¡Vete a freír espárragos!
Seguro que cuando han leído esta frase, se habrán preguntado,
¿de qué va el asunto?, ya que se trata se una frase que se dice en un tono imperativo y de
mala manera, pero a nosotros lo que
realmente nos interesa es la verdura que en ella se cita… los
espárragos.
Las dietas, de no decir lo contrario, por si alguno de ustedes debido a la composición de
dicho fruto, no puedan comerlo, se rinden
ante él, por su bajo nivel calórico (25 por cada 100 grs.)
y abundancia en fibra vegetal, sin hacer el menor desprecio
a sus cualidades, sea cual sea su clase, por lo que el vocabulario popular, reserva ciertos nombres
para tipos determinados.
Los que surgen en un
sembrado de trigo TRIGUEROS
Los que crecen entre eriales
AMARGUEROS
Y los BLANCOS muy gruesos y carnosos
Los espárragos, con el paso de los días, los tallos se resecan perdiendo su sabor original,
por lo que los mejores ejemplares son los recién recolectados.
Somos hermanas de la achicoria silvestre
Endivias, para que la compra de las endivias nos sea
rentable, deben seleccionarse las más tiernas de tallos blancos y puntas
amarillas. La parte más verdes resulta amarga.
¡ Qué ricas ¡
Si metemos en adobo
de aceite y hierbas aromáticas, las chuletas que no vamos a comer adquirirán más sabor y estarán más blandas.
¡ Una de rabas!
Si no vamos a utilizar la tinta del calamar al momento, se
debe cubrir con un poco de aceite para evitar que se seque.
¿Sabía usted lo que es la eternidad?
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Pues ni más ni menos que esto
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Educar a un cachorro
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Escuchar el sonido de una llave en la cerradura
a las 4 de la madrugada
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Tratar de encontrar un error insignificante en
el estado de nuestra cuenta bancaria
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Conservar la sonrisa hasta que nuestro amigo o
familiar no saque la foto
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Escuchar a un niño de 6 años cuando trata de
explicar el contenido de una película emocionante
v
Esperar a que aparezca la grúa cuando al
necesitamos de verdad
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20 minutos de ejercicios aeróbicos
v
Esperar
la luz verde de semáforo para pasar a la acera de enfrente, cuando ahí vemos que
hay un hueco para aparcar el coche. Esto llega a su límite cuando otro vehículo
se introduce tranquilamente en ese hueco que lo llevamos conservando en la
mirada desde hace tiempo, ante nuestra total y completa impotencia