Los Vinca (Vincha),
son la etnia más antigua, de toda Europa (entre el VI y III milenio a. C.), y
con ellos, su cultura, de la que tenemos registro, y como otras tantas,
civilizaciones, desaparecida, y que obtuvo su nombre, del pueblo Vinca, situado
a unos 14 km de Belgrado, donde se puede admirar, uno de los más grandes y más
importantes asentamientos neolíticos de Europa Oriental (. un promontorio de
diez metros de altura, formado por estratos culturales de los que ocho metros
corresponden a la cultura Vinca del neolítico).
Establecieron sus poblaciones a lo largo y ancho, del famoso
río Danubio, asimismo en diversas zonas de la Europa Central: Serbia, Bosnia,
Kosovo, Rumania, Bulgaria y Macedonia, si bien existen huellas de esta cultura,
en los Balcanes, y Asia Menor.
Las ciudades no eran muy grandes, y su población vivía bien
organizada, subsistiendo gracias al comercio de cinabarita, era materia prima
en la producción de tinturas. También fueron muy hábiles en el manejo de
metales.
Cinabrio o Cinabarita En la antigüedad, fue utilizado para
preservar huesos humanos y en pinturas rupestres (como las descubiertas cerca
de Almadén). Puede ser, que, continuando con esta tradición como preservador de
huesos, los alquimistas lo utilizaron, en la preparación un elixir que,
suponían, aseguraba la longevidad.
En la Edad Media se utilizó para iluminar manuscritos. Otro
de los usos fue como colorante para el lacre, que era un sólido (mezcla basada
principalmente por cera de abejas) quebradizo y de punto de fusión bajo para
sellar las cartas o documentos de la realeza.
Lo que más caracteriza a esta civilización, es su trabajo ejecutado
con cerámica y las piezas hechas con barro; la mayoría son máscaras que parece
hacen referencia a los dioses que ellos idolatraban.
1908 Este asentamiento fue descubierto, por el primer
arqueólogo de Serbia, Miloje M. Vasic y el equipo que le acompañaba
Merced a los esfuerzos de Vasic, se pudo excavó la parte
central, y así mismo la parte más importante del Vinca prehistórico entre los
años 1908 y 1934.
Fue una labor de gigantes, interrumpida, de diversas
ocasiones, por la guerras y problemas económicos.
Contó con la colaboración del Instituto Arqueológico de
Rusia Imperial, así como por el patrón británico, Sir Charles Hyde.
Miloje M. Vasic recuperó una gran colección, de objetos de
arte prehistórico, que, en la actualidad, se la pueden localizar, en los museos
y universidades de todo el mundo
La mayoría, de los arqueólogos, de nacionalidad yugoslava y rumana,
de aquel período, estaban seguros, que la cultura Vinca, había aparecido
en la Tierra en torno al 2700 a.C., sin embargo, gracias al radiocarbono, su
fecha fue 4000 a.C.,
Si bien para algunos otros historiadores, aún la sitúan
más lejos, sobre el 5.200 a.C.
Sus ídolos formados con barro y piedra, tienen los rostros
alargados, narices aguileñas, ojos oblicuos y bocas pequeñas.
En cuanto a sus cabezas, estas nos hacen recordar a la del
extraterrestre gris del caso Roswell.
Ya hemos descrito el lugar donde habitaban, lo que nos hace
suponer, que no pudo ser de la noche a la mañana, su desaparición, máxime al
tener un sueño fértil y rico en materias primas, rodeado de abundante flora y
fauna, que les permitía cazar sin miedo al mañana, y no perder la comunicación
con otros pobladores, gracias al Danubio.
Por más curioso que puede parecer, ningún habitante de la
llamada Cultura Vinca, guerreó, entre sí, ni contra otros pueblos
A 140 km del Belgrado, están las minas de Rudn Glava, de
unos 7.000 años.
Y en Serbia, se han localizado, hornos para la fundición de
metales de esta antigüedad (la vinca, hacían cuencos y joyas de bronce) lo que
da testimonio que una cultura tan ancestral, como parece
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