LUIS CANDELAS CAJIGAL Bandolero de profesión



Nace en Madrid, en la calle del Calvario en 1804

Fue el benjamín, de tres hermanos, en una familia que tenía recursos, cuyo padre, era carpintero y ebanista, de profesión, que vivía en el madrileño barrio de Lavapiés. Aquellos recursos, fueron suficientes para que su hijo, formarse en los Estudios de San Isidro, aunque no duró mucho tiempo, pues fue expulsado, por enfrentarse a uno de sus educadores y golpearlo  
Todo apunta, a que cuando tenía 13 o 14 años, ya era el jefe de uno de aquellas crueles bandas, que, por muchas circunstancias, campeaban, sin control, como Pedro por su casa, en el Madrid de la época.
Entre los que le acompañaban en sus tropelías, aparecen algunos nombres, que cuando decide crean una banda de bandoleros, irán a la par, con él: Francisco Villena, conocido como Paco el sastre.  

Una serie de acontecimientos, políticos, se suceden, que dan paso al llamado trienio liberal ((1820-1823 cogen a Luis Candelas, ya en la famosa noche madrileña, dedicado a las malas compañías, y a una vida totalmente en desorden, no es de extrañar, que se le arrimen personajes, con los que compartirá, noches y días, los hermanos   Ramón y Antonio Cusó, y Manuel Balseiro, villanos y estafadores             
1823 Su padre fallece, y Luis avanza cada vez más, por sus ignominiosos caminos, que le traerán, más de un disgusto << “por andar en compañía de gente sospechosa y malhechora>>
Sin embargo, no escarmienta, y es detenido por segunda vez, por un robo de unas caballerías

1825 Escapa del penal para acogerse a un indulto. Se fuga del penal en 1825 y se beneficia de un indulto.   Se sugiere que varias mujeres, de diferentes edades, le encomiendan, en aquellos tiempos, todos sus ahorros y joyas.
1826 Continúa en sus andanzas, por lo que vuelve a ser detenido otras dos veces.
1827 Un nuevo robo le lleva ante los tribunales, se beneficia de nuevo de un indulto, y se casa. tras ser procesado por un nuevo robo y beneficiarse nuevamente de un indulto, y se casa.
Lo que es la vida, después de estas “hazañas”, encuentra trabajo como agente del fisco, quien le obligará a viajar por varias ciudades, Alicante, La Coruña, Santander, por último, Zamora, “con el cargo de interventor interino de la puerta de la Feria de dicha ciudad”.
Se separa de su mujer, y regresa a Madrid, donde reincide, en el modo de vida de antes, y no tarda en perpetrar un robo, acompañado por, algunos de sus antiguos compañeros.
Es detenido, por la policía, en el mismo año (1827) y se le abre, su primera ficha, donde costará, la edad – 21 años, así como que está desocupado, su estatura (regular), pelo negro, ojos del mismo color, boca grande y sobresaliente con dientes blancos. De constitución musculosa, y sin ninguna tara física. Especializado en el uso de los dedos para birlar carteras, usa ganzúas para violentar portillas.   
Candelas pertenece a los años en los que la palabra bandoleros, se usa a menudo con sus consabidos nombres y apodos, como José María El tempranillo
Por aquella época, Luis Candelas, es hartamente conocido, en los tugurios de mala muerte de la capital, así como el hecho de haber sido detenido en varias ocasiones, a las que seguían sus huidas, haciéndose todo un experto, en el tema, que bien podría dar clases   
Se le podría llamar el hombre de diferentes caras, puesto, que alquila un piso También entonces aparece uno de los aspectos más novelescos de su figura: el desdoblamiento en otros personajes. Al parecer, alquila un piso modesto, ubicado en la calle de Tudescos, conocido por los vecinos como “Luis Álvarez de Cobos, financiero del Perú”, para lo cual, se caracteriza. Entre sus papeles, porta, documentación, probadora de identidad, por lo cual no habrá quien le reconozca.
Da vida, por solo 24 horas, a un señorito que principalmente vive de sus rentas, así que, para demostrarlo, asiste a corridas de toros, teatros y al café Lorencini.

