Los incas veían en Supay, que era un dios del inframundo, el ser
que
era el
nexo de unión entre los muertos y los vivos, al cual tenían mucho respeto. Con
la llegada de los conquistadores españoles, fue equiparado por estos, como el
diablo cristiano, por lo que se adaptó como un sincretismo religioso, lo mismo
que es el vudú en Haití, la macumba en Brasil y el kimbangüismo africano.
Existe en a la localidad guatemalteca, de Chichicastenango, la iglesia de Santo
Tomás de Chichicastenango, una de las pocas que existen en el mundo, donde en su
exterior, están permitidos los ritos de otra religión, esta vez se trata de la
maya.
A diferencia con lo que pasa con con el Diablo cristiano, "el indígena
no repudiaba al Supay sino que temiéndole, lo invocaba y rendía culto para
evitar que le hiciera daño"
También en la leyenda Aymara, un grupo étnico indígena de
las regiones de los Andes y del altiplano de América del Sur, existe otro ser
que vive en los infiernos o Supaihuasin, en lengua quechua, que también lleva
el mismo nombre, Zupay. Es un dios-
demonio que tiene estrecha relación con brujas y mora en una guarida que lleva
el nombre Salamanca, una ciudad de la comunidad Castilla-León.
En la cueva, se dan clase a los seguidores de este dios, de maleficios
y encantamientos, para poder aniquilar la vida del prójimo.
Supay es, por naturaleza,
rebelde y agitador. Temido por su habilidad para cambiar de forma, al
que normalmente, se le ve montado en su caballo, bien vestido, cuyos ropajes, negros,
siempre, están adornados en oro y plata.
Supay espera a las noches de los martes y de los viernes, noches
de brujas y de hechiceros, para aparecerse. Después de una noche de alboroto ,
acompañada de sabrosas viandas acompañadas de bebida, sentado junto a su invitado,
le mira a los ojos y le ofrece, algo a lo que no podrá negarse, riquezas ,
honores, pero eso sí, a cambio de su alma.
Supay puede convertirse en un viento al que se le llama Huayra
Muyoj, que, al colisionar contra otra corriente, se forma un remolino, en medio
del monte, que se lleva todo lo que encuentra a su paso.
Ante dicha situación, las personas, asustadizas, recitan, una y
otra vez - ¡Cruz! ¡Cruz! ¡Cruz!, rogando a Dios que la dañina espiral, cambie
de rumbo y pase de largo.
Supay, se convirtió, en uno de los principales protagonistas del
culto a la Virgen del Socavón Oruro, o Virgen de los mineros, durante la época
colonial.
Durante la “diablada” los mineros se disfrazan de diablos, con
la intención de pedirle a la Virgen, perdón y comprensión, por vivir con Supay,
y ofrecerle obsequios para que les indique donde localizar las vetas del
mineral, y no tener nunca accidentes en la mina
1560 Es la fecha, de la que se tiene noticia, y registrada, y más antigua, que corresponde a Lexicón de Domingo de
Santo Tomás (Sevilla, 1499-Lima,
1571) Eclesiástico español. Dominico, en 1529 fue enviado a Perú, donde estudió
la lengua quechua, de la que publicó una Gramática (1560). Fue vicario general
de Perú y provincial de la Orden. En 1562 ocupó la sede de Charcas.
Los nativos también citan al pequeño Supay, un
travieso enano, que vaga por las zonas rurales, en busca de niños a los que
raptar, y preparar, con ellos, pócimas de hechicería.
Recabada información en :
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http://i.imgur.com/cPvMF.jpg