Se oye desde mi casa
rugir incesantemente el mar ,
son suspiros que en cada ola
pone el agua en su afán,
de besar la rubia arena
y no alejarse jamás.
Y aunque es el mismo agua
y aunque es el mismo mar,
no es igual el dulce beso que la ola en su locura
como amante ardorosa
quiere en la orilla dejar.
Por eso , cada día,
se oye desde mi casa
rugir incesantemente el mar,
son suspiros que en cada ola
pone el agua en su afán,
de besar la rubia arena
y no alejarse jamás.
Por Chione India Dafne
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