ANÉCDOTAS DE ALGUNAS DE LAS CALLES DE BILBAO



En la calle Aguirre a la altura del parking del parque de Doña Casilda , y que hace esquina, existe aún  una casa que en su día  , llegó a ser habitada por un  fantasma . Lo que no recuerdo en que año sucedió. Pero el caso es que , algunos inquilinos de dicha comunidad , notaron que extraños ruidos, más audibles de noche que de día , no les dejaban descansar.
Ni que decir tiene que aquella noticia pronto fue de dominio público, y que atraídos por ella  , acudieron algunos videntes dispuesto a desfacer el entuerto y mandar al fantasma , allá, al quinto pino .
Pero para su desgracia nada consiguieron , y tal como vinieron , bueno vinieron con mucha publicidad y alardeando de conseguir  que el fantasma desaparecería ; y  marcharon con más sigilo que el gato pone,  para cazar al susodicho ratón .
¿ La historia como finaliza?. Sencillo descubriendo al verdadero culpable…un río subterráneo que transcurría por debajo de la casa.

La calle Amistad , de la cual ya publicamos el por qué de su nombre, acude a este apartado, volviéndose taurina , puesto que en ella existía la fonda Begoña, donde , cuando se celebraban corridas de toros , en las fiestas de agosto, se alojaban banderilleros  y picadores. Y era el lugar elegido para que estos subalternos , se dirigieran al Hotel donde los toreros pernoctaban , el famosa hotel Arana , en la calle Arriaga , frente al teatro del mismo nombre , para en comitiva , y para regocijo de  niños y mayores, verles desfilar hasta llegar al coso de Vista Alegre
No abandonaremos  esta calle , pues no quedamos en el número 3 , donde otra fonda, la del Norte , era el  lugar de reunión  de los ciclistas de la época . Así sin comerlo ni beberlo , hemos  pasando del festejo taurino al deporte.

Calle la Ronda . Existió , en los años 20,, una escuela de picadores, bueno podríamos llamarla así , por lo menos enseñaban el difícil arte del castoreño . Y cuentan las malas , o las buenas, o quizá , las viperinas , o de doble filo, lenguas, que uno de los ejercicios  , consistía el tirar escaleras abajo,  a los aspirantes a picadores .¿ Verdad , mentira?.¿ Leyenda urbana?. Bueno la anécdota ahí queda .
La calle de Ripa . Es un lugar donde el ocio ha dejado atrás a un antiguo muelles y a un astillero, el de Acha .
Cuando llega la Aste nagusia ( Semana Grande ), que se celebra en el mes de agosto, su comienzo es el primer sábado después de la celebración de la  Asunción , o sea .el dia 15), Ripa se engalana, unas veces  para recibir a los más pequeños. O para ser tomada por los bilbaínos que no se quieran perderse detalle alguno de los fuegos artificiales , que cada noche , y puntualmente, dan colorido a las noches de la semana grande.
La calle Príncipe tiene  como anécdota , la luz , ni del sol ni de la luna, pero si  de las luces de las farolas, que se apagaron durante la regía visita que en 1865, hacían , la reina Isabel II, y su hijo que años más tarde reinaría con el nombre de Alfonso XII. Y aquí volvemos al detalle ,dicen que el infante “ Se asustó mucho”. O sea , como a  cualquier otro niño, ya que a los peques, la oscuridad les aterra


Recabada información en el artículo de Carlos Bacigalupe , aparecido el rotativo El Correo edición Vizcaya