ERRORES JUDICIALES LOS TRES DE MENHPIS





El poder de los documentales

Se suele emplear la famosa frase que dice “vale una imagen más que mil palabras, y máxime cuando a esta le acompañan secuencias, que como reza al comienzo del documental “pueden herir la sensibilidad de espectador.

Uno de los documentales, bueno en realidad fueron tres, los que se ocuparon del mismo tema “Lost Paradise: Los crímenes de los niños en Robin Hood Hills- Paradise Lost 2: Revelations y Paradise Lost3: Purgatory-

En ellos se hablaba de tres niños, asesinados, en la ciudad de West Memphis – Arkansas(EEUU), uno de los asesinatos, más espantosos ocurridos en Norteamérica.

Estos trabajos, no recibieron ningún premio físico (galardones ni dinero), pero si el de lograr que se haga justicia, aunque para eso tengan que haber transcurrido 18 años, desde aquel suceso, y que a los que se culpó de aquellos asesinatos…fuesen inocentes.

Para comenzar la historia, tendremos que situarnos un 5 de mayo de 1993, en la referida ciudad de West Memphis, en el condado de Arkansas(EEUU), donde son localizados, los cadáveres de tres niños, en las colinas de Robin Hood. que contaban con tan solo 8 años de edad.

Sus cuerpos aparecen desnudos atados de pies y manos con los cordones de sus zapatos.

Stevie Branch, Christopher Byers y Michael Moore, los tres pequeños, presentan en sus cuerpos, signos de haber sido brutalmente golpeados y torturados, aunque parece ser, que con Christopher Byers, se habían ensañado, puesto que estaba lleno de traumatismos por todo el cuerpo, y la mutilación de su miembro.

El terror y la confusión, dan paso al deseo de la ciudadanía a que se encuentre, rápidamente, al culpable o culpables de tan atrocidad.

¿Pudo ser la presión ejercida sobre los detectives, que llevaron el caso, por parte de los padres, y vecinos de la localidad, a que se cometiesen negligencias, descuidos y caso omiso a ciertas pruebas?

Lo cierto es que, los agentes, retiran los cadáveres, del arroyo donde fueron localizados, todo esto, sin que hubiese venido el médico-forense, pudiese examinarlos, y solicitar sus traslados para que se les pudiese practicar, la autopsia.

Muchos de los vecinos del pueblo, recuerdan, con claridad, al jefe de la investigación, fumando con toda la tranquilidad, en el perímetro del área, del macabro, hallazgo.

Las marcas de una mordida que presentaba, una de las víctimas, no fueron inspeccionadas, hasta cuatro años, después de los asesinatos. Aunque, eso sí, la “necesidad” imperiosa de conseguir una cabeza de turco, aunque solo sea eso, es vital para acallar la rabia que se palpa en la ciudadanía.

A cierto oficial de la libertad condicional juvenil, tras escuchar y leer en la prensa, aquella monstruosa noticia, se le vino a la mente, aquel muchacho que siempre vestía de negro, largos cabellos negros, algo “rarito”, al que le gustaba la música heavy metal, rodeado de un aurea de inadaptado, proveniente de una familia de escasos recursos, que recibía visitas de los servicios sociales, al que seguía hacía ya tiempo. ´

CABEZA DE TURCO

El muchacho en cuestión se llamaba Daniel Echols.  De la noche a la mañana se convirtió en el primer sospechoso, a pesar de que no se encontraron pruebas ni evidencias que le incriminasen. Y regresamos al núcleo de la cuestión … la rumorología (que en bastantes casos era ya suficiente para que, alguien resultase sospechoso), las ansias por parte de la policía de hallar culpable o culpables, sin que, pasemos por alto el juicio paralelo, que los medios de comunicación, escrita y hablada, se traían sobre el perfil del chico, le condenaron sin contemplación.

Los crímenes cometidos, fueron atribuidos a un ritual satánico, y con la seguridad, de que, Echols, no pudo hacerlo solo. El siguiente objetivo era dar con sus cómplices.

Se habló de un chivatazo “comprado por 30.000 dólares”, supuestamente de una mujer, que llevaba poco tiempo residiendo en el pueblo. Años más tarde, aquella testigo se desdijo argumentando que tuvo que hacerlo, ya que la policía le advirtió que, o cooperaba, o se quedaba sin su hijo.

Entonces entra en acción Jessie Miskelly, de 17 años, que sufría un retraso mental, del que se aprovecharía la policía para sus planes, hacerle pasar por testigo de los asesinatos de los tres chavales.

Si una persona cuerda, puede llegar a no soportar un interrogatorio de doces horas, ¿qué se puede esperar de un muchacho con esa importante disminución física, y sin la presencia de sus padres? Pues que diga amén a todo, e incluso se autoculpa e incrimina a Jason Balwin, un amigo de Echols.

Aunque, más tarde, Jessie, negase todo, y se acusase a la policía, de coaccionarle y de intimidarle, nada iba a cambiar, pues esta, ya tenía a los responsables de los asesinatos de los pequeños, y los padres el deseo de justicia o de venganza.

Jessie Misskelly es juzgado aparte, cayendo durante el juicio, en contradicciones y declaraciones, que no tenían ninguna coincidencia con lo ocurrido, ni siquiera con los mínimos detalles de los crímenes.

El Doctor Richard Ofshe, experto en confesiones falsas, que estuvo presente en el juicio, llegó a la conclusión, de que se trataba de un “ejemplo clásico de coerción policial”. No obstante, nada se hizo al respecto, y Jessie Misskelly esperó de pie, con la cabeza agachada, igual que todo el tiempo que duró el juicio, la sentencia del jurado – Culpable- y la del juez condenándole a cadena perpetua.

