era pescador
Los tres se saludaron y los tres abandonaron el palacio en busca de su destino.
Amaruyu Panki, esperó a que la lluvia cesase. Cuando el arco iris salió, se subió encima de la montaña más alta. Ayudado por un gran cuchillo cortó un trozo al arco iris con el que hizo la más hermosa de las diademas, la cual llevaba todos los colores del arco iris.
Llaksa, se sumergió en las profundidades, cazó una tortuga. Con el caparazón hizo una caja, para después llenarla de cuerdas. En cada cuerda había ensartado perlas de diferentes tamaños para que se pudiese hacer música con ellas. Más nuestro pescador no conseguía encontrar el regalo adecuado para su amada.
Estaba tan afligido, que se sentó a pensar cerca del lago.
Al mirar al cielo , observó como un águila revoloteaba por encima de los árboles , para de repente lanzarse contra la rama, donde una araña tejía su tela. De un manotazo Amin consiguió evitar que el ave de presa consiguiese su propósito, comerse a la tejedora.
- Gracias te doy joven amigo. Te debo la vida-. Le dijo la araña
- No tiene importancia-.
- Más veo por tu sonrisa que estás afligido. ¿Qué mal te oprime el corazón?-. Y Samin contó a la araña la razón de su desdicha, y como él y la princesa se conocieron.
- Mañana habrá luna llena sobre el lago. Ven a verme a eso de las doce de la noche. Creo que tengo el regalo para tu amada -.
Puntualmente el joven estuvo a las doce de la noche. Observó como la araña salía de su escondite.
- Por un chal , que se desgarró ,os conocisteis , por lo que otro nuevo chal , hará que nunca os separéis -.
Con sus diminutos dedos entrelazaba los rayos de la luna hasta convertirlos en suaves hilos con los que comenzó a tejer el más maravilloso chal, que jamás hayan visto ojos humanos.
Una vez lo hubo terminado – Toma Samin, entrégaselo a Achiq, pues será tu esposa -. Y así fue
Achiq eligió el chal de su amado., y el rey estuvo de acuerdo.
Cuenta la leyenda, que fueron felices, haciendo a su pueblo tan feliz, como ellos lo fueron.
¿ UNA HISTORIA MÁS?
En una tarde desapacible del crudo invierno, Marta oteaba a través de los cristales empañados por el calor reinante en la habitación, cómo las gotas de lluvia resbalaban incesantemente hasta introducirse en la masilla que los protegía.
Hasta el cielo le acompañaba en estas correrías sonando cómo una gran orquesta, poniendo compases a tan desesperado desenfreno. Aquellos días los astros se refugiaban tras las nubes. Los únicos que estaban en favor de aquel caos eran los rayos dejando
patente su acuerdo en el rápido resplandor de sus destellos.
Y que incluso , un hombre, era un hombre . ¿ Y para que están los hombres ,para cuidar de las mujeres y animarlas.
Buscaron entre los habitantes del pueblo un buen candidato.
- Lo mejor para ella y para todos, sería, sin dudar , un hombre con un negocio rentable-.
- Por ejemplo Matías el zapatero, y si no Juan el tendero, ambos son buenas personas , quizás un poco viejos para ella , pero con un buen porvenir por delante-.
Aquellos comentarios, no hacían sino alejarla de un hipotético nuevo ser que vendría a ocupar, de una manera innoble, la silla donde se sentaba Gabriel, o comer en su plato al cual le gustaba llenar de verdura fresca cuando volvía de la mar.
Y por último, y lo más importante para la joven viuda, ocupar la cama que durante largos cinco años les oyó vibrar y discutir como cualquier pareja de enamorados.
- ¡ Mami . Mami!-. De aquello hacía muchos años .
Los días en los cuales el tiempo le permitía salir a dar un paseo por los alrededores, Marta, los empleaba en caminar cerca del acantilado como esperando un regreso que jamás se produciría.
Ella , en silencio reconocía que quien se lo recordaba , tenía su razón , pero ella tenía más recuerdos para apenarse y por eso la casa se le venía encima .
