1951 Capone es condenado a 11 años , comenzando su sentencia
un años después, de que una apelación, interpuesta , por su abogado, fracasase , por lo que se intenta frenar los
sobornos., y claro no podemos olvidar al famoso Eliot Ness
Capone mueve el peón de su particular ajedrez, el soborno ,
al que va a utilizar , para comprar a los hombres de Ness, craso error. Este
hecho, es aprovechado por el agente
federal, como publicidad, lo que hace que los medios de comunicación, llamen a
los hombres de Ness “ Los intocables”.
He comenzado este artículo, haciendo una reseña, de lo que
sucedió en ese mismo, año, cuando hicieron su aparición, estos dos elementos de
mucho cuidado
Me presentaré, soy Clyde Barrow nacido en 1910. Fui el
cuarto de un total de 8 hijos, que vivíamos en una granja, a las afueras de Teleco,
en el sudoeste de Dallas Una adolescencia, tal semejante a la de otros
malhechores, que poco espacio nos va a llevar: Asaltos a tiendas, peleas entre
bandas rivales, correccionales, interrogatorios por la policía, así, un largo
etc.
De igual forma a otros tantos, de cada ingreso en el
correccional, salía más fuerte, y dispuesto a lo que hiciese falta. Parecía que
no me importarse nada, ¿o era que en el reformatorio me habían dado clases para
enfrentarse con todo y con todos?
Decidí que tenía que subir el siguiente escalón, un poco más
arriba: atracar oficinas bancarias. Y lo hice por placer, por sentirme superior
a los demás, que obedecían mis órdenes, mientras que les apuntaba con mi
pistola, pues dinero no me faltaba.
Soy Bonnie Parker nací el primero de octubre de 1910, era la
segunda de tres hijos, mi padre era albañil. Los dos, habíamos nacido en el
seno de una familia analfabeta, que vivían, a salto de mata.
Durante 4 años( desde 1931 a 1935) él Clyde, y yo Bonnie, conseguimos, que la prensa americana,
hablasen continuamente de nosotros .
Considerados como “
enemigos públicos”, y llamados
delincuentes, cuyo principal
objetivo, para el robo, fuesen los bancos, teníamos diferentes gustos,
ya que a Clyde Barrow, le gustaba , más,
los robos en pequeños comercios y gasolineras
A pesar de las diversas hipótesis, que existen hablando de
cómo se conocieron , la más creíbles fuese aquella en la que , el primer mes
del año 1930, coincidieron en la casa de unos amigos , comunes.
Sí, todo comenzó cuando, pedí permiso, en el
establecimiento, en el que trabaja como camarera , para acompañar a
urgencias, a una amiga, que se había
fracturado el brazo. Más tarde la acompañé a su casa , y dos horas después, un
amigo vino a visitarla.
El amigo en cuestión era Clyde Barrow. Su amiga les presentó, y durante el
tiempo que duró la visita, se dieron cuenta que tenían muchas cosas en común:
amantes de las armas de fuego y de los coches rápidos
Él era robusto, aunque su ánimo, no era el mismo, pues
oscilaba como un péndulo, entre la
ternura y la violencia . Ella en cambio
tenía una rapidez mental, que para así la quisiera más de uno , y de dos. Su cuerpo tenía unas formas muy femeninas,
que le hacían, atrayente a los hombres. Su larga y pelirroja melena, realmente
espectacular, hacían el resto.
Los dos teníamos 22 años de edad, cuando nos dimos cuenta que,
nuestra forma, de vivir, sería encadenados a un mismo destino, donde huíamos de
los policías que nos perseguían, mientras nuestro coche recibía las balas de
las pistolas de los agentes de la ley. Aquello nos gustaba, y gracias a la
prensa sensacionalista, ganamos
La prensa sensacionalista los ayudó a ser más populares, consiguiendo, que sus intrépidas fugas, originasen simpatía,
entre la población , ya que, ponían en ridículo, a un gobierno amenazado por la mengua de la actividad económica, y como
causa, el aumento del índice del
desempleo. Las autoridades decidieron
detenerlos, como castigo ejemplar, a otros que intentasen lo mismo
Transcurrió, un corto espacio de tiempo, entre nuestro prime
r encuentro, y el arresto de Clyde, que fue condenado a 14 años de prisión .¡ Yo no podía consentir que
mi hombre se pudriese en una celda¡.
