Dorothea Helen Garay,
nace en 1929, Redlands, California, en el seno de una familia que se dedicaba a
recolectar algodón, el matrimonio Trudy Mae Yates y Jesse James Gray
Dorotea no lo tuvo,
muy fácil en la vida, comenzando por perder al padre, que murió tuberculoso,
cuando ella contaba 8 años de edad. Al año siguiente su madre fallece en un
accidente de motocicleta, hasta que unos parientes que residían en Fresno, la
reclamaron, estuvo tres meses en un orfelinato
1945 con solo 16 años
se casa con un soldado, llamado Fred McFaul, quien la deja embarazada en tres
ocasiones, pero solo verán la luz, dos niñas, y que no vivirán con sus progenitores.
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La primera, nacida al
año de casarse, y la manda a vivir con unos parientes, y la segunda, que se
llevó dos años con la mayor, es dada en adopción, finalizando el tercer
embarazado en un aborto involuntario. El señor Fred McFaul, abandona a Dorothea a finales de 1948, aunque a sus
familiares, miente diciendo que falleció de un ataque al corazón, incapaz de
asumir el abandono
Al no tener trabajo comenzó a falsificar cheques, pero fue sorprendida y
condenada a un año de cárcel, del cual cumplió 6 meses antes de salir en
libertad condicional.
Sola y sin trabajo, puso en marcha su imaginación,
falsear cheques, pero…es sorprendida y se le condena a un año de cárcel, aunque
por buena conducta, se queda en seis meses, antes de que le den la condicional.
No tarda en
volver a quedarse embarazada, esta vez de un tipo, del que no sabe nada o muy
poco, esta vez, la criatura, que es otra niña, que es dejada en un orfelinato
A partir de ese momento, la espiral con la que va a envolver su vida,
comienza a girar
1952 Su siguiente marido, Axel Johanson, un sujeto sueco, que le traería
por la calle de la amargura durante los 14 años que duro una relación, más, que
tormentosa.
1960 Se la arresta por ser la dueña y regentar un burdel, y cumple una
condena de 90 días, en la cárcel de Sacramento.
Cuando sale se pone a trabajar, como ayudante de enfermería, cuidando a
personas discapacitadas y ancianos, pasando a gestionar las pensiones del
Seguro Social
Seis años después,
con 47 años, de divorcia del sueco, para, que apenas trascurridos uno pocos
meses, vuelve a las andadas y contrae nupcias con Roberto Puente, de 28 años,
en Ciudad de México, con quien solo vivirá dos años, y que llevará su apellido
hasta el día de su fallecimiento
Tras el divorcio decide irse a vivir a Sacramento donde alquilará, una
casa de tres pisos, en la que, siguió atendiendo a gente discapacitada, aunque la
casa, no era oficialmente un geriátrico
1976 El divorcio vino exprés, pues se había casado
con Pedro Montalvo, un hombre
alcohólico, y muy violento.
Y de nuevo sola. Esta vez las falsificaciones no
serían en los cheques, pues lo que falsificaba era las firmas de sus pacientes,
para… quedarse con su dinero. Aunque los fraudes fuesen detectados en poco
tiempo y se le levantaron 34 cargos de fraude, le permiten estar en libertad
condicional
1982 Es condenada a cinco años de cárcel, porque
uno de los internos, le denunció, acusándola de haberle drogado y de apropiarse
de cierta cantidad de dinero, hecho que Dorothea admitió.
Dorothea, en
la cárcel, había comenzado a cartearse, con un hombre, jubilado de 77 años,
que se llamaba Everson Gillmouth,
Dorothea Puente, solo cumplió, tres, de los cinco
años, a los que fue condenada, por lo que, en 1985, a la puerta de la cárcel,
le estaba esperando el jubilado, con quien se fue a vivir
Ese mismo año, casi a punto de finalizar, contrata
a una persona para una serie de reformas: colocar los suelos de madera de toda
la casa, a la vez que encargó un cajón para guardar- Libros viejos-. Los “libros
viejos” tenían otro inquilino, el cadáver de Everson Gillmouth.
