TARTALO EL CÍCLOPE




Cíclopes son todos aquellos que tienen un solo ojo en la frente, y que, como labor diaria, se dedican al pastoreo. El cíclope tiene muy mala prensa, y no es de extrañar, ya que joven que encuentra, se lo come, o sea, aparte de ser feo, a más no poder, de tener un solo ojo y ubicado en la frente, es antropófago. ¡Vamos cómo para no tenerle miedo!

Se me ha pasado por alto, que este tiene un nombre, si, si, un nombre, se llama Tartalo , y vive en Vasconia o País Vasco, norte de España .

Ni que decir tiene, que en los pueblos, los jóvenes, van con pies de plomo cuando andan por los agrestes paisajes, también pastoreando, cazando, para encontrarse con tal vil, personaje.

Tartalo , no solo tiene un nombre, pues es conocido , también, como Anxo y Torto.
Cíclopes, como este, sean de los más normal y corrientes en la mitología, localizados en la griega y en la romana, aunque con diversos destinos e historias. Para ejemplo, nos fijaremos en la que aparece en la griega.

Sucedió que el dios Urano, hijo y esposo de Gea, la Madre Tierra, padres de la mayoría de los dioses griegos, encerró a dos cíclopes, Arges y Brontes, en el Tartaro, que era un lugar muy insondable del inframundo. Aunque no estuvieron solos pues, Tántalo, hijo de Zeus, a quienes los dioses permitieron sentarse a su mesa, había traicionado su amistad, de muy diversas maneras: Revelar a los mortales los secretos de los dioses, robar de la mesa donde los dioses se sentaban el néctar, esconder un perro de oro, sustraído en Creta, del templo de Zeus, por otro, y que cuando su padre se los reclamó, juró y perjuró, que él, lo desconocía. Por último, matar a su hijo Pélope y utilizarlo para servirlo de comida   a los dioses, a los cuales había invitado a su casa.

Tantas habían sido las maldades de Tartalo, que los dioses le arrojaron al infierno, donde pasaba sed, pues cada vez que lo intentaba, el agua se volvía pastosa y oscura, donde pasaba hambre, pues nunca alcanzaba ni una simple manzana, y así por toda la eternidad, vivió en el Tartaro .

Cabe la posibilidad, que la mitología vasca, tomase y cambiarse ese recóndito lugar del inframundo, para transformarlo en un cíclope.

LA LEYENDA DE TARTALO

Si lo hubiesen sabido, ninguno de los dos hermanos que ese buen día salieron de caza, lo hubiesen hecho.

Abandonaron su casa y el pueblo para adentrarse en la zona donde había  más caza .

La mañana que había amanecido radiante y con sol, se tornó en oscura con grandes nubes, que no presagiaban nada bueno.

Y así fue. Una terrible tormenta les hizo buscar refugio, y ¡a fe mía que lo encontraron!... una inmensa casa de proporciones gigantescas.

Sentados al calor del hogar, los dos hermanos escucharon la puerta de la casa, abrirse, y entrar, acto seguido, en tropel, un enorme rebaño de ovejas a las que seguí un extraordinario ser de un solo ojo, el cíclope Tartalo. – Hoy nadie saldrá de esta casa-, y cogiendo una gran roca, la colocó en la puerta.

El cíclope comenzó a olfatear la casa. -¡Comida!.¡Comida!-.

Agarró a ambos hermanos y los arrastró hasta la lumbre. - Primero me cenaré al más mayor.  Dejaré al pequeño para mañana comer-.

Atravesando al más viejo de los dos con el asador , lo colocó sobre las ascuas . Cuando estuvo turradito, se lo comió, tras lo cual se quedó profundamente dormido.

Artimuño , que así se llamaba el hermano superviviente, con sigilo, se hizo con el asador, para caldearlo en el fuego, que utilizó para clavarlo en el único ojo del cíclope.

Este bramó de dolor, y sin quitárselo del ojo, intentó atrapar al joven, pero al estar ciego no lo consiguió, ya que este había logrado esconderse entre el ganado lanar.

La noche dejó paso al día , y Tartalo se acercó hasta la puerta,  apartó la piedra , y una a  una , fue haciendo que las ovejas fueran saliendo, por debajo de sus piernas.
-      - ¡Tengo que pensar en algo, mi vida va en ello-, se dijo el joven

Miró a su alrededor y encontró una piel de oveja que se puso por encima. A cuatro patas, consiguió salir al exterior.

Pero poco le duró la alegría, pues el cíclope se había percatado de que Artimuño … se había escapado, gracias al sonido que sus pasos, emitían.

  -¡Es inútil que trates de escapar, nadie lo ha conseguido!-.

El muchacho corría todo lo deprisa que sus piernas le permitían. Al verse acorralado, se tiró a un profundo pozo, seguido por el cíclope que había hecho lo mismo, con la gran diferencia de que Artimaña, sabía nadar, y  Tartalo no, por lo que se ahogó en la  profundidad del pozo.

En la mitología de Cantabria y en Castilla , igualmente aparece un cíclope llamado Ojancano   
Recabada información en  ttp://mitologiadevasconia.amaroa.com/ Wikipedia    /    mitosyleyendascr.com.


http://www.zizurardoi.com/wp-content/uploads/2012/02/carnavales_tartalo.jpg