Un personaje que no podía faltar en la
corte de un rey, de la Edad Medía, que se precie de serlo .Aunque cómicos
siempre ha existido en los palacios y en todas las épocas.
Era el que saltaba por encima de las mesas
mientras los cortesanos comían, imitando a los animales y hablando varios dialectos.
Los que cantaban, aunque lo hiciesen mal,
no importaba, pues no se reían, en muchas ocasiones de sus chanzas, lo hacían
por su aspecto deforme, y que no tenían nada que ver con los juglares, ya que
estos cantaban delicadas historias o gestas.
El humor de los bufones era tosco, únicamente, para hacer reír
a su señor.
Los había bizcos, con dientes careados,
columna vertebral desviada, y otras muchas deformaciones, lo que les daba un
aspecto un tanto grotesco.
Quizá, solo quizá, en un principio, esa
fama de locos y cortas de espíritu, les hubiese acompañado, más el tiempo hizo
que fuesen evolucionando, y lo que antes era locura, ahora era una defensa
contra las iras de los ofendidos por sus disparatadas o despiadadas sátiras.
El ser un buen bufón de palacios, no era entrar, correr o saltar y
hacer alguna gracia, no, en cuanto llegaba a la corte, se les enseñaba a,
bailar, leer y narrar historias, y el derecho a contar cualquier cosa. Si el bufón
aprendía bien la lección, aprovecharía a decirle a su señor, lo que otros no lo
harían .Ni al rey, ni a sus cortesanos, le
importaban los sentimientos de aquel pequeño ser, estaba para hacerles
reír aunque llorase por dentro.
A pesar de los que pudiésemos pensar, si al
rey no le gustaba lo que escuchaba, lo desterraba, o le privaba de libertad.
LA HISTORIA DE GONELLA
Este bufón pertenecía a la casa real de
Ferrara y un buen día, al duque Borso se
le ocurrió una brillante idea, cortarle la cola al caballo del bufón, este no
dijo nada, pero quedó pensando en como vengarse. Anduvo para tras y para
adelante hasta llegar al establo. Pensó que qué mejor venganza que hacer a
varios caballos de su señor, los mismo que le hicieron al suyo... cortarles las
colas.
El duque enfurecido hizo meterle en
prisión, y para darle una lección le hizo saber que le condenaba a muerte, que
en aquella época era a la decapitación.
Llegado el momento y tras subir al cadalso,
Gonella colocó su cabeza bajo la guillotina esperando el fatal desenlace.
Lo que menos podía esperar es que toda
aquella parafernalia era el montaje de una broma. De pronto sintió sobre su
cuello un chorro de agua fría. Al momento todos comenzaron a reír, pero el
bufón no se movía, creyendo que Gonella seguía la broma se acercaron a él. Pero
lo cierto que el miedo y la impresión del agua fría, le habían provocado la
muerte
Emperador chino Shih Huang-Ti, quien revisó la
Gran Muralla China. Se cuenta que el emperador una vez terminada la
construcción de la gran muralla tenía in mente pintarla, lo hubiera provocado
miles de muertos, más que lo que habían muerto en sus construcción. Su bufón
cuyo nombre era el de Yu Sze, fue el único en la corte que se atrevió a
criticar su plan, bromeando le convenció para que abandonase aquella peregrina
idea, siendo recordado entre la población china como un héroe nacional
Egipto Quinta Dinastía, Faraón Dadkeri-Assi,
año 2550 a .C.,
un clown enano actuaba como bufón en la corte
El hermano de Atila, Bleda, siempre iba acompañado por su bufón de nombre Zarco
El dios Momo que fue, por así
decirlo, el patrón de los bufones.
La historia de Nasir Ed Din,
es otra historia. Todo comenzó cuando el rey se miró en el espejo. Al verse
viejo e incapaz comenzó a llorar, el resto de la corte se dijo – Aremos
nosotros lo mismo, no es prudente llevar la contraria a nuestro soberano, y así
todo el mudo se puso a llorar. Más cuando el monarca dejó de llorar, el resto
de sus cortesanos hizo lo mismo, solo quedó uno llorando, su bufón.
-¿Por qué continúas
llorando?, el le contestó.
“Señor, tu
te has visto a ti mismo en el espejo solo por un momento y has empezado a
llorar. Yo te visto, así, desde hace tiempo”.
Capadoxo fue el único bufón
que logró salvarse del destierro ordenado por el rey Rodolfo I de Habsburgo,
conde de Habsburgo y rey de Alemania, para todos los juglares
Séneca, también trató el
mundo de los bufones
Eugenia Vallejo, bufona de la
infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II, quien falleció en el Escorial
en 1605. Pintada por Juan Carreño de Miranda
con el titulo “La monstrua”.
Soplillo, bufón en la corte
de Felipe IV, retratado por Rodrigo de Villandrando.
Pejerón del conde de Benavente, pintado por Antonio
Moro.
Triboulet bufón de la corte
del rey Luis XII y Francisco I.
Desconocemos el nombre de este,
pero si su dueña, Margarita de Navarra. Se cuenta de este bufón que vivió
largos años de prosperidad junto a su
querida princesa, pero cuando esta falleció, él finalizó sus días en la miseria,
solo y abandonado.
Cuando Cortez desembarcó en América,
quien le iba a decir que allí, habría de encontrar bufones parecidos a los
europeos” Fools aztecas “, y con él viajaron a su vuelta a España como regalo
al Papa Clemente VII
Maximiliano I de Habsburgo,
emperador germánico, es rescatado por
uno de los cómicos de la corte a fuerza de valor y serenidad, se llamaba Kurtz van de Rosen.
Gonella bufón en la corte de Ferrara,
Italia
Pero los que realmente fueros afortunados vivieron en la corte de Felipe IV, algunos llegaron a ostentar títulos
nobiliarios como hidalgos, por lo que no era extraño verles en fiestas, o
participar de manera activa en la política, o arbitrando disputas caballerescas,
o en conspiraciones, eso sí, eventualmente.
El honor de entrar en la posteridad,
recayó en los pinceles de uno de los grandes pintores españoles, Velazquez.
Maribárbola y Pertusato
En cuanto a ellos: Calabacillas, Francisco Lezcano, Sebastián de
Morra, Cristóbal de Castañeda y Pernía, Mari bárbola y Nicolasete Pertusato, con
gusto posaron para tal egregio pintor