La casa donde reside, tiene salida al callejón trasero, lo que le permite volver a ser el canalla, que vive las noches del Madrid de los Austrias, encaminándose a una taberna, que es conocida por los cronistas como la Traganiños, cercana a la Plaza Mayor. Allí, compartirá, con su lugarteniente, Mariano Balseiro, seguido de Paco el sastre, los hermanos Cusó, más cinco hombres y algunas mujeres, compañeras de miembros del grupo
No solo están allí para disfrutar de las horas, en las que el reloj, deja a su aire, también para preparar las estrategias sobre: robos a domicilios, al atraco, al asalto de mensajerías, locales comerciales, sustracción de cartera, todo ello, por imposición de Luis, el jefe, sin derramamiento de sangre    
1829 Luis Candelas, tiene amigas, algunas de ellas bailarinas y tonadilleras, que han asistido a fiestas privadas dadas por el rey, en determinado pabellón del canal del Manzanares, y con ello, la posibilidad de cambiar de identidades, aunque no sean tan importantes como las otras, pero que le valen para sus planes:  El aprendiz de una platería, que atiende al nombre de Elías Salcedo, y la de hermano de una bailarina popular llamada Lola la Naranjera, que es su amante.
U año después (1830), Luis Candelas es acusado de falsificación de pasaportes, la condena la cumplirá, en el penal de Santoña.
Otra vez se evade, aunque al año siguiente (1831) cuando en una posada de la calle de Alcalá, intenta robar en el depósito de equipajes, es detenido nuevamente y es conducido a la cárcel de la Corte.
Ese mismo año, se queda huérfano, pues su madre fallece, dejándole la no menos respetable cantidad de 60.000 reales.
El escritor, inglés, George Borrow, describe como Luis Candelas, ayudó al liberal Salustiano de Olózaga a escapar de la prisión donde había sido llevado, por haber conspirado, él y el librero Miyar, que sería ajusticiado, contra el rey.

1833 El rey enfermo deja a su esposa la reina María Cristina, a ejercer como tal. Es en ese momento, en el que se inicia un periodo de acuerdos con determinadas pandillas de bandidos, con el objetivo de lograr indultos y absoluciones, tal los que obtienen, entre otros El Tempranillo, Juan Caballero. Fuese, quizá, ese perdón, que muchos de aquellos bandoleros, abandonan el camino de la fechoría, para directamente, pasar a ser, miembros de las fuerzas de seguridad del Estado. Paradojas de la vida.
1834 Luis Candelas, supuestamente enfermo, estaba interno en el hospital de la cárcel, de donde se fuga, aunque es apresado y es procesado.
1836 Candelas y su banda perpetran diversos robos y asaltos: al magistrado licenciado de La Habana, a la denominada Lonja del Ginovés, con la ayuda de una criada, a la que Luis, pudo seducir, a un usurero y a un comerciante de tejidos.
Por estas tropelías, es condenado a 10 años de trabajos forzados, si bien, nos lo cumplirá dentro de la península, ya que lo envían al peñón de la Gomera. ¿Y que es para Luis Candelas una huida? Nada, que es lo que hace cuando era trasladado con el resto de los presos:  
1836 Se recrudecen los asaltos, de Luis y su banda, varios de ellos, muy comentados: quienes serán, los que les llevarán a su último proceso, a saber.  Comenzamos por el asalto a la diligencia, conocida por aquellos entonces como galera- mensajería– que iba desde Madrid hasta Salamanca. Pues bien, entre los pueblos de Las Rozas y Torrelodones, no quedó nadie de la diligencia, que no hubiese sufrido verse despojado de lo que llevaba.
Proseguimos. 1837 El presbítero Juan Bautista Tárraga, y su ama de llaves, descansaban, tranquilos en su casa, hasta la llegada, de Candelas y su panda. Presbítero y ama de llaves, son atados a la cama. Los bandidos se llevan todo lo de valor, que, en la casa, tiene Don Juan Bautista. El ultimo se efectúa en el frío mes de febrero. Esta vez no será parando una diligencia, ni entrado a saco a primeras horas de la mañana, esta vez utilizaran una excusa, la entrega de un encargo, en la casa del espartero.
El tercero, al anochecer del 10 de febrero, el robo, con el engaño de servir un encargo, en la casa del espartero Cipriano Bustos y su familia, acobardados, por los bandidos, contaron donde estaba el escondite, en el que guardaban, toda su riqueza.Tanto Cipriano Bustos, como su familia, fueron 
Finalmente, el más difundido, quizá sea, el cometido en casa de Vicenta Mormin, costurera de la reina.
Era el domingo de carnaval, 12 de febrero descubrieron el escondrijo de toda su fortuna. Por último, el golpe más renombrado de todos, el robo en el domicilio de la modista de la reina.
Tras acceder a la casa, contando como cómplice, a un criado de Doña Vicenta, la inmovilizan, intentando que estuviese cómoda, por algo era una dama. En total, entre idas y venidas, los salteadores llevaron la friolera de unos 700.000 reales en metálico, amén de alhajas. Tras lo cual, nuestro, particular Sherlock Jones, español, cambia de fisonomía y se hace llamar León Cañida que acompañado por Balseiro, y la amante de este, Josefa Gómez, de 16 años, se encaminan hacia el norte, con la intención de llegar a Gijón y embarcarse con dirección a las Américas.
 Pero algo va a cambiar y a enredarlo todo, pues Josefa, que desconoce, la verdadera identidad de su amado (detalle que se tendrá en cuenta, en el juicio), no las tiene todas consigo, e insiste en regresar a Madrid, lo que por fin consigue; aunque se encuentren con el riesgo de ser detenidos, ya que todas las fuerzas, de la nación, les tienen en el punto de mira, y con deseos de venganza, por todas las veces, que se han burlado de ellas.   
Julio de 1837, es detenido cuando se encontraba en descansando en la posada de la localidad de Alcazarén – Olmedo, provincia de Valladolid.
En el proceso salen a relucir todos los atropellos cometidos, así como la vida disoluta de Luis Candelas, desde que era un adolescente. Sus famosas huidas de cárceles, o cuando era llevado a ellas. De haber mentido abusando de personas, o comprándolas para conseguir sus objetivos  
Su juicio no dura mucho. Se le condena a morir ajusticiado en el garrote vil. Este medio de ejecución, era, desde el Código Penal de 1828, el único medio oficial de ejecución, existiendo tres clases: el vil, para todos los convictos por infracciones viles; el ordinario, para gentes del estado llano; y el noble, para los hijodalgos, parece ser, por el aspecto del cadalso.
Luis Candelas, durante el juicio, en todo momento, niega ser culpable de los delitos que se le imputan, asumiendo con gallardía y serenidad su condena.