En diversas ocasiones intentó abandonar el pueblo, e irse a vivir a una gran ciudad, pero la tumba de su marido, vacía , se lo impedía .
- ¡ Por favor Señor!, necesito que me libres de esta pesadilla que noche tras noche me persigue sin darme tregua-.
Un extraño suceso vino a trastocar la vida de aquella mujer.
Aquella desangelada mañana en el pueblo no se hablaba de otra cosa, del descubrimiento de un bebé abandonado en una pequeña y desvencijada casucha próxima al puerto.
-¡Es un varón!- apostillaban las comadres de aquel pueblo costero. Efectivamente así lo era.
Las autoridades competentes dieron parte de aquel hallazgo a la policía local, admitiendo ante ellos el desconocimiento del origen del pequeño.
- ¡Lo encontró por casualidad Enriqueta, la de Pedro!- Decía Pacita al policía que la escuchaba con atención- Estaba envuelto en una mantita toda raída , amoratado y llorando. El pobre tenía hambre -.
Todas las investigaciones fueron negativas, por lo que la policía lo dejó por imposible. Sin embargo, algo había que hacer con el pequeño, al que se le veía tan falto de cariño .
Hasta el ama de llaves del señor cura, una mujer avinagrada en extremo, se mantenía en sus treces de adoptar al chiquillo.
- Puedo ser como cualquier mujer. A cambiarlo ya aprenderé pues manos y cordura no me faltan -.
Sin embargo, al señor alcalde no le gustaba el carácter de Cecilia por lo que decidió negarle dicha tutela, negativa que a la mujer no le gustó en demasía. Por el bien de todos la sangre no llegó al río.
Entre los habitantes del pueblo, por votación popular, se decidió no entregar al pequeño a un hospicio.
- Gente buena en este pueblo siempre hemos tenido - repetía incesantemente Don Lucio el sacerdote - quizás alguien a quien le interese tener un nuevo hijo. O ¿por qué no?, puede que a otros que no logran tenerlo, se puedan sentir seducidos por la indefensión del pequeño -
Hasta que no se encontrase madre adecuada para él chaval, viviría en casa de Justino, que para eso era capitán (retirado) de la marina mercante, por lo que estaba considerado como un personaje de alcurnia, y más si nos trasladamos al año 1.890, momento en el que transcurre la acción de esta historia.
Marta paseaba su pesar entre su casa y el cementerio, sé que puede resultar un tanto morboso la insistencia de esta mujer en visitar la tumba vacía de su esposo, pero, la triste realidad así lo estaba disponiendo.
Los martes, por la mañanas, se celebraba un mercado en el cual se podía comprar de todo, menos pescado, para eso estaba la lonja. Aquel mercadillo se ubicaba en un terreno que iba desde la parte de atrás de la lonja del pescado, hasta casi el mismo ayuntamiento. Las risas de los vendedores se mezclaban con los lloros de los niños, o con los gritos de los pequeños que corriendo por entre la gente, no les importaba que algunos de los viandantes les empujasen de mala manera.
La suegra de marta estaba decidida hacer que Marta comiese de todo , incluso carne . - ¡Ya está bien de comer sólo verdura y pescado, un poco de carne no te vendría mal! , con ello no haces nada malo al muerto, que al fin y al cabo marido tuyo era, pero yo le llevé en mi vientre, o sea, que nos pertenecía a las dos en partes iguales -.
Expresiones como las que utilizaba Consuelo amargaban el corazón de Marta, que callaba por el respeto que debía a la madre de su esposo.
Unos metros más adelante, en los puestos de la carne , se encontraba un grupo de personas que miraban con atención los productos expuestos en el puesto , mientras que los carniceros aireaban la carne, para evitar que un enjambre de moscas, se posase sobre ella .
- ¡Rica carne, la mejor!,en otro puesto no la encontraréis tan roja y tan fresca-.
