Esta página hablará
de un hombre muy famoso, que en su momento , tuvo que tomar importantes decisiones. Sin embargo se
hablará de su vida pública por encima, pero si, con vehemencia de una pasión,
quizá desconocida para muchos… la pintura, que nos llevará a través de sus
cuadros, por otra vida tan intensa como la primera.
Después de entrar en
varias páginas Web dedicadas a biografías y vidas de personajes ilustres y
famosos, solo en dos de ellas, se hace referencia a este curioso detalle:
“Se le conoce
sobre todo por sus escenas paisajistas impresionistas, muchas de las
cuales pintó estando de vacaciones en el
sur de Francia y en Marruecos. Durante su vida pintó docenas de cuadros, de los
que algunos aún se exponen en su estudio de Chartwell”.
Yo lo descubrí
al leer en Selecciones del Reader´s
Digest un artículo de Mary Soames, en que se hablaba, por boca de la hija del estadista, de la pasión de su
padre por la pintura con el título de “La Musa que tocó a Churchill “. Pero, quizá sea mejor,
que lo cuente en primera persona
Mayo de 1915, me encontraba en mi despacho pensando en todo
aquello ocurrido tres meses antes… mi fallida campaña de Gallipoli, y lo que me
costó… ser destituido como primer lord del Almirantazgo, y nombrado canciller
del ducado de Lancaster, un título muy honroso y orgulloso de llevarlo, pero
sin poder ejecutivo , un “ simple cargo honorario”.
Mi esposa y yo vivíamos,
por aquel entonces en Hoc Farm , una
población cercana a la ciudad de Godalmung, en el condado de Surrey.
Aquel día me encontraba , como otros tantos , paseando o vagando
por el jardín , meditando en lo que
había perdido, pensando que me iba a morir de pena . Al fondo del mismo, se encontraba mi cuñada, la observé mientras
subía y bajaba con el pincel en la mano por el blanco lienzo que ya comenzaba a
tener vida, pues estaba pintando unas flores, flores que estaban cercanas a las escaleras de la entrada principal de la casa.
Me acerqué a ella , más que nada por curiosidad. Pasé varios minutos
mirando como cogía los tubitos de las acuarelas,
y como ponía los colores en la paleta. Después me
despedí pensando que yo también podría hacer lo mismo
si me lo propusiese.
Entré en casa para
dirigirme al salón .Encima de una mesita se encontraba una revista que hablaba
sobre los grandes pintores: Leonardo da Vinci, Rembrandt Van Rijn, Diego Velazquez. Estilos de pintura: Neoclasicismo.
Romanticismo. Barroco . Y para mi suerte trucos y consejos
Al cerrar la revista, ya tenía claro que una de las primeras
cosas que debía de plantearme, era experimentar con óleos, pues con esta
técnica se pueden corregir los errores
con más facilidad.
A mi esposa le encantó mi idea, tanto entusiasmo puse ,que se
apresuró a comprar todas las pinturas que pudieran servirme. Se que para ella,
aquella inquietud por la pintura, era algo más que una inquietud, era mantener
mi mente y mi espíritu en otra dimensión olvidando cosas , que ya pertenecían
al pasado .
La “ actividad” , comenzaba en el momento en el cual , una rápida
mirada a mi entorno, me ponía en movimiento.
Cuando el resto de la familia se enteró de mi nueva “ ocupación”, no se lo podían creer. Pero yo les demostré ,
con el tiempo, que incluso a los 40 años se pueden hacer muchas más cosas que
tomar decisiones muy importantes que atañen , no solo a una familia, sino a
todo un pueblo .
Mi decisión de renunciar al puesto de canciller , la tomé ese
mismo año, para ponerme al frente de un batallón de base en Flandes. Siempre que podía , aprovechaba los momentos de tranquilidad en las
trincheras para pintar.
Tristes sucesos me esperaban en 1921, la muerte de mi madre y la de
mi hija Marigold de tres años.
Siempre llevaba conmigo los útiles de pintura, a pesar de las
exigencias que mi carrera ministerial , me exigía .
En los años 20 , tuve la inmensa fortuna de viajar hasta el Cairo
en calidad de secretario de colonias. Y
en 1927 , cuando era ministro de hacienda , acepto la invitación del rey Jorge V
, para visitarle en el astillo de Balmoral, y mis pinturas viajaban conmigo.
Cuando el secretario particular de su alteza comprobó “ mi equipaje”, me
adelanté antes de que me preguntase nada . No tema , le dije. Suelo tener mucho
cuidado de no manchar ni paredes , ni muebles.
En 1929 asistí a la caída del gobierno conservador, quedándome fuera del poder. Y quizá llegue a sentir la
soledad del que clama en el desierto cuando alcé mi voz para prevenir a mis
conciudadanos de la intenciones de Hitler, sin embargo continué pintando.
Seis años más tarde , a pesar de la decepción por no haber
obtenido, dentro del gobierno nacionalista, ningún ministerio, mis pasos me llevan a Marrakech, Marruecos, y a los Atlas, unos
grandiosos montes.
Más tarde ,me empeñé en pintar el profundo y ancho foso , del castillo de Dreux , perteneciente al siglo XVI.
Para dar mayor veracidad ,opté por añadirle unas ondas en la superficie. El problema era
que al no haber viento que las formarse, no podía pintarlas, así que solicité
la ayuda de dos jardineros para que se subieran en unos botes y remaran en
diversos puntos para crearlas. Pero la cosa no terminó, pues alguien pidió a un
fotógrafo , que por allí andaba, tomar unas instantáneas del efecto para que yo
lo recordase mejor. Descubrir lo que puede hacer el arte de la pintura en el alma, y en el talante de uno mismo, me
hacía resistirme a no dejarme acariciar por la musa que lo gobierna, pues mi
agitada vida política , me quitaba tiempo.
He de decir que durante la Segunda Guerra Mundial, solo
pinté un cuadro. Y que en 1943, después de mi entrevista en Casablanca , con el
presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosvelt, le convencí para visitar
Marrakech, para que admirara los montes
Atlas. Durante aquella visita me surgió una idea, plasmar el paisaje y una vez
terminado el cuadro, regalárselo al Roosvelt.
No olvidaré el año 1945, aquel fue un duro golpe, pierdo las
elecciones generales en mis país, y “ el hombre que ganó la guerra”, como así me
llamaban mis compatriotas, decido abandonar Inglaterra para dar rienda suelta a
mis sentimiento en mis pinturas, allí donde me encuentre. Tiempo más tarde
regresó a mi país con otra forma de ver la vida , y con ello más cuadros, más
pinturas, más vida , más alma, y toda la sencillez de la magnífica madre
naturaleza.
A mi regreso , vuelvo a llevar las riendas de mi gobierno. Y en la Convención del Partido
Conservador pronuncio un discurso, que
aparece en el Times de Londres , como “ un triunfal retorno a la vida pública”.
Dos años más tarde de mi renuncia, continuó con mi “amor”, la
pintura. Sin embargo siento que ya no soy el mismo, me encuentro cansado. En el
año 1965, mis pinceles , mis pinturas , los lienzos, los paisajes, se quedan
huérfanos.
Quisiera finalizar como empecé ,diciendo que se puede hacer
muchas más cosas que tomar decisiones muy importantes que atañen , no solo a
una familia, sino a todo un pueblo, también plasmar la vida EN ÓLEOS
Cuadro plasmando un paisaje de Marruecos
612.800 libras (904.367 de euros), casi tres veces más que el precio máximo estimado por la casa de subastas.
By Lake Lugano
Información recabada en Selecciones de Reader´s Digest / http://cgprueba.wordpress.com