1916 Japón.
La empresa Mitsubishi, localiza una mina de carbón en la isla Hashima, una de las
quinientas islas deshabitadas de la Provincia de Nagasaki, y a unos cientos
vente kilómetros de esta.
La veta
se encuentra a unos 200 metros por debajo del nivel del mar
Dicha isla
tiene 480 metros de largo por 150 de ancho. Debido a su forma amurallada, para
evitar los embates de las olas, y tifones, tiene la forma de un Acorazado (buque
de guerra de gran tonelaje, fuertemente blindado y artillado con una batería
principal compuesta por cañones de gran calibre) recibe también el nombre de Gunkanjima.
Explotada
desde 1887 y 1974 fue habitada por los trabajadores de la mina de carbón, con
sus familiares.
El
cierre de la mina se lleva a cabo, a consecuencia de la disminución de la
demanda de carbón y el auge del petróleo
La mina
continuó su funcionamiento, durante confrontaciones bélicas de China y Japón, o
Japón contra Rusia. Ni siquiera lo hizo durante la I y la II Guerra Mundial, con una producción
inicial de ciento cincuenta mil toneladas de carbón , anuales, durante los diez
primeros años del siglo XX , para llegar a 1941 con cuatrocientas mil
toneladas, al año , lo que le hizo pasar de estar deshabitada, a que en su
extensión morasen , tres mil personas,
trabajadores , técnicos, directivos , etc., apremiando a la empresa a la construcción de viviendas para que los
trabajadores, tuviesen residencias más permanentes.
1916 La
Mitsubishi ordena construir un edificio de
hormigón armado , con seis plantas para que fuese, un pequeño
habitáculo, aunque privado en la zona
sur de la isla; habitaciones , 9, 9 metros consistentes en un pequeño vestíbulo,
una ventana y una puerta , el resto, cocina , baño, e instalaciones sanitarias son para compartirlas , aunque
existía algo que no cuadraba con su construcción, hormigón armado y que los
balcones fuesen de madera, con sus
consabidos laberintos de escaleras, pasillos estrechos y corredores. Y al año siguiente otro bloque de viviendas,
más grande (9 pisos y en forma de E) se alzó, fue el primero en ser el más alto
de Japón. Y así en 1918, se edificó el siguiente. Cuando llegó la década de los
30, en un diámetro de 1,5 kilómetros cuadrados, se ubicaban más de treinta
edificaciones.
1939 El
inicio de la II Guerra Mundial, paralizó muchas cosas, pero no la mina del
acorazado que estaba en pleno apogeo, era necesario cumplir con la enorme
demanda de carbón que se solicitaba en aquellos tiempos tan conflictivos.
El
fatídico año 1941, coincide con el ataque del
Imperio del Sol Naciente contra
la ciudad norteamericana de
Pearl Harbour, lo que constituyó su enfrentamiento con los EEUU, y la
falta de mano de obra, pues muchos de los trabajadores de la mina habían sido
reclutados para servir a su patria, lo que hace que el Gobierno japonés
comience a buscar trabajadores entre chinos y coreanos dispuestos a trabajar en
las instalaciones mineras.
Cuatro
años después, lo que inicialmente había sido una empresa minera, se convierte
en una ratonera para sus nuevos obreros, pues muchos de ellos fallecían a consecuencia de : las duras condiciones de vida y la dieta
a la que eran obligados … el hambre , los accidentes en las galerías, así como
la secuelas del hambre, desnutrición y agotamiento ; sin olvidar a aquellos que
intentando escapar de aquel horror, saltan desde lo alto de las
amuralladas paredes, intentado conseguir
su sueño, escapar, un sueño que se desvanece en medio el mar.
Parece increíble,
que esta isla, a parte de los edificios para viviendas, se construyesen,
tiendas de diferentes oficios, un hospital con zona de aislamiento,
restaurantes. Una escuela con gimnasio y
patio, una guardería. Baños públicos, una comisaria y una pequeña una oficina
de correos. Cafés, restaurantes, un hotel, una pista de tenis. Casinos, clubes
y un prostíbulo, todo alrededor que aquel negro ser… el carbón, un mineral de
alta calidad.
