HISTORIA DE LA PESETA










La peseta ha estado con nosotros desde el  19 de octubre  1868 hasta  el 1 Enero del 2oo2 el año en que comenzó a circular una nueva moneda… el euro.
Aunque  la peseta era la moneda que todos conocíamos, aunque si les hablamos a nuestros más pequeños de ella, les pueda sonar a chino, existieron en esta piel de toro, entre ellas la más longeva e importantes, a la que nos referiremos más adelante , y que financió  intercambios en medio mundo .
¿Cómo era  la peseta y de que material estaba echa?
Fue una moneda de plata de ley de 865 milésimas y 5 gramos. En su anverso figuraba una patrona que era la representación de Hispania, y que fue inspirada en las monedas del emperador Adriano. En el reverso aparecía el escudo de España.
En cuanto al nombre con el que se la denominaba peseta, los historiadores no se ponen de acuerdo.
Mientras que la Real Academia  y el diccionario de María Moliner (1) lo relacionaban con el peso, en Cataluña, ya en el siglo XVII, se designaba como peseta, al real de a dos, cuarta parte del peso o duro, que era el real de a ocho. Ya durante la Guerra de la Independencia, monedas de oro de 20 pesetas y piezas de plata de 5 y 1 peseta,  entre otros valores, fueron acuñadas en Cataluña.
Tuvieron que pasar lo años  hasta que a la peseta se le llamase “la rubia”, fue debido a su aleación pues se la acuñó en bronce, esto sucedía durante el Gobierno de Franco, con el busto de este en el reverso.
¿Qué monedas desaparecieron?
La perra chica y la perra gorda (monedas de cobre),  a las cuales las relevaron  piezas de aluminio de 5 y 10 céntimos, aunque se recuperó el duro, que había dejado de circular en plata en el año 1899. Esta moneda comenzó siendo de níquel y de gran tamaño, pero en la posguerra, tiempo difícil, fue acaparada por los industriales, así que pasó a ser más pequeño, y en aleación de níquel y cobre, y llegó a vivir  40 años, jubilándose en 1997.
Con la llegada del año  1975, fue la imagen del  Rey Juan Carlos quien aparecía en ellas, cinco años más tarde, se modificó el reverso con la leyenda “España 82 “, conmemorativa del Mundial de Fútbol.
MONEDAS ANTES QUE LA PESETA Y EL EURO
A finales del siglo V. a.C, la dracma griega, que fue nuestra primera moneda, era   introducida en las colonias  de Ampurias y Rosas, aunque en Cartagena y en otras ciudades  hubo acuñaciones  de plata.
Año  218 a.C, el dracma convivió con el siclo o sahel fenicio, hebreo y cartaginés (adoptado en Cádiz y en Ibiza), y en algún tiempo el denario romano.
El tremis, vendría de la mano de los Suevos y Visigodos, que  a su vez, lo habían  adoptado de los romanos, y que era una tercera parte del sólido, que era a su vez imitación de su homónimo en oro de Bizancio.
Desde el año 711 hasta su expulsión en el año 1492, en esta piel de toro  la moneda que se acuñó era en dinar, unidad monetaria del Islam, y la moneda de plata  era el dirham, la de cobre el felús.
Más tarde, durante la Edad Medía, debemos situar el dinero- término que procede del denario, que se generalizó más tarde, y una moneda que en origen fue de oro  de Alfonso VII… el maravedí.
El vellón, circulaba por Barcelona, mientras que  el sistema carolingio, según la RAE Perteneciente o relativo a Carlomagno y a su dinastía o a su tiempo), era utilizado en Aragón. En ambas zonas se extendió  el cruet, acuñado en tiempos de Pedro II.
Sin embargo, Castilla emitió la dobla cristiana, que cuando era de doble peso se la llamaba  excelente.
Tendría que llegar el año  1497 para que los Reyes Católicos realizaran la reforma monetaria, introduciendo el ducado, moneda en oro de 3,25 gramos. Pasarían cuarenta y un años (1497-15389), para que Carlos I  sustituiría el ducado por el escudo, y el escudo de a dos  era el doblón.
Pedro I el Cruel, mandó acuñar la moneda que más tiempo estuvo en circulación, el  real (SIGLO XIV-XIX) Dos múltiplos fueron el cuarto y las comúnmente denominadas blancas.
Este sistema se hizo tan popular, que el real de a ocho decidió de nombre, de por vida  a la moneda de cinco pesetas    

(1) María Juana Moliner Ruiz (Panza, Zaragoza, 30 de marzo de 1900  Madrid, 22 de enero  de 1981) fue una bibliotecónoma, filóloga lexicógrafa española. Fue hija del médico rural de Paniza, Enrique Moliner Sanz (1860-1923), y de Matilde Ruiz Lanaja (1872-1932), siendo ella la mediana de tres hermanos, entre Enrique (15-8-1897) y Matilde (7-7-1904).2

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