La sirena y el mar por Chione
Todo empezó una soleada tarde de verano. Nos encontrábamos mi
sobrina, una casi adolescente de 13 años, a la que siempre le ha gustado escuchar
historia sobre seres maravillosos, bien sean hadas, nomos o hadas.
- Tía. ¿Porque a mi padre no le gusta el mar, con lo bonito que
es?-
- Pues, por que tiene su razón-
- ¿Y además es bello, sereno?- con suavidad corté mi sobrina- ¿No
deseas escuchar una historia entre el mar y la sirena?-
- Bueno... ya que no quieres contestar a mis preguntas, qué
remedio me queda-
- Estaba terminando el verano y el otoño se acercaba a pasos
agigantados. En una roca una hermosa sirena peinaba sus largos cabellos castaños…
- Siempre creía que las sirenas de las historias eran rubias-.
- No, esta era diferente a las demás. Y déjame continuar. Como te
decía se estaba peinando….
- Sirena, sirena…
- ¿Quien me llama?-.
- Soy el mar-.
- Perdona, es que mientras me peinaba estaba soñando, y no te he
oído-.
-No te pareces a ninguna de tu especie, pues sueñas -.
- ¿Tú no lo haces?-.
- Eso lo dejo para otros -. Y alejándose salpicó a la sirena
con una ola.
- Me parece que no le cae muy bien -.
- Es que está enamorado de la sirena. De sus cabellos marrones y
de sus ojos verdes -.
- ¿Y ella? -.
- Tiempo al tiempo. Déjame continuar-
- Perdona tía, es que tengo tantas preguntas que hacer -.
- Continuamos – La sirena se asustó, nunca el mar había hecho cosa
igual. Aunque poco después olvidó el mal gesto. Nadando se acercó hasta
la orilla. Allí en silencio se encontraba su amor remendando las redes. Amor
dulce y callado, pues nunca podría hablar con él -.
- ¿Era mundo?-.
-¡No! Aunque la mayoría de las veces, los humanos, no entendemos a
la naturaleza y con ello ni a los seres que habitan en el mar, en el cielo o en
la tierra. O sea que con una sirena, menos Continuemos. Una noche en
la cual la sirena emergió para contemplar el firmamento.
- ¡Cuanta maravilla! Todas las estrellas han salido ya, parece que
estuviesen prendidas en un manto de terciopelo-.
- Hola sirena- era la voz inconfundible del mar.
Ella se volvió para mirarle. Estaba un poco nervioso.
Nuestra amiga observó a lo lejos unas nubes un tanto inquietantes.
- Debes tranquilizarte-.
-¡Tranquilizarme dices! ¡No me mandes!, sabes que soy más poderoso
que tu. ¿A caso a consigues levantar olas como estas? - una gran ola obligó a
la sirena a sumergirse.- ¿O rugir como yo lo hago?- el ruido de la siguiente
ola casi le dejó sorda.
- Tienes razón –le contestó la sirena – Y sin embargo no eres
feliz-.
- ¿Quien te ha dicho que no soy feliz?- y emitiendo un atronador
sonido se alejó.
-¿Es que él no podía amar a nadie?-.
- Así es. Desconocía lo que es el amor, y aunque muchas veces
arrastró a sus brazos mujeres, jamás fue correspondido, pero continuemos . La
sirena al escuchar el trueno y ver las grandes olas, comprendió, que el
mar se había enfadado-.
- Mejor será que me sumerja, me esconderé en mi cueva hasta que
haya pasado todo -.
Pero a penas hubo descendido unos metros escuchó una
voz pidiendo auxilio. Nadó con todas sus fuerzas para ser quien era el ser que
necesitaba ayuda, sin embargo el viento era cada vez más fuerte y se lo
impedía. Con los cabellos flotando sobre el agua y los ojos verdes bien
abiertos, consiguió divisar una pequeña embarcación que se mecía al poder del
mar. – Esa barca… ¡Es él!-.
Desesperadamente nadó con todas sus fuerzas- ¡Ya estoy aquí amor
mío! Yo te salvaré-.
- ¡Jamás lo consentiré! ¡Me perteneces!-. gritaba el mar
Las fuerzas estaban a punto de abandonarla. Ante tanto
esfuerzo ni siquiera se dio cuenta que la arista de una roca le hirió en
la cola- ¡Ya estoy cerca te salvaré!-.
- ¡Jamás!- el mar levantó una gigantesca ola que hizo naufragar la
barca
- Ja, ja, ja. ¿Creías que lo conseguirías? Ya ves que te has
equivocado -.
Las dulces lágrima de la sirena se confundieron con el salitre del
mar, pero… ¡ Milagro!. El pescador se podido asir a una tabla y estaba vivo.
En un descuido del mar se acercó hasta su amor y empujándole
poco a poco le acercó a la orilla. Una vez que comprobó que estaba a
salvo se marchó
Cuando logró llegar a su casa se dio cuenta que su cola sangraba
mucho. Cogió unas cuantas algas y algunas hierbas para que la sangre se
detuviese, pero nunca más consiguió nadar como antes.
-¿Aquí se acaba la historia?-.
No cariño. Un día en que la sirena con mucho esfuerzo se
había subido a una pequeña roca, vio una barca acercarse-¡No me da tiempo para
escapar!- se dijo.
Al momento se vio sujeta por dos fuertes brazos e izada a bordo de
la barquita con sumo cuidado - Creía que había sido un sueño- le dijo el
pescador – Pero ahora veo que no -.
Una vez en la orilla le llevó en brazos hasta su casa. Muy cerca
de ella , el pescador había construido un pequeño abra en el cual la sirena
siempre que lo necesitase podría estar horas y horas en el agua , y no echar de
menor su hogar.
- ¿Y se quedó?-.
- Ya lo creo. Y fueron muy felices, siempre felices-. En los ojos
de mi sobrina observé dos tímidas lágrimas- ¡Ven! A ver quien hace el mejor
castillo de arena-.
Nos alejamos riendo. Yo volví la cara y pude ver a mi cuñada y a
mi hermano, ambos habían tenido una terrible experiencia con el mar, llevando
mi cuñada la peor parte, pues ella había quedado paralítica. Aunque gracias al
cariño de todos, sobre todo el de mi hermano, este había logrado hacer un
camino por el que poder bajar a su esposa hasta la orilla del
mar , por que a pesar de todo , ella le sigue amando