Nos encontramos en un barrio
de París, Francia, mientras el siglo XIX finalizaba.
En ese barrio situado entre
el boulevard Barbès, el boulevard de la Chapelle, los raíles de la Gare du
Nord, y la calle Ordener, llamado así por el vino que se cultivaba en esta
colina hasta el siglo XIX; nace una niña a la que se pone de nombre Jeanne, su apellido
Weber, aunque, por desgracia, sería más conocida por “La ogra de la Goutte D´or”,
apodo que le será, otorgado por la prensa de la época, para esta mujer, asesina
en serie.
Jeanne vino al mundo en el
seno de una familia de origen, muy humilde, su padre era pescador.
Cuando tenía 24 años,
decide marcharse a París, en busca de un lugar donde encontrar trabajo y poder
subsistir
Poco tiempo después conoce
a un sujeto, Marcel Weber, que se
convertirá en su marido, y padre de tres hijos.
Pero Weber es aficionado al
juego, y le gusta beber, beber y beber, no trabaja, y se funde, día adía, lo
que gana su esposa, trabajando como niñera, unos miserables francos.
Al hogar de los Weber, no
se le puede dar ese nombre, pronto un camino de sangre, que Jeanne, recorrerá,
sin inmutarse
De acuerdo con las
investigaciones, del año 1905, sus primeras víctimas fueron dos de sus hijos.
La policía atribuye aquellas muertes, a un descuido de los padres, perece ser,
algo muy normal en aquellos años
La siguiente víctima será su
sobrina de 18 meses, hija de su hermano, la pequeña “repentinamente se puso
enferma” y murió. A pesar de que la pequeña mostraba moretones en el cuello, estos
fueron ignorados en el examen médico, por lo que Weber salió ilesa.
Por sorprendente, que parezca,
continuó atendiendo a otra sobrina, de apenas meses, que también murió bajo su
cuidado. El doctor dictaminó que su muerte fue provocada por convulsiones.
Otra sobrina, de 7 años,
llamada Germaine, sufrió un “ataque de estrangulamiento” que le dejó moretones
en su garganta. La pequeña sobrevivió al ataque, pero consiguió seguir con
vida.
No obstante, cuando Jenner,
volvió el día siguiente, a casa de la pequeña, para seguir cuidándola logró su
objetivo esta vez, la difteria sería la causante de su fallecimiento.
Esta vez será un bebé al
que tendrá que cuidar, otro sobrino suyo. Pero no lo consigue pues la descubren
y huye de París, para no ser detenida
Es conveniente que Jeanne
desaparezca, así que ahora se hace llamar Madame Moulinet, pero continúa con
sus crímenes, y otro niño más para su lista, se fallece, según el doctor o
doctores que certifican su muerte, de fiebres tifoideas. Y como en los casos
anteriores, no se puede demostrar su culpabilidad.
A su regreso a la ciudad
del Sena, es asistida por expertos psicólogos, los cuales le diagnostican
brotes psicóticos.
No obstante, al director de
la Sociedad Protectora de Niños, en Francia, el doctor George Bonjeau, toma la
decisión de ofrecerle trabajar con ellos, como enfermera, y Jeanne acepta, es
enviada al orfanato de Orgeville.
No tarda en volver a las andadas,
pero la pillan con las manos, no precisamente en la masa, a la que se refiere
esta cita, más bien, en la garganta de un niño, al que trata de estrangular
Lo que son las paradojas de
la vida, se la despide sin más, y aquí paz, y allí, gloría, es decir sin que
nadie la denuncie por intento de asesinato.
Decide marcharse de París,
y “mata” a Jeanne Weber, para dar vida a Madame Mouliner.
Tras transcurrir, 14 meses,
allí donde está viviendo, se conoce, otro caso de un niño muerto bajo su custodia.
En un primer momento, el médico dictaminó “convulsiones”, aunque cambió su
dictamen cuando descubrió que debajo de la identidad de Madame Moulinet, estaba
la de Jeanne Weber. Salió libre porque la autopsia reveló que la causa de
muerte fue fiebres tifoideas
Se supone, que, en el trabajo,
que ahora le ha salido a Jeanne Weber, prostitución, por las calles de París,
no tendrá ocasión para continuar asesinando a niños, pero la vida no es lo que
uno quiere.
Jeanne tiene que buscar
refugio en una pensión, en condiciones en ese tiempo reside en una pensión, en
unas condiciones penosas, que las comparte con la casera. Al final se gana su
confianza, y esta le pide que cuide de su hijo, Marcel Poirot un chaval de unos 12 años, quien será,
su última víctima reconocida.
El juez dictamina que el
chico, ha fallecido estrangulado, por los que Jeanne, es esta vez, acusada
formalmente, y se la condena a 10 años de prisión
Aunque no se le interna en
una cárcel, su destino es un psiquiátrico,
ubicado
en Mareville, Nueva Caledonia en los que cumplirá la década a la que fue condenada.
1918Nadie pensó, quizá, ni
por un momento, que la cita que dice, a quien hierro mata, a hierro muere, se
cumpliese en Jeanne Weber, ya que ella eligió la misma manera de morir, con la
que había quitado la vida a sus víctimas…estrangulada, pasando a ser, una de
las primeras asesinas en serie.
Probablemente estaba
enferma y necesitaba de una atención especial, pero eso no disipa el horror de
sus actos criminales
Recabada información en:
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