Esa pregunta me persigue constantemente , y
mucho ha podido , llover, tronar, soplar
el viento, pasar las hojas del
calendario, y comer las uvas en Noche Vieja , que a pesar del tiempo pasado, todo el mundo quiere saber , quien fui.
Nací allá por el siglo XIV . Lo primero que vieron mis ojos,
fue el verde de mi tierra , el proceloso mar embravecido llegando hasta la
costa, como si quisiera poseerla , Galicia, mi hermosa Galicia, llena de cultura , de tradiciones, y
de hermosas leyendas.
Poco recuerdo de mi niñez, que seguramente transcurriría
soportando las clases de piano, que no me gustaban nada, o escuchar una y otra vez , las tablas de multiplicar,
que mi profesor , Don Celso, repetía constantemente,
en una sala destinada para el estudio, allí en el coto de Cereixa, en lo que sería el actual
concejo de Puebla del Brollón (Lugo)..
Y que hablar de mi adolescencia , de lo que me gustaba, de
lo que quería y a lo que amaba, ella , ella está sumida
en la niebla del pasado.
Lo que yo quiero dejar bien sentado, es que a pesar del
apellido de fijosdalgo, de mi esposo Martín Cego, tenía mucha unión con los
labradores , y con sus mujeres , tratando de echar una mano en cuanto pudiese o
se me pidiese que hiciera, si así lo pudiera
.
Parece ser que mi nombre aparece en un documento
eclesial , por más señas en el Archivo Episcopal en la ciudad de Lugo .
Los años pasaron como pasan las nubes que presagian un
temporal, después… desaparecen para que sol vuelva a brillar .
Ahora estamos en el
año 1386 . , existió un personaje de
nombre Pedro López de Aguiar , que en
aquella época , fue obispo de la citada ciudad.
Este prelado
cobraba impuestos que cargaba a sus
parroquianos. Y el pueblo no andaba muy
boyante en cuanto al tema del dinero, y así se lo hicieron saber.
Pero él, erre que erre , no se apeó del burro , e incluso llegó a amenazar con
subir más lo estipulado.
La población se
enfureció .- ¡ No debemos dejar que se salga con la suya!. Y decidieron hablar conmigo.
-
- Doña
María Castaña ,venimos a rogarle para
que interceda por nosotros, ante el señor obispo. Nos hemos enterado,
que pasa unos días en la mansión de Don
Anxo Abráldez, otro tirano dueño y señor de los campos que rodeaban su
castillo, en los que en nuestras mujeres
. No estaría de más , que a él también
se le dijesen un par de verdades, ya que con poco jornal y desde el amanecer ,
hasta el anochecer, no nos llega para casi nada, bueno sí, para que pasen
hambre nuestros rapazuelos ,y sus padres, no puedan evitarlo-.Acepté el reto, a pesar de conocer , de antemano, que no solo de oídas, la avaricia de semejante
personaje .
Envíe una epístola en la cual le solicitaba a Abráldez, una audiencia para hablar con él. Casi un mes
después me contestó , y como a fe mía
que se leer entre líneas, la contestación , fue muy poco caballerosa.
- - Alguien le habrá ido con el cuento-, me dije ,
pero poco me importó .
Para aquel día escogí mi vestido más modesto, me puse una gargantilla
al cuello y en mi mano derecha en el
dedo índice, un pequeño aniño que había pertenecido a mi madre.
-
No debía dejarte marchar-, dijo Martín, mi esposo.- Todo el mundo dice Anxo, que es el diablo disfrazado de noble. Pero si
es tu deseo , adelante-.
Llegada a la mansión , me hicieron esperar un buen rato.
Tras casi dos horas , un criado apareció y me indicó que le siguiese . Abrió
una puerta y apartándose me dejo paso . Al fondo estaban los dos sentados, terrateniente y obispo, a una mesa llena de los mejores manjares.
El obispo ni me miró, dedicándose a hincarle el colmillo a
un trozo de ciervo, mientras que el tirano se dirigía a mí , en estos
términos
- -Vez señora cual atareado estoy, os ruego que
seáis breve-.
Traté de contenerme y no decirle las cuatro verdades, que
por ganas callé para no empeorar más las cosas.
Expuse fielmente mis rogativas , tal y como me las dijeron… las dije.
Su respuesta aunque esperada, me cogió de sorpresa, pues
nunca sospeché cual podría ser.-¡ Pagad vos, todos los tributos de los que se quejan .
Puesto que por lo que se puede observar,
vuestro vestido es digno de una reina ,
y vuestras joyas, de una emperatriz , así que tenéis
más que yo, ya veis que soy parco en el yantar, y a penas cuento con veinte
criados , lo que os dará cuenta de mi situación!. En cuanto al señor obispo,
pasa ciertas dificultades económicas, así que le he tenido que invitar a mi
mesa. En fin qué más puedo deciros -. Salí indignada de aquel monólogo .
-Si no es por las
buenas, tendremos que hacerlo por las malas-. Y la plebe se echó a la calle,
llevando como si fuese su salvadora.
Frente a la mansión comencé a dar órdenes - ¡ Haced acopio de heno para quemadlo!. ¡ Colocar carros para evitar que los
caballos pasen!.¡ Defenderos!. ¡Luchar con lo primero que tengáis a mano!-
En una de aquellas reyertas , Francisco Fernández, mayordomo
del obispo murió asesinado .
Cuando las tumultos finalizaron , a favor del obispo ,
yo María Castaña, y mis dos cuñados , Gonzalo y Alfonso Cego, quedamos
arrestados y acusados de la muerte del mayordomo del obispo.
Las multas fueron millonarias disminuyendo nuestra fortuna
familiar. Aun así , después de abonarlas
, tuvimos para continuar con nuestro estatus de
noble familia.
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