RELATO CORTO DE MISTERIO ... PESADILLA



                        PESADILLA   por Chione India  


1930 Heliópolis City. Un pequeño pueblo de Colorado sumergido entre montañas que cuando amanece o finaliza el día, el cielo se cubre de tonos rojizos.
La gran depresión había llegado y con ella la emigración (1 por cada 20 personas sin trabajo) de los hombres a las grandes ciudades en busca de sustento para sus familias.
Incluso en algunos estados la gente comentaba que algunos hombres, a propósito, habían prendido fuego a los bosques, tratando de encontrar con esta sin razón, empleo temporal como bomberos. Y granjeros que habían sacrificado sus animales ante la impotencia de poder venderlos, sin medir las consecuencias, pues faltaban alimentos para su propia gente.
28 de agosto 1930.  La casa de Gloria Swatts, construida en madera, cuya fachada estaba pintada en tonos acres y los techos en negro. Con escaleras para subir a la entrada. La cocina al fondo. El comedor desde cuyas ventanas se observaba el horizonte. Una alacena. Tres habitaciones, un sótano donde colocar lo inservible. En medio de un terreno de 20 acres, asistía sin poder evitarlo como su dueña, aquella noche, se aferraba a las sábanas de su cama sudando abundantemente mientras lanzaba quejidos de terror.
Como si tuviese un muelle en su cuerpo, se incorporó dejando en el colchón la huella de su esquelética anatomía.
-¡No otra vez no! ¡Huye no puedo ayudarte!-. Se levantó.  Con andar cansino bajó a la cocina donde tomó un poco de agua para después, encaminarse al salón desde donde pudo contemplar la veleta, que en forma de medía luna se mecía suavemente al ritmo que el viento del sur, cálido y agobiante, le movía.
A penas cumplidos los 15 años, comenzó a tener sueños que luego se cumplían, todos relacionados con la muerte. Así, supo que su madre saldría de casa para nunca más volver, una hermosa mujer cuyo cadáver nunca apareció.
Pasaron los años y aquellas pesadillas parecían   haberse esfumado, pero estaba equivocada, quince años después, eran rostros conocidos los que le pedían ayuda, eran vecinos del pueblo de Heliópolis City. Los veía corriendo a través de los maizales perseguidos por seres de enormes ojos sin vida, Aquellos seres de amorfos rostros, llevaban sangre roja, fresca, en las comisuras de la boca. Al día siguiente la persona que ella había visto en su sueño…aparecía muerta
La primera fue Blue Sugar, la dueña del único Motel del pueblo – Love Montain - , una mujer de treinta años apreciada por todos .Cuatro días más tarde de su desaparición, su cadáver fue localizado en un recodo del río que serpenteaba por entre las montañas.
La noticia de la muerte de Blue Sugar, corrió como la pólvora hasta llegar a la capital del condado. A los dos días el pueblo se vio inundado por efectivos policiales dispuestos a esclarecer dicho crimen.
Alguien pagando unos cuantos dólares, se hizo con una copia de la autopsia, para después contarlo a quien quisiera escucharle.- ¡No tenía ni una pizca de sangre en el cuerpo! Seguramente habrá sido obra de algún vampiro- .
A la muerte de Blue Sugar, y con un intervalo de tres meses, le siguió la de la hija de Martin y Helen, una niña de once años de nombre Meg. Tres meses más tarde Morrison un vaquero de un rancho, y otros tres meses más tarde Hut abogado de oficio.
Llegó 1931 y los asesinatos continuaban, aunque se cometiesen lejos del pueblo, en caminos y ranchos alejados de la pequeña población.
 En los corrillos, la gente decía conocer a la verdadera culpable de aquella masacre  … Lucia Van Gaal , una hosca holandesa, cuyo esposo también abandonó el pueblo en busca de la diosa fortuna, mientras que ella habitaba en una destartalada casa que cuando llovía no se podía dormir a cuenta del agua que se introducía por las desuniones de la madera, y en la que tampoco se descansaba cuando el tórrido sol del verano , también buscaba cobijo a través de las mismas desuniones de la madera. Y así estaban las cosas, con el miedo a salir solos, y la angustia de desaparecer por la noche y nunca más volver vivo.
Oliver Rex, el detective a cargo de esclarecer los extraños crímenes, decidió caminar por el tortuoso camino hasta la casa de Gloria Swatts situada arriba de una loma. Una vez en el porche llamó a la puerta sin obtener respuesta alguna.