Marta, acompañaba a su suegra como si se tratase de un figurante en una obra de teatro que se representaba en un escenario único, ¡en la vida !.Callada, enlutada, recorría con la vista todo aquel tropel de gente bulliciosa que lo mismo reía que discutía por el precio de lo que pensaban adquirir, sin reconocer que ella pertenecía a la misma obra que se estaba representando.Al dar la vuelta a una de las esquinas se toparon con la esposa del capitán que tenía a su cargo al infante. Lo llevaba en brazos cubierto con una manta de color azul, el pequeñuelo estaba dormido. Cerrados los ojos, su sueño era de nubes blancas y azules cielos, pues cada dos por tres, sonreía plácidamente.
Al momento el bebé abrió los ojos pareciendo observar inquisitivamente a la enlutada mujer, Marta quiso evitar su mirada, pero el intenso azul de las pupilas infantiles le seguían .
-¡ Caray con el rorro! . Me pareció que sólo tenían ojos para ti-, le soltó a bocajarro su suegra. Ella por el contrario eludió la contestación. Estaba deseando llegar a casa y descansar, pues se sentía nerviosa y excitada . Aquella desazón era motivada por el encuentro con el diminuto ser . - Es una pena que no fuese bien recibido a su llegada a este mundo por nadie de los suyos, dejándole entre extraños. O pudiera ser que hubiese nacido en una de muchas familias sin recursos , que no podría hacerse cargo de él , y por eso renunciaron a un bien tan preciado como es un hijo -.
Tras largas semanas de meditación tomó una resolución.
-¡Si quieren yo puedo ser la madre que necesita!- lo dijo con tanta convicción, que ni el enérgico capitán, ni el alcalde, y menos el cura , pusieron impedimento alguno . Días después el pequeño dormía en su nueva casa.
-¡Si quieren yo puedo ser la madre que necesita!- lo dijo con tanta convicción, que ni el enérgico capitán, ni el
A Consuelo no le hizo mucha gracia la decisión de Marta de adoptar al pequeño.
- Ya sé que sólo es un niño. ¿ Pero has pensando que bien podría ser fruto del pecado?, si no ¿a ver por qué le ha abandonado su madre?-.
Marta trató de hacer caso omiso de las palabras de su suegra y envolviendo al niño en su chal, comenzó a cantarle una nana, era la misma que su madre le cantaba a ella cuando en la cuna se frotaba los ojos en señal de sueño.
- Ya sé que sólo es un niño. ¿ Pero has pensando que bien podría ser fruto del pecado?, si no ¿a ver por qué le ha abandonado su madre?-.
Marta trató de hacer caso omiso de las palabras de su suegra y envolviendo al niño en su chal, comenzó a cantarle una nana, era la misma que su madre le cantaba a ella cuando en la cuna se frotaba los ojos en señal de sueño.
Los días se hicieron llevaderos, pues ahora, alguien estaba junto a ella sonriendo y llorando.
Pensaba que unos meses más tarde... le llamaría- ¡madre!. ¡Qué sonido más hermoso!, pues aquella palabra, era una gran parte de lo que la vida le hubo arrebatado al morir su amado .
Las semanas, e incluso, hasta los años, pasaron como el soplo que apagaba la vela que iluminaba la estancia donde Marta cosía. Ella se sentía feliz viendo crecer y hacerse mozo a su hijo
La voz de su hijo sonó clara bajo el dintel de la puerta, venía como un loco.
Comenzó ha contarle tan rápidamente no sé qué cosas, que Marta no llegó a entender frase alguna.
Obligándole a sentarse en una silla, ella le suplicaba , reiteradamente, que hablase sin atosigamiento, despacio. El joven comenzó a serenarse. Una vez lo hubo conseguido comentó con voz armoniosa
Comenzó ha contarle tan rápidamente no sé qué cosas, que Marta no llegó a entender frase alguna.
Obligándole a sentarse en una silla, ella le suplicaba , reiteradamente, que hablase sin atosigamiento, despacio. El joven comenzó a serenarse. Una vez lo hubo conseguido comentó con voz armoniosa
- Madre, ¡quiero ser marino!- Marta sintió una punzada en el corazón.