A punto de ser ejecutado, rubrica una petición de indulto a su majestad María Cristina de Borbón-Dos Sicilias , reina consorte de España por su matrimonio con Fernando y regente del Reino, durante una parte de la minoría de edad de su hija Isabel, que subiría al trono de España, como Isabel II    “El que expone es, señora, acaso el primero de su clase que no acude a Vuestra Majestad con las manos ensangrentadas; su fatalidad le condujo a robar, pero no ha muerto, herido ni maltratado a nadie; el hijo no ha quedado huérfano, ni viuda la esposa por su culpa. ¿Y es posible, ¿Señora, que haya de sufrir la misma pena que los que perpetran estos crímenes?”.
De nada de sirve aquella misiva … no hay perdón para el reo Luis Candelas. Es de razón, que todos aquellos años, en los que pasó por alto las leyes españolas, sus burlas contra ellas, y  el robo a una persona de tanta confianza, para su majestad la reina,  como lo era su modista, era suficiente para llevarlo al cadalso  Ni siquiera, si me apuran, la leyenda que le rodeaba, tejida con los mismo hilos que, quizá utilizase Penélope , cuando bordaba espero el regreso de Ulises, por la madrileña , gente de a pie, que pasaba penurias,  y  que siempre espero un héroe que les ayudase en una venganza contra todos los que , nos les permitían vivir con decoro y ser personas
Luis Candelas, no fue el consabido bandolero a la usanza, pues todos sus actos de bandolerismo, los cometió en las ciudades, ayudándose de un considerable número de documentación falsa, de ardides, como fueron los disfraces, en compañía de una refinada inteligencia combinada con arrojo y labia, fundamentada en el engaño y la persuasión.
Paco “El Sastre” y Mariano Balseiro, el 20 de enero de 1839 son ahorcados por el secuestro de los hijos de Manuel Gaviria.