Cajón de sastre, será una página en la que encontrarán diferentes temas, todos revueltos.
Únicamente tenemos que mirar a nuestro alrededor para ver y escuchar cosas divertidas.
Aguardando a que el semáforo se pusiera en verde para los peatones, a mi lado se pusieron dos personas, un señor mayor, y su nieto.
En un momento dado el niño, que no tendría más de siete años le pregunta al abuelo. - ¿Mañana es cuando tenemos que ir a comer a casa de la tía Juli?-.
- No. Es el domingo -.
- Es que el domingo voy a estar “INCAPACITADO” -.
El abuelo no salía de su asombro, y le pregunta.
- ¿Qué sabrás tú lo que es estar incapacitado?-.
A lo que el pequeño contestó.- Estar incapacitado es no poder comer chuches, no ir al cole, ni tampoco el domingo a casa de la tía JULI-. REAL COMO LA VIDA MISMA
No se porque, pero esperando a que el semáforo se ponga en verde, es donde más se aprende.
El siguiente diálogo se entabla entre dos pequeñas, la mayor de siete y la pequeña de seis, y su madre.
- ¡Mamí!, la profesora nos ha mandado comprar un cuaderno con pastas en color blanco, en él haremos cuentas -. La madre asintió con la cabeza, y la niña continuó -. Pero con pastas de color blanco , blanco , blanco -.
-Sí de color blanco níveo -. Respondió la de cinco-.
SIN COMENTARIOS
Pensamos que los locos bajitos no están a lo que hablamos, pero la realidad supera la ficción, y no solamente están a lo que hablamos sino que se quedan con la copla.
- Ven Enrique, la abuela te va a contar un cuento -.
El pequeño Enrique de seis años saltó de contento.
- Veamos…. Sí, te contaré el de los tres enanitos -.
Y el chaval pregunta con esa lengua de trapo propia de los más pequeñajos.- ¿Abuela, no eran ziete?-.
La buena señora no sabía que contestar, pues se había dado cuenta que había equivocado.
Cuando quiso remediar el error, Enrique se alejaba hacia la cocina mientras gritaba a su madre,- Mamí. También hay reszintión de contratos en el bosque-.
JÁ, JÁ Y MÁS JÁ
TRABALENGUAS
Infinidad de veces hemos dicho una frase aparecida a esta: Este enano tiene lengua de trapo.
Demóstenes, el filósofo griego, se introducía unas pequeñas bolitas para poder hablar con corrección, pues tenía un pequeño problema a la hora de pronunciar bien y correctamente las frases.
Así que se les vamos a poner una “zancadilla”, cariñosa y les retamos a que lean… sin equivocarse, y sin hacer trampa, y deprisa, y por supuesto...sin equivocarse al leer estos trabalenguas.
Para la Lola una Lila le dí a la Adela,
Más la tomó la Dalila y yo le dije:
¡Hola Adela!
Dile a Dalila que le la lila a la Lola.
Paco Peco, chico rico,
Le gritaba como un loco a su tío Federico.
Y este dijo:
Poco a poco, Paco Peco ¡poco pico!
Pedro Pascual Pérez Pita
Porta pasaje por poco precio
Para personas poco pudientes para París.
Quiero y no quiero querer,
a quien no queriendo quiero.
He querido sin querer,
y estoy sin querer queriendo.
Sí, por mucho que te quiero,
quieres que te quiera más,
te quiero más que me quieres,
¿qué más quieres?, ¿quieres más?