En algún lugar del Mato Grosso, creía el explorador y arqueólogo
británico, Percy Fawcett, podría encontrase la ciudad desaparecida de Z.
Por ese motivo, el mes de abril de 1925, se embarcó en aquella
aventura, no dudando de adentrarse en la jungla brasileña… de la que nunca
regresaría. Fawcett buscaba una ciudad perdida a la que puso por nombre, la
última consonante del alfabeto, la Z
Su pista, y la de las personas que viajan con él, estará en la
ciudad de Cuiabá, donde partieron, hacia el Alto Xingú, afluente sudoriental
del río Amazonas.
¿Qué fue lo que impulsó a este explorador arqueólogo a emprender
aquella empresa, y buscar una misteriosa ciudad?, un manuscrito el 512, que
localiza cuando se encontraba en Rio de Janeiro, al visitar su Biblioteca
Nacional, en el que se habla de una ciudad legendaria.
Aquel escrito, que data de 1753, un explorador portugués,
narraba que había descubierto, una ciudad amurallada, en los confines de la
región del Mato Grosso, que parecen ser, que recordaban a las de la Antigua
Grecia.
Debo aclarar, que esta no era la primera vez, que lo intentaba,
aunque esta fuese la definitiva, llevándose con él, la verdad o la leyenda de
esta ciudad.
Se cuenta, que el famoso escritor, Sir Arthur Conan Doyle, se
inspiró en Percy Fawcett, para dar vida al profesor Challenger, en la novela
<< El mundo perdido>>
En 1906, la Real Sociedad Geográfica, una organización británica
que patrocina expediciones científicas, invitó Fawcett para estudiar parte de
la frontera entre Brasil y Bolivia. Pasó 18 meses en el área de Mato Grosso y
fue durante sus diversas expediciones que Fawcett se obsesionó con la idea de
civilizaciones perdidas en esta área.
En 1920, Fawcett se encontró un documento en la Biblioteca
Nacional de Río de Janeiro llamado Manuscrito 512. Fue escrito por un
explorador portugués en 1753, que afirmó haber encontrado una ciudad amurallada
de profundidad en la región de Mato Grosso de la selva amazónica, que recuerda
de la antigua Grecia. En él describe una ciudad cargada de plata, con edificios
de varios pisos, y con arcos de piedra. Amplias calles conducen hacia un lago
en el que el explorador había visto dos indios en una canoa.
Fawcett llamó a esta la ciudad perdida, con la última consonante
del alfabeto << la ciudad Z>>.
1921, Fawcett emprende, su primera, de otras muchas expediciones,
con el intento de localizar aquella maravillosa ciudad; aunque el equipo humano,
que el acompaña, con frecuencia, se encontraba con problemas, debido a la
selva, los animales peligrosos, pero, sobre todo, con las enfermedades.
1925, abril, se prepara para partir, esta vez los miembros de la
expedición, están mejor preparados, la aventura, mejor financiada: periódicos,
sociedades en las que están incluidas, la Royal Geographic Society y los
Rockefeller.
En una última carta, destinada a Nina, su esposa, enviada, a
través de un miembro de su equipo, el cual regresa a Inglaterra, Fawcett
escribió lo que sigue “Esperamos conseguir a través de esta región en unos días
…. No tienes debes preocuparte, ante la posibilidad de cualquier, impedimento,
esta vez, seguro que lo conseguiré “” tener ningún miedo de cualquier fallo.”.
Quien le iba a decir que realmente, aquella misiva, iba a ser el último
eslabón, que le unía, con su familia y con el resto, del mundo.
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