Desde que José comenzó a tener uso de razón, le fue alejando de todo lo concerniente a la mar. Sin embargo, ella con su oleaje, sereno a veces, poderoso en otras, trataba de alejarle de aquellos brazos, que en nada se parecían a los suyos, los de la mar húmedos, desangelados cubiertos de salitre, dejaban sin vida a quien en ellos mecía. Por el contrario, los suyos eran cálidos, amorosos que no quitaban la vida a nadie, al revés cuidaban de que no la perdiese.
De nada sirvieron los ruegos, las amenazas, las imposiciones,la labor que ella estuvo haciendo durante todo aquel tiempo, se veía destruida por los amigos de su hijo, quienes le habían llenado de ideas la cabeza hablándole de tesoros escondidos y de aventuras, de ocasos de sol en el ancho horizonte del mar, de los cantos de sirenas escondidas entre las rocas, dejando ondear sus largos cabellos al viento. Tan fuertes era esas locuras que llegaron a inquietar a la mujer.
Una idea le lleno de temor - Tengo que tener cuidado o es posible que pueda escaparse de casa si no acepto sus deseos. - Ante tal situación, Marta accedió a que Jose fuese marino.
Llegó el momento de la partida. Marta volvió a sentir aquella melancolía que roza los labios en las caras a los que se despiden en el malecón, pues parte de sus corazones iban en aquel barco.
Le llenó de consejos, quizás los mismos que daba a su marido cuando le despedía, le besó en la frente y le bendijo.
-¡ Ve con Dios hijo mío!-.
Con aquella marcha volvieron los días sin saber en que ocupar su tiempo, todas las noches abría la puerta de la habitación que ocupaba su hijo. Acercándose hasta la cama se sentaba encima de ella, hablando como si su hijo estuviese allí presente .
Los viajes continuos del joven, las cartas que en cada puerto que tocaban le enviaba, le hacían creer que estaba cerca, aunque al llegar las noches su única compañía fuese la luna o las tinieblas. Pues su suegra hacía siete meses que había fallecido.
Pensaba como transcurrirían las largas noches, los días cálidos del verano, y los lluviosos y fríos del invierno en aquel barco. Ya iban para cinco años los que el muchacho llevaba navegando.
La primavera dejó paso al verano, este al otoño, y por último, la otoñada cedió su cetro al invierno, dejándole reinar durante los meses en los que el sol se tomaba un respiro oculto tras las nubes.
Si eso ocurría a sus cincuenta y cuatro años, ¿qué es lo que sucedería cuando tuviese los setenta?.En su interior , rezaba para que cuando su hijo volviese se encontrase mejor, no deseaba preocuparle, bastante trabajo era ser jefe de máquinas como para darle aún más.
La semana anterior a Navidad recibió carta de su hijo anunciándole su deseo de pasar las fiestas en casa, en ella una frase atrajo su atención - Tengo grandes noticias que contarte, sé que te gustarán, pero como una es una sorpresa, no quiero decirte nada hasta que vuelva a verte. Besos -.
Colocó como siempre la carta junto a las otras cogidas con un lazo azul que guardaba de las ropas de su hijo, cuando este era un bebé.
La fecha del regreso se acercaba - Unos cuantos días más y estará a mi lado de nuevo, ¿qué será esa sorpresa que me tiene reservada?. ¿Será buena o.?, en fin ya me enteraré cuando llegue-.
¡El día 20 por fin llegó! .Marta se engalanó con sus mejores ropas para recibir al barco en el que llegaba su hijo. Las horas pasaron y el navío no arribaba a puerto, todo era murmullos, frases entrecortadas a medio decir sin atreverse a terminar la expresión.
Algo enturbiaba el ambiente, presagios de mal agüero circulaban entre las bocas de los allí presentes. Al final, todos marcharon a sus casas. Todos menos Marta que se quedó esperando durante toda la noche la aparición de aquel navío.
No le importaba el frío del alba, ni que sus pies comenzasen a quedarse medio
congelados .
En aquella situación la encontró Asun, la esposa del panadera .
- Ven a casa te daré leche caliente y pan crujiente -.
- No puedo ausentarse de este lugar, mi hijo regresa al hogar. ¿Quién eres tú para decirme que no le espere?-.En aquella situación la encontró Asun, la esposa del panadera .
- Ven a casa te daré leche caliente y pan crujiente -.
- Ven a casa . Allí podrás esperar a Jose sin miedo a helarte -.
- - - ¿ A casa ?. ¿Sabes cual es mi casa?.Mi casa es el mar todo lo mío es suyo, me quitó a
mi marido... ahora seguro que también a mi hijo -.De nada sirvieron los ánimos de la panadera, de nada los ruegos de los vecinos para que alejase aquellos malos pensamientos.
- Es posible que estén al abrigo del algún puerto evitando el temporal -.
- O que hayan sufrido una avería en el barco y lo estén reparando en un dique, puede ser cualquier cosa - Comentaba Joaquín uno de los pocos labradores que quedaban . Ella no contestaba, su mirada estaba siempre perdida en la inmensidad de océano .
Aquellos negros pensamientos no se apartaban de su mente. ¡Eran como carroñeros que traspasan el umbral de una casa sin pedir permiso dispuestos a devorar a los vivos que no pueden defenderse!.
Aunque las gentes del lugar intentaron disuadirla para que no abriese otra tumba, Marta hizo caso omiso de sus ruegos, pues notaba que en su interior algo le decía que así debía hacerlo.
Ahora, junto a la tumba que se encontraba vacía, la que ella visitaba todos los días, a la misma hora, tiene otra al lado que también se encuentra vacía, la de José. Alguien más por el qué dejar sus lágrimas sobre la fría losa del cementerio, pero sólo en alma, ya que el cuerpo yacía en el regazo del extenso mar.
Las flores frescas que colocaba en ambas tumbas, llenaban con sus fragancias los sentimientos que nadie conseguiría arrebatarle. Ni siquiera el tiempo, que dicen que todo lo cura. Ni siquiera la mar y su oleaje. Aquel amor intenso con él cual rodeó a su marido y a su hijo, hasta las ultimas consecuencias.
Seis meses han transcurrido desde la desaparición de José y Marta desconoce que en otra parte, en una tierra extraña, a miles de kilómetros de allí, una joven llora igual que ella perlas de dolor por la pérdida de su amor.
Cabe la posibilidad de que no llegue nunca a conocerla. A ella como a Marta, el mar le robó el alma y sin tener un cuerpo a quien velar, ni una mano que se abra en señal de consuelo, permanece muda, estática, mirando al cielo cerca de un acantilado esperando que vuelva... su dueño.
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HELIA LA MOLINERA
Helia era… no, no vamos hablar de princesas de cuentos de hadas, ni de príncipes encantados convertidos en ranas, ni nada por el estilo.
Hablaremos de una joven molinera que estaba enamorada de un pequeño comerciante,
Ambos residían en Harsetfut, un hermoso pueblo rodeado de nevadas montañas.
Helia no era alta, ni tampoco baja. No se podía decir de ella que era fea, pero tampoco guapa.
Ni que su piel fuese del mismo color que tenía la harina, una vez que el grano de trigo hubiese sido triturado por las piedras del molino, pues era tan blanca como la primera nieve que cae sobre las llanuras.
Sus sonrosadas mejillas y anchos brazos, le hacían aparecer como una mujer algo rolliza. Estaba acostumbrada a levantarse con la primera luz del alba, y acostarse tarde pues debía dejar preparado todo lo que pudiera necesitar al día siguiente.
Rubia de largas coletas que trenzaba hacía la nuca, nunca se le conoció novio alguno
Helia no tenía ni padres, ni amigos, aunque muchos de los que compraban la harina apreciasen. ¡Bueno!. Tanto como para pedirla en matrimonio. Sin embargo ella les rechazaba. Solo pensaba en Dushtien, físicamente opuesto a ella. Alto desgarbado, moreno con ojos grises, un auténtico vividor
Helia hacia todo lo posible para que un día sí, y otro también, le comprase trigo, aun no necesitándolo.
