TIEMPO CUPLÉ LA BELLA OTERO



Mucho se ha especulado , en qué provincia española , nació Carolina Otero, pues de se le atribuye ,dos,  una de ellas Andalucía y la otra, la otra en otra parte muy distante tanto como 983 kilómetros…Galicia  

Nos quedaremos en Galicia, y nacerá en Valga -Pontevedra un 4 de noviembre del año 1868, y proseguimos con otra incógnita ¿quién fue su padre?, en esto de la paternidad, ya parece que se ponen de acuerdo, los biógrafos, con toda posibilidad fue un oficial griego(Carasson), al que la madre de Carolina, bailaora   de origen gitano, Carmencita, hubiese conocido en un tablao de la ciudad a la que se conoce como la “tacita de plata”, por su belleza, o sea se Cádiz.

Las especulaciones siguen abiertas, y este buen hombre, Carasson, se hubiese batido en duelo, algo que parce muy normal en aquella época, y que estaba prohibido, en fin , que el oficial griego, muere, al fin  y a la postre, Carolina crecerá sin padre con su madre( bueno ya se verá que por poco tiempo) y con su hermana gemela

Decíamos que por poco tiempo, exactamente 10 años, pues a esa edad , su madre le deja en un internado, y se marcha con la otra gemela ( de la que se desconoce su nombre)para no volver a saber, la una de las otras.

El internado , no es un lugar para vivir , es para sobrevivir, pues Carolina pase por incontables infortunios, entre ellos, abusos que la dejan estéril. Así y todo, Carolina es una niña alegre, bondadosa y con buenas aptitudes , para el baile.

Entre las mucha obligaciones , que Carolina, ya adolescente ( 14 años), tiene, es la de ir a recoger agua de un pozo, asignada por las directoras del internado.

Allí mismo está ,un apuesto joven de nombre Paco, que atrae la atención de Carolina, y quien a través de una carta, se le declarará. Ella con su proverbial  audacia, que será su seña de identidad, para todas las cosas , de su vida, le pide que le lleve a una taberna, para conocerse en persona. La entrada de Carolina al establecimiento, hará que su vida cambie 180 grados. Ella explica a los dueños de la taberna, pocas cosas, las imprescindibles, saber bailar, entre ellas. Su belleza y eso del baile, impresiona a los de la cantina , que antes que se la quiten otros, la contratan como bailarina, y Paco será su pareja ( por lo que uno llega a pensar, que el guapo joven, también baila, bueno eso es lo que uno cree),la Bella Otero está, ya,  en este mundo 

Como todos son parabienes y aplausos, la pareja decide pasar fronteras y viajar hasta Lisboa
La pareja, ávida de éxito, decide trasladarse a Lisboa, capital de Portugal, donde da  comienzo el mito como bailarina. Por una parte alegría, por otra, tristeza, pues Paco le abandona y Carolina, decide emprender viaje hacía Barcelona , para buscarle.

Tiene suerte y le contratan en el Palacio de Cristal . 


Muchos son los hombres que requieren su atención, como es el caso del aristócrata, conde Guglielmo, al que al final, acepta como esposo.
Guglielmo, está seguro, que Carolina, tiene que moverse y visitar otras ciudades europeas para seguir buscando el éxito. Marsella será la primera.
1889 Con 21 años, Carolina “ desembarca” en París , donde la fama de la bailarina española, la convertirá en La Bella Otero, la cual alimentará, presentándose ante el público, como una exótica bailarina , andaluza de sangre gitana.

En un, muy corto espacio, de tiempo, lo más chic de la ciudad de la luz, estará a sus pies, haciendo cola para entrar al Folies Bergère, y aplaudirla con ganas.
Por aquellos entonces, ya es libre, se ha separado de su conde , aunque aristócratas, no le faltan : el duque d’Uzès o el príncipe de Sagan, hacen esfuerzos ímprobos para conquistarla , con joyas de un valor incalculable.

Pero Carolina quiere seguir siendo libre, y se embarca para las América . El público estadounidense, está rendido, antes sus encantos y a su baile. Ya “puesta la pica en Flandes” ( es una expresión que se utiliza , para indicar , que se ha realizado , algo impensable, aunque no sea este el caso de Carolina) regresa a Europa y consigue en Alemania, un éxito, que pocos han conseguido, y donde comienza una relación, que será la tercera , con rico banquero, Ollstreder, que la llenará de obsequios : pisos, automóviles , y con un collar de perlas, cuya anterior dueña, fue Léonide Leblanc(  una de las actrices francesas más famosas / cortesanas del segundo Imperio) ,  conocida como "Mademoiselle Máxima, y de la que se cuenta la siguiente  anécdota “  Su amante era el famoso duc d'Aumale.Un día que iba a visitarle, compartió compartimento, de primera clase en el tren, con ciertas damas, de la sociedad, cuyas propiedades, rurales , estaban cercanas a la mansión del duque .

Cada una, intentaba demostrar a las demás, que era muy amiga del aristócrata. -Voy a almorzar con el duque mañana -dijo una. "Vamos a tomar el té con él el sábado", afirmó la siguiente, mientras que una tercera prosiguió la ronda con "Estamos invitados a cenar allí el domingo."