Cuando fui a
visitarlo, me vestí de la forma más llamativa posible, enseñando un poco de
aquí, y otro de allí, para hacer posible, que las dos pistolas que llevaba
dentro de mi ropa , pasasen desapercibidas
En un momento de descuido, cuando los guardias no les
miraban, Bonnie se las pasó a Clyde, quien Cuando los guardias no miraban, se
las pasó y él, quien protagonizó, una escapada de película A pesar de todo,
ninguno de los, quiso llevar, en algunas ocasiones, aquella vida de fugitivos,
y eso se pudo leer, en una misiva escrita de puño y letra de Bonnie a Clyde,
donde le dice estas frases
Sé, cielo, que nunca podrás
volver a vivir en Dallas, porque no podrás soportar la horrible fama que te has
hecho por aquí. Pero puedes irte a otro lado, buscar un empleo y ponerte a
trabajar. Quiero que seas un hombre, nene, y no un matón. Sé que eres bueno y
sé que puedes portarte bien".
Pero estas frases se quedaron, ahí, flotando en el aire, ya
que desde 1932 a 1934 , la llamada banda de Barrow, perpetró, varias felonías:
raptó a hombres de la ley, atracó establecimientos, cuanto más lejos de su
hogar, mejor, y con el dinero conseguido ,regresar a casa Regularmente, la banda de Barrow no disparaba
a nadie, claro está, siempre que tuvieran una vía de escape.
Así y todo, hubo diez
víctimas. Las balas que les mataron, salieron de la pistola de Clyde
Ocurrió que un
ciudadano, cumplidor de la ley .Un ciudadano responsable acabó por denunciar en
la Patrulla de caminos del estado de Missouri, a un raro grupo de inquilinos
que se hospedaban en los apartamentos. A las 16 horas del 13 de abril de 1933,
el sargento G. B. Kahler, de la MSHP, dirigió una redada.
G.B. Kahler, ordenó bloquear las posibles salidas, con los coches
policiales. A pesar de que el factor sorpresa, era lo que el suboficial deseaba,
la banda reaccionó con rapidez. Antes de huir, dos policías murieron durante el
tiroteo
Nadie nos percatamos, que, con el único objetivo de salir
por piernas, y no ser capturados, nos dejamos, la mayoría de nuestras
posesiones, en el apartamento, y las valiosas, pues entre ellas, se encontraba
la cámara, con la que habíamos plasmado, aquellos años.
Las fotografías, fueron difundidas, por todo el estado, por
lo que, a partir de ser instante, no tuvieron otra opción, que la de esconder
su identidad, dentro de abrigos, y bajo los sombreros. E intentar salir con
éxito, de varias emboscadas, que las autoridades, nos pusieron, empujados por
la cantidad de denuncias que llegaban hasta las comisarías, de ciudadanos a los
que habíamos “pedido” su dinero.
Nuestro fin estaba cerca, pues emboscados en una carretera
secundaria, cerca de Bienville Parish (Louisiana) nos esperaban cuatro
oficiales de policía de Texas, y dos de Louisiana. Cuando llegó el juez para el
levantamiento de nuestros cuerpos sin vida, pudo observar, que el coche que Clyde
conducía, tenía 167 agujeros de balas.
Estos policías tenían unas órdenes muy concretas, vaciar los
cargadores, de sus rifles y pistolas: Cada uno de
nosotros tenía una pistola, una ametralladora y un rifle automático. Abrimos
fuego con las automáticas. Se vaciaron antes de que el coche llegara a
nosotros. Entonces usamos las ametralladoras. Había humo en el coche, y parecía
que se iba a incendiar. Después de vaciar las ametralladoras, vaciamos las
pistolas en el coche, que pasó por delante de nosotros y rodó 50 yardas por la
carretera. Continuamos disparando incluso después de que el coche se parase. No
teníamos otra alternativa.”
Tanto las versiones dadas por policías “Las versiones
narradas por policías, cazarecompensas y mercenarios, fueron tan
contradictorias, que, en vez, dejar al público, en general, contento y
satisfecho por nuestras muertes, lo que levantaron, fue, una ola de protestas,
y críticas, lo que llevó a los testigos presenciales del sucedo, a denunciar un
sinfín de irregulares: No nos dieron el alto, ni siquiera la oportunidad de
rendirnos. Al mismo tiempo se dedicaron
a limpiar la dantesca escena del crimen, y a quedarse, con nuestras
pertenencias, para luego venderlas, como si de cualquier souvenir, se tratase.
A su entierro, asistieron cerca de 20 mil personas
Como sucede, en este tipo de historias, o en otros
similares, cada cronista, escribe su historia, como dice una popular frase <<
Cada uno cuenta la feria según le va en ella>>
O esta otra parte de un poema de Ramón de Campoamor... «En
este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color del
cristal con que se mira >>
Recogida información en: