Entre la
calle de Alcalá y la carrera de San Jerónimo. Distrito 1(centro). Barrio de la
Cortes, existieron, hace décadas, trabajadores del cedazo (herramientas que
permitan separar lo delgado de lo grueso), por lo que esta calle es una calle
gremial, puesto que los fabricantes de cribas y cedazos, estaban en la calle de
su mismo nombre, y que, por cierto, según Mesonero Romanos, era una zona, hace
150 años, donde se podía encontrar “verdaderos albañales
(basureros) de inmundicia social, dignos en todo de sus menguados nombres y
reputación”.
Y es que esta calle, al estar próxima a otras de más
categoría, Alcalá y la carrera de San Jerónimo, desdecía bastante con sus
estrechas callejuelas, solo “habilitada para el
tránsito de carruajes”.
El número 4,
que ahora ocupa un hotel, se encuentra un edificio, que viene en la Guía del
Colegio de Arquitectos de Madrid, como “un ejemplo insólito de la arquitectura
holandesa de los años 20 en Madrid”. Pues sus arquitectos no pueden ser más
españoles: Luis Ferrero Llusía y Francisco Javier Ferrero. Dicho edificio fue construido
entre 1926 y 1928
Puede ser
que Manuel López, que entonces contaba 81 años, esté aún en activo. En su
negocio construye a la vez que vende 400 variedades de cedazos, de distintas
clases y tamaños “Aquí seguiré mientras mis fuerzas me lo permitan”
"Entre
tantos objetos para comprar", dice López, "ya ha habido varios
turistas que se querían llevar como recuerdo el martillo que utilizo, porque
les gusta lo pulido que está después del trabajo de muchos años".
A esta calle
se le puso, ese nombre, en el Siglo XVII. El ser cedacero, era tener un oficio
de escasa importancia, aunque lo tuviese en los siglos XV XIX y XX.
El
consistorio la cambia por Nicolás María Rivero, pero la gente la sigue llamando
de los cedaceros, así que el ayuntamiento, no tiene más remedio que volver a
darla su nombre original
Recabada
información en:
elpais.com /
madridapiehuella.blogspot.com.
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