Estamos en el siglo XVIII, y en él van a suceder, momentos
trágicos, para la nobleza francesa. Uno de ellos tiene que ver con un “simple
objeto”, un collar de 647 diamantes y 2.800 quilates, que costaba lo suyo (80
millones de euros).
EL ASUNTO DEL COLLAR
¿Es posible que el collar se convirtiera en uno de los
elementos clave, para el estallido de la Revolución francesa? Lo iremos descubriendo en el año 1784
-
- Yo Jeanne de Valois-Saint-Rémy, Condesa de Lamotte, atestiguo, que, con mi presencia,
muchos sucesos acontecerían en la corte francesa de Luis XV
Otro de los actores de este folletín, fue, nada más, ni nada
menos, que Louis Rene Édouar de Rohan, que no era una simple comparsa, ya que
se trataba del Cardenal de Francia, miembro de una de las familias, más nobles
y más antiguas, del país galo.
-
El cardenal, a toda costa, intentaba, por todos
los medios, a su alcance, hacerse un hueco, en la corte de Versalles. Aunque su
mayor obstáculo, lo tuviese en la figura de, María Teresa, la madre de la reina.
María Teresa, tenía al cardenal, como una persona,
superficial, y en demasía, banal, por lo que, ella, intentaba evitar, lo que el
cardenal, anhelaba, constantemente, poniéndole trabas para que no accediese, al
círculo, de amistades más cercano, de su amada hija, María Antonieta, que, por
expreso deseo de su madre, a la vez que aconsejada por esta, había evitado
durante una década, al susodicho personaje.
-
De buena mano, María Antonieta, conocía, la fascinación,
que ella, ejercía sobre Rohan, por lo qué, un día, sí, un día, no, el cardenal
solicitaba audiencia, con ella, aunque el trasfondo ya lo conocemos-.
Para rizar, más el rizo, aparece en escena, un nuevo
personaje, en esta historia, me estoy refiriendo a vos.
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¿ - Habláis conmigo? -
Así es, si vos os llamáis, Jeanne de Valois-Saint-Rémy
condesa de Lamotte. Perteneciente a una familia de alta cuna, aunque, por
desgracia, venida a menos, antes de que sucedan los acontecimientos, que
narraré.
-
- Aunque, yo, carecía, de una fortuna personal,
con ardides, había logrado, beneficiarme, del favor de varias familias nobles, principalmente,
de la hermana del rey, la princesa Isabel.
Su majestad, me apoyaba, con regularidad, con
partidas de dinero-
Rohan se encontraba en una sala, atendiendo a unos amigos,
cuando la Condesa de Motte, hace su entrada. El cardenal con disimulo, la
observa. Ambos comenzarían, poco tiempo después, una relación.
-
- Me sentía feliz. ¡Jamás había estado cerca de la
reina, lo que ocurría, tras finalizar mis encuentros, íntimos con Rohan, motivo
por el cual, alardee de mi posición en la corte, haciendo creer, que era una
persona muy unida a su majestad-!
Rohan, en un momento de melancolía, le revela su deseo más
ardiente, conocer a la reina en persona. Para Jeanne de Valois, aquella
confesión supone tener un as en la manga, y saber aprovecharlo.
-
- Mi querido cardenal, habéis puesto, sin vos saberlo,
una inmejorable ocasión, para enriquecerme, a costa de vuestra ambición. Tengo
in mente un plan, en torno a un increíble collar, que terminará con todas mis
penurias económicas, dejando con la boca abierta, a los que ahora me miran por
encima del hombro-
En los meses previos al escándalo, nuestra condesa, había
trabado amistad en la corte, con Charles Boehmer, joyero de profesión, al cual
había dicho, que ella iba a interceder, personalmente, con María Antonieta,
para que adquiriera, un impresionante collar de diamantes, que el joyero había
realizado para Madame du Barry.
- Para que necesita ahora, la amante del rey, tal
especial collar, sin con el fallecimiento de nuestro rey, la Du Barry, no sale
de casa, aparte de que la corte, se niega a pagar tan delicada joya, de
extraordinaria belleza y con un valor increíble-
Lo que Jeanne desconoce, es una leyenda que, a media voz,
desgranan los que la conocen- Su
majestad ha rechazado el collar, afirmando que << Francia necesita más un
navío, que una joya>>.
Claro que, en el plan, no entraba hablar con la reina, pero
si utilizar el peón, que el ajedrez, de la soberbia y la prepotencia, el
destino le ponía para ganar la partida.
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- Querido Rohan. Te traigo un remedio para tu mal.