Dorothea, pagó por el trabajo realizado, 800
dólares, amén de darle el coche, que pertenecía a su novio, que estaba en los Ángeles,
por motivos de trabajo, y que ya no lo necesitaba, y deseaba deshacerse del
viejo vehículo.
A continuación,
el cajón es arrojado a un vertedero ilegal a orillas de un río. No descubrimos
nada de lo que ustedes sospechan, sí, así es, su esposa continuó cobrando su
pensión, hasta que, un buen día, el cuerpo apareció y fue identificado. Aunque parece ser, que no se le acusó de
nada, en concreto, pues ella seguía con su negocio, liberando de cargas a los
trabajadores sociales, en aquella casa tenían entrada: drogadictos y gente
violenta con los que tendría que lidiar.
Los días pasaban, nuestra amiga, proseguía revisando
el correo de sus clientes y cobrando sus pensiones, de las que les sólo les
daba una parte.
1988 En la puerta de su negocio, está la policía,
vienen a preguntar, por un esquizofrénico, desaparecido, y que solían pasar,
temporadas en el negocio de Dorothea.
Cuando se encontraban investigando en la propiedad,
localizan un montón de tierra, que había sido en la propiedad, descubrieron un
montón de tierra que había sido levantada, hacía poco tiempo.
Apenas la pala se hundió en la tierra, cuando descubrieron
un cadáver debajo y al seguir con las excavaciones se descubrieron otros siete
cuerpos más.
Tengo que ser sincera, pero no me cuadra, que, tras
una serie de falsificaciones, fraudes y la desaparición de Everson Gillmouth, y
que Dorothea cobrase la pensión de un fallecido, no se la considerase,
sospechosa, por lo que entraba y salía, como Pedro por su casa, aunque la
primera oportunidad que se le presentó, supo aprovecharla – Salgo. Ahora vuelvo,
voy a tomar una café- y se fugó a los Ángeles.
Lejos que fue a tomar su cafetito
No obstante, ese espíritu aventurero que la
empujaba a continuar con su vida, claro que su vida era, volver otra vez a
delinquir. Se acercó a un anciano y comenzó a charlar con él. Este rápidamente
le vino a la cabeza una descripción de una mujer, que había aparecido en los
periódicos, en los cuales se decía que era una prófuga, así que, con las
mismas, llamó a la policía.
Dorothea Puente, detenida, acusada de nueve
asesinatos, es condenada a cadena perpetua, sin posibilidad de libertad
condicional.
Es internada en el correccional de mujeres de
California Central.
Murió en dicha institución con 82 años, de muerte
natural el año 2011.
Un supuesto suicidio,
que en realidad fue un asesinato
Ante tanta demanda de ingresos en la casa, Dorothea
se vio obligada a tener una persona que le ayudase. Aquel “honor” recayó en
Ruth Monroe, que tenía a su marido, un enfermo terminal, ya recogido en la
pensión.
En abril de 1982 Ruth incluso se traslada a vivir
al apartamento situado en la buhardilla del edificio, lugar que compartía con
Dorothea.
Pero en mayo de 1982, la que falleció fue Ruth, de
61 años a consecuencia de una sobredosis de codeína y paracetamol – Pobre Ruth,
estaba desesperada por ver en qué situación estaba su marido, y que poco podía
hacer por él – palabras que pronunció, cuando la policía le informó de que se
había encontrado aquellas sustancias, que la ocasionaron la muerte, al hacerle
la autopsia.
El caso había sido cerrado por considerarlo u n
suicidio, pero la realidad fue otra y se descubrió poco después
Existe un refrán, que
suelo, quizá muchas veces, utilizar, pero es que viene a propósito- Cada uno
cuenta la feria, según le fue en ella -. Y viene porque para los que estaban en
la casa al cuidado de Dorothea Puente, unos la odiaron por quedarse con su dinero,
o no entregarles las cartas que les escribían sus parientes. Para otros, era un
ángel, pues tenía detalles con ellos, y porque las comidas, caseras, eran
abundantes. Mientras que, en el jardín enterrados, bajo aquella tierra estaban
los cadáveres de nueve personas
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