Al comienzo, y cuando los demonios que van a poblar el mundo, en las
leyendas etruscas, solían tener figuras de cuerpos de hombres y cabezas con
forma de lobo o también de ave de presa.
En unos realces de época tardía (que pertenece a las últimas etapas del
período del que forma parte), que se presentan unas urnas, localizadas, en dos
ciudades italianas, Perugia, y Volterra, un demonio-lobo, surge de una forma circular,
idéntica a la boca de un pozo, lo que da a entender,
que describe a la entrada al infierno, atrapando, a una de las figuras que le rodean, en presencia de
Vanth, que un genio femenino de la muerte. Lo cual viene a indicar, que este
ser demoníaco- lobo, es, por tanto, un emisario del dios de los infiernos, al
que se le da, una misión, muy concreta, atrapar, a aquellos, cuya muerte, ya ha
sido fijada.
Aita,
el de la cabeza de lobo, dios del submundo y gobernador de la muerte, era
representado, como hombre barbudo, con capa de piel de lobo, que se lleva a las
almas, al inframundo, que el mundo donde habita.
Es
representado con una cabeza de lobo y suele llevar a las almas hasta el
inframundo, su reino. Se parece mucho a los dioses griegos Hades y Perséfone
(hija de Zeus), y al romano Plutón
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