Quiero que sepas un secreto, el cual te llevará directamente hasta conseguir
hablar en privado, con su majestad-
El cardenal le miraba asombrado. Sentándose, esperó
impaciente a que su amiga y amante, le contase el secreto, y con él, tener la
llave para abrir al arcón del corazón de María Antonieta.
-
- Sabed, que, su majestad, quiere comprar en
secreto, el collar que iba destinado a Madame du Barry, por lo que os sugiero que,
para ganar su amistad, deberíais, ser, vos, el que intermediara, en esta
delicada operación-
La cara del cardenal resplandeció. Colocándose el sombrero,
partió raudo a la joyería, donde un pardillo, iba a recibir la visita de un incauto personaje, al que su deseo de
aparentar más, iba a perderles a los dos.
Cuando se despidió de Boehmer, en su poder estaba el tan
deseado collar.
-
- Gracias por darme vuestra confianza. Hoy mismo
su majestad tendrá en su poder, el collar-
Tras salir a la calle se dirigió al encuentro de su esposo
-
- ¡Ya lo tenemos! Sal cuanto antes, para Londres,
allí no tendrás ningún problema para vender el collar. Pronto seremos ricos, y
nos dedicaremos a vivir la vida y sus placeres-
Rohan, desde aquel momento, comenzó a recibir, numerosas
cartas, supuestamente, escritas, por la reina. Aunque ya nos podemos imaginar
quienes las escribía, sí, esa misma, la condesa de Lamotte. En ellas, prometía
al cardenal, recompensarle, muy pronto, por su caballerosa acción.
-
Al principio todo iba como la seda. Él como un
loco pensando el besar la mano de la reina, y que esta le dijese que se sentase
a su lado.
- No obstante, según transcurrían los meses, y
sin tener noticias de la corte, Rohan comienza a ponerse nervioso, incluso me
pide, que le ofrezca, una prueba, que demuestre, el interés de la reina, por él
–
Aquello no entraba en los planes de Jeanne de Valois, cada
vez más preocupada, porque su intriga no viese la luz en los pasillos, de palacio,
ni en la recámara de la reina.
-
- Tengo que encontrar a alguien que pueda
suplantar a María Antonieta-
Después de mucho asistir a pequeñas charlas en varias
mansiones. De hablar con gente, que hacía tiempo no lo hacía, encuentra a una
persona, con un enorme parecido a la reina
-
- No importa que sea prostituta. Ni que se llame
Madame s´Oliva, pronto se transformará en María Antonieta de Francia –
Poco a poco, el castillo de naipes comenzará a
derrumbarse. Lo hará después de que Rohan, en los jardines de Versalles cree
conocer a la reina, oculta tras un velo.; después de, debido a la tardanza, el
joyero envía la factura a palacio, donde se recibe, provocando el asombro.
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- Mi destino va caminando. La reina cita a Boehmer,
y este, por contar, cuenta hasta el último detalle, es decir que Rohan fue el
que intervino en la compra. Ya nada para, a su majestad, el rey Luis XVI, quien
ordena la detención del cardenal y su
proceso-
Ni que decir, tiene, que, aquel juicio, conmocionó a la
sociedad francesa, pues quien se sentaba en el banquillo de los acusados, era
la máxima autoridad eclesiástica, de Francia imputado de los delitos de los “crímenes
de lesa majestad” (cualquiera agresión o atentado contra la vida o integridad corporal
del rey, del heredero del trono o del regente)
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- Durante el juicio, Rohan no paró de contar, que él, se había
reunido con la reina. Mientras que yo, insistía, que el dichoso collar estaba
en manos de su majestad, la principal pieza de este enredado puzle-
La
reputación de María Antonieta, estaba por los suelos, y mientras que, los
nobles, se enfrentaban, unos contra otros, por la obtención de la joya, el
pueblo estaba harto de la veleidades e intrigas palaciegas
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Lo que puede el dinero y
los amigos poderosos, que serán los que salven a Rohan, de ser el cerebro del
escándalo.
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- En mi caso, fui azotada en
público, marcada con un hierro candente con la consonante V (de voleuse) que,
en francés, significaba “ladrona”-
A penas trascurrido un año, la condesa pudo
escapar de la cárcel, para exiliarse en >Londres, donde publicó sus memorias,
en las cuales, María Antonia aparecía como causante, de todas las desgracias
del pueblo francés.
- - Fallecí en Londres, en un
desgraciado accidente, aunque más de uno, y de dos, creyeron encontrar, detrás
de tan luctuoso suceso, la posibilidad de un asesinato, acusando a grupos de
franceses, monárquicos, que residiesen en tierras británicas
Recogida información en:
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