Aunque en un principio podemos llegar a pensar que estas dos
palabras, guardan algo entre sí, estaríamos equivocados.
Así que comenzaremos por el cólera, indicando que se trata
de una enfermedad intestinal, infecciosa, que provoca en nuestro organismo,
fuertes diarreas, vómitos y deshidratación, y que, desde la antigüedad, los
galenos estaban convencidos, que esta dolencia, tenía que ver con la bilis, que
es una secreción, amarillenta o verdosa, muy amarga, y que está producida por
el hígado, en los vertebrados.
La palabra cólera, nos llega del latín “cholĕra”, y
a este del griego cholḗ, que significa literalmente “bilis”
La cólera
A esta el médico griego Hipócrates de Cos, que vivió entre
el 460 a.C y el 570 a.C, le asigna una teoría que fue fuertemente defendida
entre el colectivo de filósofos y expertos de la época incluidos los medievales
y hasta buena parte del Renacimiento: la que catalogaba la personalidad de los
individuos en cuatro estados (valiente, enojado, depresivo y calmado). Estos talantes,
se daban por otros cuatro fluidos(humores) que circulaban, por el interior del
organismo, de cualquier persona
Aunque los líquidos causantes de esos estados, fuesen: para la
valentía y el coraje, la sangre producida por el corazón.
Para el mal carácter y el enojo, le correspondía a la bilis amarilla, que se originaba en el hígado.
Pasamos al decaimiento y la depresión era de la bilis negra, producida por el bazo. Y por último indiferencia y aplacamiento, era de la flema, que se producía en los pulmones.
La ira y el enojo, y su relación con la bilis amarilla, fue
la que dio, al término cólera, el significado de rabia, enfado o furia, entre
otras, para dar origen a expresiones tales como, “ataque de cólera”, “entrar en
cólera” o “montar en cólera”
Tan expresivo era, y es, el término que hasta se hablaba de
“la cólera de Dios” en el exégesis de algunos pasajes bíblicos del Antiguo
Testamento, o de “la cólera del viento o del mar” para describir la fuerza de
los elementos durante una tempestad. Es, pues, casi sinónimo de violencia ciega
y destructiva. Es, desde luego, una pasión universal y eterna causante de
algunas de las mayores desgracias que ha conocido la humanidad.
Hasta la comida anda metida en este término cuando se
escucha esta frase “Cortar la cólera”, puesto que se utiliza cuando vamos a
“tomar un refrigerio”, entre las dos comidas, aludiendo el mar humos que se nos
pone cuando sentimos hambre, a deshora, siendo otras frases, más populares las
que se utilizan, “piscolabis” o “tentempié”.
Ya se habrán dado cuenta, que con solo cambiar de género
gramatical la, el, hemos comprendido el significado de las palabras El cólera y
la cólera