- ¡Buenos días Dushtien! -.
-¡Ya está la pesada de todas las mañanas!-. Pensó el tendero.
Después de hablar a penas unos cinco minutos, la molinera abandonaba la tienda con otras compras que no había venido a adquirir. Y si le hubiese vendido un molino, se lo hubiese comprado a pesar de tener otro.
Los meses del año pasaron, unos mejores que otros, y el amor que la molinera sentía por el almacenista iba en aumento.
No le importaba cuando clientas que la apreciaban, le contaban de las cosas que - “El gallito del corral “, como así le apodaban, alardeaba que había hecho con ella.- Ni siquiera un beso en la mejilla me ha dado. Así que como es mentira, no se lo tengo en cuenta.
El invierno llegó y con él las primera nieves, que dejaron sobre montañas y valles, su nívea blancura.
Y como todos los inviernos, los pocos pájaros que se atrevían a quedarse por aquello parajes, se acercaban hasta el molino donde Helia, tenía un pequeño cobertizo para que pudieran resguardarse. Y donde dejarles miga y algún que otro gusano que encontraba rebuscando entre el heno del establo donde tenía a Lucero, el burro que le ayuda a transportar los sacos de harina hasta la ciudad que distaba casi a tres horas de andar por veredas y caminos, un tanto inhóspitos.
A primera hora del día, a la aldea llegó el pastor Maheustar, haciéndolo con prisa. Empujando materialmente a sus ovejas para meterlas en la tenada.- ¡He tenido que volver a casa! ¡Se acerca una tormenta de nieve! ¡Cerrar las ventanas! ¡No salir de casa hasta que haya pasado!- . Todo el mundo le hizo caso. Bueno… todo el mundo no, pues Dushtien estaba ensillando el caballo.
Es que nuestro amigo tenía una cita con una de las hermosas mujeres del pueblo vecino, y desde luego no la iba a retrasar por mucha nieve que cayese. Montó en el jamelgo y desapareció entre los intensos copos de nieve.
La molinera le vio pasar por el puente espoleando al equino.
-¡Donde irá este loco! -. Tres horas más tarde, el caballo del negociante regresaba solo al pueblo.
Como intentando colaborar en la búsqueda del joven, dejó de nevar.
El alcalde organizó pequeños grupos repartidos en diferentes zonas, para intentar dar con Dushtien.- ¡Los primeros que lo encuentren que hagan sonar el cuerno!-.
Los rastreadores no regresaban y Helia estaba inquieta.
- ¡Vamos Lucero! Nosotros lo encontraremos -.
La tarde avanzaba y la noche se les hecho encima, por lo que tuvieron que regresar al pueblo.
Al día siguiente todos comenzaron de nuevo la búsqueda con un amargo sabor en la boca.
El cuerno del equipo del norte sonó asustando al resto de los
Batidores.
Cuando llegaron observaron como separaban el cuerpo de una mujer, del cuerpo de Dushtien.
- Se trata de la molinera, murió de frío-.
-¿Y él?-.
- Está vivo. Se ve que le estuvo resguardando del frío-.
El tiempo ha pasado. Ahora en el molino no hay molinera. En él vive y trabaja el hombre al que ella salvó de las garras de la muerte. Él da de comer a las aves cuando nieva, y rebusca entre el heno del establo hasta encontrar gusanos. Solo vive, aunque solo no está, pues tiene sus recuerdos, y en ellos está… Helia, que no era alta, ni tampoco baja. No se podía decir de ella que era fea, pero tampoco guapa.
Ni que su piel fuese del mismo color que tenía la harina, una vez que el grano de trigo hubiese sido triturado por las piedras del molino, pues era tan blanca como la primera nieve que cae sobre las llanuras.