El hotel de Blue Sugar fue requisado por los federales para convertirlo en su cuartel general . En su despacho ,Oliver miró el  reloj, marcaba las ocho.- Hora de marcharse a casa -. Estaba a punto de abandonar la oficina cuando uno de sus subordinados le dijo – Una hermosa mujer quiere hablar con usted inspector-. Se trataba de Gloria Swatts.
Oliver le invitó a sentarse
 .- Ciento no haber escuchado su llamada en la puerta me encontraba durmiendo. Verá, pasó las noches en vela a cuenta de unas terribles pesadillas que no puedo evitar-. Gloria relató lo que en sus pesadillas veía.
-¿O sea que la persona que usted ve en sueños huyendo, a los pocos días aparece muerta?-.
 - Así es inspector. No crea que no sufro al ver que no puedo ayudarla-, Oliver quedó impresionado por la belleza de la chica -.
- ¿Ha consultado con el médico lo que le ocurre?-.
- ¿Nunca? -.
- En mi opinión debería hacerlo. Y si me lo permite iré más allá, una sesión de hipnosis no le vendría mal.
 Posiblemente, solo posiblemente, descubra el porqué de esos terribles sueños-.Gloria le miró entre asustada e incrédula.
- Esta bien, acepto, pero tiene que ser una vez se haya puesto el día, pues debido a una enfermedad que sufro desde hace años, no soporto la luz del sol-.
Cuando Gloria hubo abandonado el cuartel general de los federales, Alex Valdés se acercó a su jefe. Oliver le puso al corriente de la conversación mantenida con Gloria -. Tenga cuidado, no me fío de ella-.
- ¿Y eso?-, preguntó.
 -  Que yo sepa los únicos seres que no pueden ver la luz de sol… son los vampiros-. Después de escuchar aquellas palabras dichas con desconfianza por parte de Alex Valdés, su mano derecha, Oliver sonrió terminándose de beber el caliente café que  había preparado.
Pensaba en lo frustrante que resultaba no tener pistas. Que los objetos guardados en una caja envueltos en plásticos, encontrados junto a cuatro cadáveres, nos les llevaron a ningún   lugar que no fuese el desconcierto.
Oliver recordaba la sesión de hipnosis realizada a Gloria, pues ella le había pedido que estuviese presente. Todo lo que contó y como lo hizo, le llevaron a una conclusión, que era verdad lo que ella contaba , aunque… aunque en su casa no hubiese espejos.- Si este detalle llegase a oídos de Valdés, a buen seguro  la detendría-. Pensó para sus adentros el inspector Rex.
Todo continuaba con la misma rutina y el desánimo hasta que…- Inspector. Ahí fuera está una señora esperando a que la reciba-.
- ¿Le ha dicho para qué?-.
-No. Solo hablará con usted-. Segundos más tarde la puerta se abrió. En el dintel se encontraba la mujer más extravagante que había visto en toda su carrera policial.
Vestía un traje chaqueta de mangas largas en tonos morados con…bueno…lo que parecían ser dibujos de hojas. Zapatos en tonos azules eléctricos. Sobre la cabeza llevaba si no fuese por el color del mismo tono que los zapatos, un sombrero que más bien parecía una lechuga. En cuanto a su edad no podría asegurar cual sería , aunque ya de los sesenta   había pasado
Rex hizo que la mujer se sentase. Ella no esperó a que el policía le preguntase a que se debía su visita.
- Mi nombre es Jacqueline Le Page -. Estirando el brazo izquierdo depositó encima de la mesa una tarjeta de visita que Oliver recogió despacio, como sin darle importancia.
Rex leyó en voz alta.- Jacqueline Le Page Médium. ¿A que debo el honor de su visita?-.
- Me he creído en la obligación de venir a visitarle para ofrecerle mis servicios, si estos fueses necesarios-.
- Muy amable por su parte -, Oliver nunca había creído en aquellas personas que podían hablar con los espíritus de los muertos, y menos con aquella pinta.
Tosió y prosiguió.- ¿Alguna vez ayudo a la policía con sus poderes?-. La pregunta hecha en un tono un tanto sarcástico no pasó desapercibida para la mujer. Ella contestó -. Si quiere llamar al distrito 32 y preguntar por el inspector Troy Connelly, él le dará las referencias que usted necesita. Ahora si no le importa tengo otra cita. Me alojo en casa de la señora Cornelia Anders. Buenos días inspector-.
