TIPPI DEGRÉ LA NIÑA QUE AMABA A LOS ANIMALES



No será la primera vez, seguramente, que ustedes hayan escuchado esta frase “La realidad, supera a la ficción”. Y no es para menos, claro que la “culpa “, la tiene una persona, que cuando era una niña, nace en Namibia en 1990.
Sus padres- Sylvie Robert y Alain Degré, de origen francés trabajaban como fotógrafos y Tippi vivió en África una década.

Decir que se trata de la versión en femenino de Mowgli, puede llevar a engaño, puesto que Tippi vivía con sus padres, tenía amigos humanos, un techo donde guarecerse, y comida.
No se trata de esos niños, que abandonados o perdidos han convivido con animales que les han protegido. Aun así, la historia de Tippi, la niña a la que le gustaba estar entre los animales, no deja de fascinarnos.

Creció bajo la tutela de sus padres que viajaron por toda África, captando la vida y los animales de ese país, por lo que no estoy de acuerdo en utilizar la palabra VAGAR, pues siempre tuvo a alguien que la protegió, y que tomó algunas de las fotografías que existen de ella.


Tampoco es la niña de la selva, ya que, en ningún momento, a lo que nosotros llamamos selva (Terreno extenso, sin cultivar y muy poblado de árboles y plantas que es característico de las zonas con climas cálidos y lluviosos.) aparece en ninguna de las fotografías que se la tomaron, pero bueno, supongo que algún nombre había que darle.
Vivió la experiencia de convivir con tribus de bosquimanos, y gracias a ellos, a conocer los secretos de los animales que, en aquella zona, vivían con los que se conectó y amó.



Fue mágico vivir en libertad la naturaleza junto a Tippi. Ella nació y se crió hasta los diez años en plena naturaleza con la compañía de todo tipo de animales, la mayor parte de su tiempo. Mi hija posee un vínculo de especial armonía y sabe conectar con la mentalidad de estos animales. Consideraba que éstos eran sus amigos y nunca les tuvo miedo, simplemente los miraba a los ojos y hablaba con ellos. Siempre pensé que ofrecer todo esto a mi hija era lo mejor que podía hacer, darle una experiencia inolvidable en comparación a la infancia que viven la mayoría de los niños en las ciudades. Mi decisión de criarla en el desierto africano fue una de las mejores decisiones que he tomado y no me arrepiento de ello.”

Según crecía, se iba adaptando cada vez mejor, al mundo que la rodeaba, logrando establecer un vínculo entre ella y los animales: Abu, un elefante de 28 años de edad, que era un veterano artista de circo y había aparecido en películas y anuncios publicitarios.
Una especial relación con JB, un leopardo, que unos propietarios de una enorme hacienda de África recogieron, pues se había quedado huérfano, y que había sido alimentado con biberón.

JB nunca fue domesticado. No obstante, cuando Tippi estaba a su lado, se portaba como un gato doméstico, aunque nunca perdió su instinto de animal salvaje.
Se cuenta, que, en cierta ocasión, el leopardo mordió a un niño indígena. Tippi se acercó al animal para darle un fuerte golpe en la nariz, a la vez que le ordenaba que se marchase, en animal soltó al niño y se alejó
No se escaparon de ser sus amigos, animales tan dispares como: avestruces y cocodrilos. 

Lo que realmente es también significativo, el carisma de Tippi, que le llevó a estar considerada como uno más, por los Bosquimanos y los Himbas, tribus del Kalahari, que le enseñaron a hablar en su lengua y a sobrevivir en el desierto.
Tanto fue así, que el tercer nombre de Tippi Benjamine “Okonti”, significa suricato, un animal de la sabana africana, en la lengua de un grupo tribal de Namibia, los ovambo.

Como en un principio he comentado, Tippi no estuvo nunca a su aire, ante todo existía en los padres su preocupación por la seguridad de la niña, como así lo comentó su madre: “En las regiones áridas o semidesérticas del sur de África existen enormes fincas de 10.000 a 20.000 hectáreas. Los propietarios suelen mantener a animales huérfanos y criarlos en su hacienda y así es como Tippi fue capaz de estar tan cerca de ellos.”
Tippi fue herida varias veces. Un grupo de suricatos casi le arranca la nariz y, en 1994, cuando estaba en un pozo de agua con un mono llamado Cindy, éste le atacó arrancándole bastante pelo hasta que conseguimos que la soltara. Fue muy doloroso para ella”

Cuando sus padres finalizan el trabajo que le había llevado a África, regresaron a París. Tippi tenía sólo 10 años y para ella la ruptura fue algo traumática ya que tuvo que afrontar el final de su vida en África y la separación de sus padres. Volvimos a Francia porque Tippi, que ya era famosa, había sido invitada para participar en una cadena de televisión. Una vez llegamos, su padre y yo decidimos separarnos” confirmaba su madre.
Aquel cambio le hizo sufrir, ella quería estar allí donde era libre, y no tener que asistir a la escuela, donde no se relacionaba con sus compañeros de estudios.  Durante sus dos primeros años en París Tippi asistió a una escuela local finalmente fue educada en casa.

Regresó al continente africano para hacer una serie de documentales para Discovery Channel. También publicó un libro -Tippi: mi libro de África- y estudió cine en la Sorbona.
“El secreto está en "no llevar un palo ni un fusil, sino quedarse quieto a su lado", explicaba ante la cámara una Tippi con solo 7 años.

La aventura fue, según dice expresa Sylvie, la madre de nuestra protagonista, fue una “experiencia maravillosa” a pesar del calendario de rodaje agotador que realizaban para la empresa que les contrató. “Era realmente como vivir en nuestra propia casa, que en el fondo es como una parte de África.”  A esas palabras, Tippi contestó. “No mamá, no es verdad que me encantó. Fue genial vivir junto los elefantes y los leones, pero habría sido mejor si no hubiera estado tanto tiempo delante de una cámara. Fue duro, difícil, hacía calor y yo no era del todo feliz. Al final estaba totalmente agotada.”



En la actualidad está terminando sus estudios de cine en La Sorbona y todavía sigue luchando por conciliar los dos mundos tan distintos en los que ha vivido.


Fuentes y fotos: Times, SMH, Tippi.
http://www.radiopanamericana.com/j/images/galerias/2014-08-13_-1407970833.jpg