El juicio contra Echols y Baldwin, pasó a ser un esperpento, utilizando como pruebas, unos libros de Stephen King, varias letras de canciones del grupo Blue Oyster, así como sábanas negras de bandas de Rock, que ambos jóvenes tenían en sus respectivas habitaciones.

Los veredictos del juicio fueron irrevocables, máxime cuando se veía con claridad, que estuvieron presionados, por la histeria y el control, que la policía ejerció, a través de filtraciones, así como la intervención de los medios de comunicación, que publicaron diversas conjeturas.

Echols al ser considerado como el cerebro, de los crímenes, era condenado a muerte, por inyección letal, mientras que a Baldwin le sentenciaban a cadena perpetua.

Pasado un tiempo, los vecinos del pueblo, una vez se hubieron calmado los ánimos, comenzaron a preguntarse, si en realidad aquellos chicos hubiesen sido los verdaderos asesinos.

Los juicios fueron seguidos, por todo el territorio de los EEUU. Fue tal alcance que Joe Berlinger y Bruce Sinofsky, dos cineastas, se unieron para que todo el mundo conociese la verdadera historia de “Los tres de Memphis “, realizando una serie de documentales: Primer capítulo, Lost Paradise: Los crímenes de los niños en Robin Hood Hills, consiguió agitar en las conciencias de los norteamericanos, la duda, para preguntarse si era ellos, los verdaderos asesinos de los tres niños. Llegando dicha duda, en incluso a algunos de los familiares, de las víctimas.

El segundo de los documentales Paradise Lost 2: Revelations, ambos cineastas, dieron a conocer la acumulación, de pruebas que sobre un nuevo sospecho, pesan. Trata de Mark Byers. Quien desconozca quien es este señor, les informaremos que se trata del padrastro de una de las víctimas de Memphis, el cual contaba con antecedentes, además de haber estado relacionado, con el asesinato de una mujer. Levantó sospechar al encontrar un cuchillo suyo, que contenía restos de sangre. Durante el careo, Byers, llegó a cambiar tres veces   de versión. Aunque las dudas, planeaban sobre su cabeza, la policía, no emprendió ninguna acción legal contra él.
Con el tercer capítulo, se cierra el ciclo de los documentales, realizados por los cineastas Joe Berlinga y Bruce Sinofsky, dedicados a investigar y dar a conocer, todo lo que ocurrió en West Memphis, sus contradicciones, las pruebas no llevadas a cabo, lo que se omitió, la opinión de los parientes de las víctimas y lo que la policía opinó del suceso 
Este último capítulo   Paradise Lost 3: Purgatory, fue nominado a un premio Óscar en la categoría de mejor documental largo, en el año 2012, aunque no lo consiguió.

Cada uno de estos documentales, nos ofrecen ciertos detalles, que son el eje de cada uno de ellos, admitiendo, que, en aquellos años, la tecnología con la que ahora se cuenta, no existía.

Así, 18 años después, unas nuevas pruebas de ADN, dan un giro de 180º, al caso, demostrando que la injusticia que se había cometido con los famosos “Los tres de Memphis”. A pesar de probar, que los tres dieron negativo en la muestra del ADN, el caso no pudo reabrirse.

Ante esta circunstancia, Daniel Echols Jessie Miskelly y Jason Balwin, tuvieron que acogerse a una maniobra, legal, conocida como la declaración de “ Alford”(  Originado en el caso legal de Estados Unidos ante la Corte Suprema de los Estados Unidos, Carolina del Norte v. Alford (1970).-  Una declaración en virtud del cual un acusado puede optar por declararse culpable, no a causa de una admisión a la delincuencia, sino porque el fiscal tiene evidencia suficiente para colocar un cargo ya obtener la condena en los tribunales). Esta declaración, no anula el veredicto de culpabilidad, pero al reajustarse su condena de 18 años en la cárcel, se les pone en libertad, en virtud del tiempo transcurrido en prisión.

2011 “Los tres de Memphis, obtienen la libertad. En la rueda de prensa que dieron, ese mismo día, Misskelley comunicó:” Esto ha sido un infierno absoluto
Esto no fue justicia. Éramos inocentes y nos mandaron a la cárcel para el resto de nuestras vidas”, agregó Baldwin 

Todavía podemos tratar de limpiar nuestro nombre. La única diferencia es que ahora podemos hacerlo desde el exterior", puntualizó, un pálido y delgado, pero contento Echols.

LOS NIÑOS



Durante todo el artículo, apenas hemos hecho referencia a los tres pequeños asesinados, pasemos, pues a conocer algo de su perfil


Stevie Edward Branch

Era hijo de Steven y Pamela Branch. El matrimonio se divorció, él era pequeño. Su madre consiguió su custodia. Posteriormente contrajo nupcias con Terry Hobbs.  Branch tenía ocho años de edad, Era un buen estudiante

Christopher Byers

Christopher Byers era hijo de Melissa DeFir y Ricky Murray. Lo mismo que había sucedido con los padres de Stevie, sucedió con los padres de Christopher, también se divorciaron cuando él tenía 4 años de edad.  Después, su madre contrajo matrimonio con John Mark Byers, quien lo adoptó. Byers tenía ocho años, Según su madre, era un niño como cualquier otro, de hecho, aún creía en el Conejo de Pascua y en Papá Noel.

Michael Moore

Hijo de Todd y Dana Moore. Tenía ocho años, A Moore le encantaba usar su uniforme de escultismo cuando no estaba en las reuniones. Era considerado el líder de los tres.

Recabada información en:
http://www.elcultural.com/    y Wikipedia