TODO MADRID -CALLE DIVINO PASTOR LEYENDA




Ante todo indicarles donde está ubicada esta calle  en Madrid. Yo para eso de los planos, de las ciudades , soy un verdadero desastre, y espero acertar al decirles que está entre las calles de San Bernardo y  Fuencarral , o viceversa

Pues bien, nuestra historia comienza, precisamente en la esquina de esta calle con la de Fuencarral
Todo parece indicar, que la culpa , entre comillas de dicho nombre, la tiene el gentil hombre  Don Luis  carrillo, por aquel entonces, ministro de Carlos III, nada más ,ni nada menos.  Dicho señor, tenía una quinta, en este terreno, a la  que no le faltaba de nada , y por más señas, rodeada de jardines y fuentes. Lo curioso, pero nada extraño, era que el aquel entorno hubiese una pintura, en la que cual se representaba la figura de un pastor, portando sobre los hombros…una oveja, lo que recordaba a la figura del Buen Pastor , así que cuando los madrileños hablaban de la quinta o se  referían  a ella, lo hacían como la quinta del divino pastor.  
Dicha pintura, durante el día, era la luz del sol quien la iluminaba. Llegada la noche, era la luz de dos faroles quienes se dedicaban a llenarla de luz.
La pintura y la quinta, desaparecieron devoradas por un incendio, así como los jardines y las fuentes, por lo que solo quedó el nombre. Se dice, se comenta, que el incendio fue intencionado, provocado por enemigos políticos de Don Luis Carrillo 

LA LEYENDA   


Parece ser , que muy cerca de esta quinta, una muchacha, se citaba con el joven al que amaba profundamente, cosa que no le hubiese gustado a su progenitor, de haberlo sabido.
Ocurrió que ,el  día y la hora en la que habían quedado para verse, el amante  no apareció, lo que desconcertó a la joven , que preocupada, decide andar por las inmediaciones de la calle buscándole desesperadamente .
El tiempo pasó, y cuando la muchacha se percató de la hora que era, se puso a llorar, mientras pensaba - ¡ Qué he hecho! .¡ He defraudado la confianza que mi que padre , puso en mí!-.
A sus oídos ,  llegó el sonido que hacía el agua de una noria en una huerta cercana. - ¡ Mejor será que desaparezca para siempre, así evitaré que mi padre pase vergüenza por mi acción!-. Y allí se dirigió con  intención de suicidarse tirándose al pozo.
Por su parte, el padre de la muchacha había advertido su desaparición, y la buscaba angustiado por las inmediaciones, sin lograr encontrarla.
El temor a perderle, le hizo acercarse al convento de la Encarnación, donde fue recibido por la priora.- Reverenda madre. Mi hija ha desaparecido, le ruego a usted que rece por ella, para que la vuelva ver con vida.-
   -Hijo mío. Tranquilícese, vuelva a casa, pues su hija regresará sana y salva, y allí es donde debe esperarla –
No había pasado mucho tiempo desde su llegada al hogar, cuando unos golpes en la puerta le sobresaltaron. Era dos miembros de la benemérita. Con ellos venía su adorada hija.
Una vez a solas, la joven dijo a su padre.- Era tal la tristeza que había en mi alma, que había decidido tirarme al pozo, para evitaros pasar vergüenza por mi acción. Pero al pasar por la quinta, vi dos luces.  Al acercarme observé la imagen  del divino pastor. Me arrodillé para rezarle, y allí me encontraron los guardias.-