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SAN VALENTIN
SAN VALENTIN
Cuando no nos acordemos de alguna fecha en particular , y que sea especial , lo único que hemos de hacer es encender la televisión .Ella por su cuenta nos recordará que es el día de la madre o el del padre y muy señor mío ,el del santo de Pepito de Juanito o del día de los enamorados.
El 14 de Febrero se torna de color rosa y se nos pone almibarado .Cupido el Dios del amor , ya tiene preparados nuevos dardos amorosos para conseguir el amor entre las parejas .Este personaje en sana competencia con S. Valentín, intenta crear una atmósfera que ayude al hombre o a la mujer, a ser felices y comer perdices tal y como terminan los cuentos de hadas.
El amor es desde los primeros tiempos un arma blanca incruenta que ha cambiado no pocas veces el rumbo de la historia .Seguro que ustedes. conocen la frase - " Detrás de un gran hombre ,siempre existe una gran mujer"-, ó viceversa.
Nuestros primeros padres Adán y Eva, se transformaron en pescadores que echaron las redes a un Cupido un tanto inexperto y principiante, pues tenía recién terminado el cursillo de "Cómo enamorar en 7 Lecciones ".Y así pasó lo que pasó , y encima le echan la culpa a una manzana de la que no se ha especificado si era o no de reineta .Por todo esto se ven obligados a abandonar el Edén donde el tiempo era magnífico y el calor no agobiaba, algo parecido al clima de Canarias.
Romero y Julieta ,Ofelia y Hamlet ,Eloisa y Abelardo ,inscribieron sus nombres con letras de oro en el libro de los amores célebres .Unos fueron reales como la vida misma ,otros debieron su vida a la pluma y al ingenio de una escritora, o escrito, que les hicieron amar a través de la literatura ,pero que en ambos casos nos hicieron sentir, gozar como si nosotros mismos fuésemos los protagonistas de sus historias de amor y desamor con finales más bien tristes.
Al conocer las vidas de esos apasionados romances, a las señoras nos da por llorar y llenamos pañuelos y más pañuelos ,sin que con ello notemos mejoría alguna terminando con los ojos rojos como granadas.
S. Valentín en tiempos de nuestras abuelas, ayudaba a los enamorados a mandarse mensajes sin que sus madres ( y futuras suegras) lo notasen.
El abanico fue su cómplice ,un cómplice silencioso y leal que a la vez que permitía quitar el sofoco , hacía de cartero.
Las joyas hicieron de puente entre muchos amantes y pusieron en peligro alguna que otra monarquía, sino que se lo pregunten a Alejandro Dumas que en su novela "Los Tres Mosqueteros", a los protagonistas de la historia, los hizo verse envueltos en peleas contra los villanos, por los dimes y diretes de los aretes de la reina, aunque no todos los grandes reyes ,y no lo decimos por la estatura ,fueron felices durante su noviazgo y posterior casamiento , sin ir más lejos- Enrique VIII de Inglaterra - al cual le duraban sus esposas el mismo tiempo que a un chupa chus a la puerta de un colegio .Hay que decir en defensa de dicho rey que fue el impulsor de lo que ahora llamamos turismo, pues todas sus esposas antes de morir decapitadas, visitaron la Torre de Londres, uno de los lugares mas emblemáticos del Reino Unido.
Frases tales como " Hoy te quiero más que ayer ,pero menos que mañana " ,han hecho furor entre joyeros y directores de marketing .Frase que por desgracia puede quedarse oxidada en el olvido ,ya que cuando algo se muere, no deja ni un mínimo recuerdo de lo vivido , por lo tanto no pasará a la posteridad.
No es nada agradable ver un amor roto que comenzó con promesas de eternidad sucumbiendo ante una serie de problemas que no vamos a desvelar , aquí y ahora.
Me temo que tanto S. Valentín como Cupido o Eros ,tendrán que hacer un pacto laboral si no quieren quedarse sin afiliados que terminen militando en otro sindicato, pues es bien sabido que del odio al amor solo existe un paso paso… el desamor.
Seamos pues optimistas quitémosle la moción de censura y demos un voto de confianza...un sí al amor.
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