La
densidad de población en la isla, en 1959, llegaba a las 139.100 personas por
kilómetro cuadrado, en toda su superficie, lo que la hace entran a formar parte
de una de las mayores concentraciones de población, que se registraron en el
mundo.
No
piensen que todas las construcciones eras iguales, ni mucho menos. El gerente
tenía ubicada su vivienda, privada, en la mejor zona, es decir en la parte más
alta. Mientras que en los departamentos
con servicios independientes,
eran habitados por ingenieros de alto nivel
acompañados por sus familiares,
aunque los servicios fuesen compartidos.
Mientras
que los obreros chinos y coreanos vivían como auténticos esclavos, a los que se
les asignaban, nada más llegar, lo hiciese solo o con la familia, se le
asignaba un departamento, como ya hemos indicado, según la categoría que tuviese
y si pertenecía a la Mitsubishi, o a una compañía subcontratadora; y que
la única casa, que no bloque de viviendas, fue
para el director de la mina.
1960 La
isla contaba, por aquel entonces con más de cinco mil almas y 50 edificios, escaleras,
pasillos y patios de modo que pareciese laberintos que recorrían sus entrañas, llegando
al máximo de su prosperidad, dejando espacio, durante cien años para ser mina y
ciudad robándole al mar ... tierra.
Al no
tener a penas espacio para casi o casi nada, las zonas verdes brillaban por su ausencia,
así que, en esta década, algunos isleños, marchan a otros lugares costeros,
trayendo con ellos tierra fértil, que esparcirían sobre los tejados, y con ello
poder cultivar plantas y jardines, ya que el suelo de la isla, se lo impedían
al ser de mineral.
Nos
hemos referido a sus construcciones, a la base del trabajo, su vida social, su
vida familiar, a los inconvenientes. Si no podían tener huertas, y no se habla
de una pequeña o gran flota pesquera, todos nos podemos imaginar que la comida
sería a través de barcos, y me temo que cuando al mar se embraveciese, o el
viento no permitiese atracar a los barcos de suministros, los que allí vivían,
pasarían penurias, quizá todos no, solo algunos, y de eso tenemos un dato.
Finalizada la II Guerra Mundial, solo en la isla habían fallecido 1.300
obreros; ya conocemos a que se había debido.
El gran varapalo
llega cuando un “enemigo “del carbón, el petróleo, lo va arrinconando haciendo
que desaparezcan numerosas minas en todo el Japón, y la de Mitsubishi no iba a
ser menos, viéndose forzada a trasladar a los trabajadores a otras zonas. Después vino la importancia que el Gobierno japonés
dieses al petróleo, para que la mina de la isla de Hashima, viese como era
abandona por numerosos obreros que habían perdido su trabajo, allí, fuesen
enviados a otras de las industrias de la Mitsubishi.
1974 Todos
los que aún permanecían en la isla, trabajadores de la Mitsubishi, estaban
reunidos en el gimnasio asistiendo a una ceremonia. En la ambiente flota la tan
temida frase. - La mina se cierra y los que deseen trabajo, tendrán que desplazarse.
-
Y así,
el acorazado fue perdiendo a sus hombres, despacio, pero sin pausa.
Tres
meses más tarde, la ciudad donde había existido gran opulencia y una
transacción económica, más que brillante, es un esqueleto, donde sus
construcciones se van deteriorando; es como si el mar quisiera vengarse de
haberle quitado agua para hacer una fortaleza.
Y así día a día la sal se fue adueñando de
todo, con la inestimable ayuda de los fenómenos climáticos, y en el 2002 Mitsubishi,
decide donar la isla a la ciudad de Nagasaki.
En el 2009
algunas de sus zonas fueron abiertas al
turismo.
El 5 de julio de
2015 la mina fue incluida en la lista de Patrimonios de la Humanidad por la
Unesco dentro del grupo de «Sitios de la revolución industrial de la era Meiji
en Japón: siderurgia, construcciones navales y extracción de hulla».3