Oliver esperó a que la vidente abandonase el despacho para hacer una llamada telefónica. Medía hora más tarde Alex Valdés llamaba a la puerta de la Señora Anders y solicitaba hablar con Jacqueline Le Page.
Los siguientes días ya no resultaron tan monótonos, de ello se encargó Jacqueline dando órdenes a todo el mundo mientras ponía patas arriba todos los documentos que hablasen de los crímenes, y husmear entre los objetos encontrados al lado de los cuatro cadáveres. -¡Es como si estos objetos estuviesen mudos! Nunca me había pasado nada igual-.
Oliver y Valdés salieron del despacho - Troy tiene confianza en que la vieja descubra algo. Lo primero que me dijo fue que de los cinco casos que le dieron para esclarecer, en tres, encontraron a los culpables-.
-¡Jefe no me diga que le creyó! ¡Ese tipo siempre ha estado loco!-.
- Por ahora como lo único que tenemos es nada. Le daremos un margen de confianza-.
Por muy difícil que pueda parecer , cinco meses de repasar escritos, autopsias, de hablar con los vecinos de Heliópolis City , algunos cabos sueltos de la inmensa madeja comenzaban a unirse.- Es hora de intentar ponerse en contacto con los espíritus -.
El primero fue Morris quien acudió a la llamada para pedir un deseo.
- Haré lo que el espíritu de Morris me ordenó, tocar el cuchillo que apareció junto al jardín de su casa, y después el resto de los objetos-.
A la noche estaban como siempre junto a la vidente, Oliver, Valdés y un tercer hombre, Leo Mahstir, un amigo de la médium quien le ayudaba a entrar en trance.
Cuando Jacqueline fue poseída por el espíritu de Morris, Leo preguntó.
 - Morris. ¿Que tiene que decirnos del cuchillo? - .
-  Lo robé del almacén de Halil Moorley. Según Halil, el cuchillo se lo había comprado   a un buhonero que viajaba por todo el condado, nunca más volvió por el pueblo. Me gustaba el cuchillo, así que en un descuido cuando atendía a unos clientes, se lo quité. Luego se lo regalé a una joven que me gustaba para esposa  -.
- ¿Podía decirnos  su nombre?-.
- Por supuesto… ¡No apartaros no quiero volver con vosotros!-. Los dos policías observaban con interés como las facciones de la vidente, iban cambiando.- Morris  no consigo ver el lugar a donde te llevan . está  muy oscuro
, está muy oscuro-.
La respiración de Jacqueline se hizo más rápida lo que motivó que Leo, la hiciese volver en sí.- Mañana continuaremos con otro de los objetos.
El siguiente espíritu fue el de Blue Sugar-. ¿Qué puedes decirnos del camafeo con la fotografía? -.
- Se trata de mi hermana. Esa fotografía se la hizo de entrar en el convento del Buen Pastor -.
 Volvieron a llamar al espíritu de Morris pues debía decirles algo sobre el reloj tirado a sus pies -. También es robado, se lo birlé a un charlatán creyendo que tenía valor, pero me equivoqué, no vale para nada .La hora que marca es la de mi muerte -.
Lo peor llegó cuando llamaron a la pequeña Meg. Lloraba desconsoladamente mientras decía.- ¡No lo sé! Quiero volver con mis padres, esto está muy oscuro. Tengo frío. ¡Ayudarme!-. Después se perdió 
En cuanto al espíritu de Hut, este no hacía nada más que maldecirles sin querer contestar ninguna de las preguntas que Leo, trataba de hacer que contestase.- Yo no soy pintor. Aquí me dicen que ese pincel con pintura roja que tenía entre mis dedos, afirma que el asesinato fue por venganza-.
 Jacqueline suspiró. Tras abrir los ojos determinó. - Lo cual nos lleva a que el culpable de estos crímenes es una mujer-.
- ¿Está segura?-. La vidente miró por la ventana mientras decía.- Todos son detalles. A Sugar la mató por ser tan diferente de su hermana. Ella vivaz, alegre y un poco pizpireta, todo lo contrario de la hermana monja. El reloj que Morris llevaba en su mano izquierda, marcó la hora de su muerte. Momentos antes, su mano marcó los cinco dedos en el rostro de esa mujer.