En aquel preciso momento, el tren hacía su entrada en la estación  Con  gracia, . Leonide se levantó y esbozando, su más delicada sonrisa, dijo: -Y yo, señoras, estaré durmiendo con Su Alteza esta noche”. El banquero, no sería su última conquista, de La Bella Otero, faltaban otros muchos más.
La Familia Imperial , durante una gira de la española,  en Rusia, van a verla actuar en el teatro Malinka de San Petersburgo

Finalizado el espectáculo, dos suaves golpes dan en la puerta de su camerino, es un emisario, del nieto del zar Nicolás I , el gran duque Pedro Nikolaevich (1864-1931, quien le hace saber, que el Duque desea reunirse con ella, Carolina accede encantada . Tras aquella entrevista, ambos comienzan un apasionado romance.
Carolina regresa a París, y su enamorado la sigue, sí que él sepa, que su abuelo sabe de sus amoríos con la Bella Otero. Le hace regresar ,y cuando está ante su presencia, el Zar Nicolás I, da un soberano tirón de orejas a su nieto mientras le enumera las muchas responsabilidades que tiene que cumplir    

Carolina se siente muy triste, pues sus sueños de amor , se han roto. Aunque los olvidará cuando otro noble, después de una noche de éxito en París, el Príncipe de Gales ( futuro rey Eduardo VII), la convertirá en su amante, a la que no le faltará de nada, es más , la regala un pabellón  de caza, que este, posee cerca  de París
En una de sus contadas visitas a Londres, le presentan  a Hugh Grosvenor, Duque de Westminster (1879-1953). Se trata de uno de los hombres más ricos del mundo, con el que entablará una íntima amista, quien a su vez, le presentará a. Guillermo II de Alemania (1859-1941) con el que sostiene un nuevo amorío.

La lista de Reyes y Príncipes que se enamoraron de La Bella Otero, no estaría completa, si no se añaden  a ella los nombres de 
Leopoldo II de Bélgica (1835-1909),


 el príncipe Alberto de Mónaco (1848-1922), incluso, dos romances que nunca pudieron confirmarse :, el Emperador Taishō (1879-1926) y el rey Alfonso XIII de España (1886-1941).

El bis a bis, de las personas que le conocieron, de lo que se pudo conocer a través de los periódicos de la época, rodean con un aura de luz, la vida de este personaje, a la que siguen políticos, escritores y pintores, o simplemente, hombres de diferentes clases sociales, que no dudarán en terminar en la ruina, por un ósculo de la cupletista-bailarina. Una leyenda urbana, habla  de que , por lo menos, 6 hombres llegarían a suicidarse, tras supuestos romances con ella   

La vida, la vida con su brújula, decide el norte  o en sur, el este y el oeste , y la que pone en la vida de Carolina, un accidente de coche, durante la segunda década, del siglo XX, quien la hará decidirse por abandonar los escenarios para recluirse en Niza, donde se dedicará algo tan distinto como son los aplausos de sus admiradores, hacer obras de caridad y sobre todos su gran pasión, que nada tiene que ver con sus conquistas…el juego.

De la noche a la mañana, La Bella Otero , da paso a una Carolina Otero que se hace famosa e indispensable, en los casinos de Cannes, Montecarlo o Niza, donde acude siempre vestida de gala , luciendo fabulosas joyas, y apostando fuertes cantidades de dinero , que provienen de su enorme fortuna   
La vida , el paso de los años y los desmedidos gastos en los casinos, la llevan a la bancarrota.

Ahora la Bella Otero, sin su gran fortuna, ha dado paso a cobrar, en sus últimos años de vida,  una pequeña pensión que el Ayuntamiento de Niza , la ha otorgado , y de vivir  en una gran villa, a estar en una pensión llena de su mayores, tesoros , ahora,  fotos y recuerdos de un glamoroso  pasado
11965  Borrada, arruinada, a los 96 años, Carolina Otero, fallece  de un paro cardiaco mientras descansa , su anciano cuerpo, en un diván, en el más completo de los olvidos. A su entierro solo vendrán, unos pocos conocidos, así como un grupo de crupieres del casino, que quisieron rendirle,  su último homenaje.
Ahora , los periódicos , regresan al pasado, y vuelven a hablar , de los años gloriosos , de esta celebridad cuando era la dueña de las noches , del Folies Bergère. Y cómo no,  de sus numerosos  e ilustres amantes de cuando era conocida como  La Bella Otero.


Para otros historiadores
Nace en Cádiz con el nombre de Agustina Iglesias, sus padres los mismos.
Sus amantes, se agregan unos y se omiten otros.
Muere arruinada y casi centenaria, pobre y abandonada
Aunque son más numerosos los que indican que nació en Galicia y con el nombre de Carolina Otero, y que triunfó más por su belleza que por su talento escénico.
No triunfó en España, pero sí fuera de sus fronteras con sus sensuales bailes aflamencados versión, descafeinada y falsa del auténtico flamenco
En cuanto a su familia, no era gemela de nadie, y tenía 4 hermanos más. Violada a los 11 años por un zapatero, la fracturó la pelvis, y la dejó estéril para siempre. Vuelve a hacer referencia del nombre de Agustina, y que cambiaría varias veces de nombre

Ella en sus memorias hace referencia a una institución, posiblemente un convento regido por las Oblatas, que se ocupaban de las “muchachas descarriadas “ 
Y el testimonio de Maurice Chevalier, que la conoció, "todo se reducía a sexo, sólo sexo".
Carolina, jugaba a ser, unas veces hija de un general o una campesina, para acto seguido transformarse en una condesa. Todo eran invenciones suyas.
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