El asesinato de Meg fue un error imperdonable. Ella le confundió por su hermana Doroti, ambas había pelado por un hombre del rancho Amanecer… Morris
El pincel de Hut, indica que lo que debió hacerla, fue tan cruel, que mereció la muerte, luego…-. Oliver interrumpió a la vidente.- ¿Y del resto? ¿Por qué dejó solo en esos cuatro cadáveres los objetos? ¿Por qué?-.
- Podría ser por miedo a dejar demasiadas pistas que le condujeran   hasta ella. O porque los otros a los que asesinó, no le habían hecho nada. Terminaré por decir que es una mujer alta, rubia de pelo fosco, mirada inquietante, hosca en el trato -.
- ¡La holandesa!-, gritó Valdés.  A la mañana siguiente el cuerpo sin vida, sin una gota de sangre en su cuerpo, de Lucia apareció dentro del establo de su casa. Aquello echó por tierra toda sospecha sobre ella.
Lo que nadie podía predecir era que el pequeño colgante, contuviese una gran pista. Fue sin querer como muchos de los descubrimientos humanos. Ocurrió que…
- Señora Le Page. ¡Otra vez con el colgante! -.
- ¡Inspector! ¡Dígale a su hombre que me deje tranquila!-. Oliver levantó la ceja izquierda y Valdés recibió un aviso.
- Ayer fui a visitar a la señorita Swatts, con la que mantuve una charla muy amena e interesante. Me dice que usted Inspector Rex suele visitarle a menudo-.
- ¡Eso no es de su incumbencia! -.
- No son sus visitas a la señorita Swatts lo que me interesa. Es que quizá haya pasado por alto un detalle, que en más de una ocasión le contase-. Oscar le miro inquisitivamente.- En nuestra conversación saqué el tema de los objetos. Se supone que ella al ver como huían, podría reconocer los objetos que fueron dejados junto a sus cuerpos. Al  preguntarle por el colgante que dejó el asesino  junto a la pequeña Meg , escuché su relato , pero difiero bastante de lo que ella recuerda, por eso mi interés en verlo otra vez  . ¿Puedo sacarlo de la caja?-. Otra vez Oscar y su ceja, por lo que Jacqueline supo que le autorizaba para cogerlo.
Sacó de su bolso una pequeña navaja . Con la punta recorrió toda la circunferencia del adorno hasta que se escuchó un clic. Con el dedo corazón, ayudado por el índice y el pulgar logró separar en dos partes la joya. Gracias a una lupa leyó algo que llevaba grabado en su interior. Suspiró e hizo entrega a Oliver del colgante.- Siento darle una mala noticia-. Rex no supo que decir al leer lo que la joya llevaba grabado.- Sí amigo. Pertenece a la señorita Swatts-.
- No entiendo nada. Si esta joya es de Gloria. ¿Cómo es que no recuerda que le pertenece?-.
- Ahí es donde quiero llegar a parar. ¿Que es lo que impide reconocer que ese colgante es suyo?- ambos policías le miraron.- Pudiera ser, que alguien lo tuviese guardado desde hace muchos años y ahora lo utilizase para involucrarla-.
- Pudiera ser. ¿Pero quien?-.
- Me temo que tendrá que ponerle vigilancia las veinticuatro horas. Pero sin que sospeche que le vigilan. Sobre todo a partir de la caída de la tarde. Dentro de poco se cumplirá de nuevo el rito que le obliga a continuar matando.
La luna alumbraba desde el cielo. Era llena, un signo inequívoco de que el mal saldría de caza.
El ruido de una puerta al abrirse les hizo ponerse en guardia.
 Arriba en el tejado sin miedo a caerse, estaba Gloria. En sus manos sostenía un farol que emitía una luz roja. A lo lejos se escuchaba el ruido que hacen las aves cuando vienen en   bandadas.
Pero no se trataba de aves... ¡Eran vampiros!  ¡Cientos de vampiros!
Cuando Gloria apareció en la puerta su rostro no era el mismo, estaba pálida. Uno de los vampiros se convirtió en un ser que antes había sido humano -. Sabes lo que tienes que hacer para continuar siendo humana y no ser transformada en vampiro. Así que hazlo-. Gloria con la luz del farol enfocó a todas las personas que se encontraban vigilándola.
Aquella noche Heliópolis City fue conquistada por los vampiros.
¿Leyenda? ¿Verdad? Nunca se sabrá. Lo cierto es que nadie se atreve acercarse al pueblo una vez que la noche ha caído sobre él