Existe
una leyenda griega en la que se relata que Dionisos, el dios de la embriaguez
mística, que para los romanos era Baco, dios de la vid y las orgias, se enamora
de Caria, que era una princesa de Laconia.
Poco
duró aquel amor, pues una rara enfermedad se cebó en Caria, y esta falleció en
plena juventud. Dionisos, para perpetuar a su amada, ya que no podía
convertirla en diosa, la trasformó en el árbol del Nogal.
Nogal se
dice en griego karyon, es decir caria o cario, cuyo significado es “nuez”,
aunque también hueso
Entonces
Artemisa, diosa de la naturaleza, emocionada por este amor, bailó alrededor del
árbol, quedando establecida así la tradición de hacerlo en ciertas festividades
anuales helenas.
Este árbol,
se cuenta que recuerda a las cariátides, esas estatuas de piedra que
representan a mujeres, casi siempre diosas, que a veces sustituyen las columnas
de algunos templos para sostener el techo.
Nuestros
antepasados, reconocieron al nogal, como árbol profético, y lo pusieron bajo la
tutela de Diana-Artemisa (la diosa cazadora) y de Proserpina-Perséfone, hija de
Deméter, secuestrada por Hades-Plutón, dios de los Infiernos), ¡un árbol temible!
bajo el cual se desaconsejaba adormilarse o dormir.
Igualmente
lo asociaban con la renovación de la vida y la superación de la muerte
particularmente con el avellano. Pero cuando los romanos trajeron un
"fruto seco extraño " de mayor tamaño, que la avellana, las creencias
populares transfirieron muchos de sus significados a la nuez.
En el
nogal hallamos una planta cuyo simbolismo pone de manifiesto ese anexo entre la
vida y la muerte. En los tiempos que los hombres eran más intuitivos, la nuez aparecía
rodeada de numerosos tabús formando parte de ritos y ceremonias.
Pero
también se comenta, que hay un algo inquietante, un algo oscuro en el aura del
nogal. En Oriente se lo considera el árbol de los difuntos y se planta en los
cementerios. En el norte de Europa, en cambio, se suele plantar cuando nace un
niño.
En algunos
países meridionales (Europa del sur es la región meridional del continente
europeo), sus habitantes colocan ramas de nogal bajo sus ventanas, como
protección contra los hechizos de las brujas. También llevan colgada una nuez
para defenderse contra el mal de ojo.
Este
árbol proporciona el mitridato, antídoto universal contra todo tipo de
envenenamientos, desde las mordeduras de perros rabiosos hasta picaduras de
escorpiones.
Esto al
menos es lo que creían los romanos, pues según dicen, entre los tesoros de Mitrídates
VI, rey del Ponto(localizado al noreste de la península de Anatolia en la
propia costa del mar Negro, entre los ríos Fasis y Halys) , del siglo I. a.C.,
que es el mayor experto en venenos de la Antigüedad, se encontró la siguiente
receta de la antigua farmacopea en cuya composición entraban el opio, el
agárico, aceite de víboras y otros ingredientes como mezcla de nueces secas,
higos, hojas de ruda, enebro y sal.
Bastaba
“una porción del tamaño de una almendra, disuelta en vino, para deshacer cualquier
envenenamiento
La nuez,
en varias culturas, forma parte de las costumbres que la relacionan relacionan
con el amor y las bodas, el abandono de la casa paterna y la época de la
soltería.
En
relación a esto, el nogal además permitía mirar el futuro y así durante la
recogida de las nueces, las muchachas lanzaban un palo al árbol; si éste
quedaba colgado en las ramas, era señal de que pronto se casarían.
En
cuanto los enamorados echaban nueces en los hogares: si éstas explotaban
ruidosamente, a ellos les sucedería lo mismo.
Sin
embargo, si se quemaban sin estallar les esperaba un matrimonio feliz.
En la
antigua Roma el novio tiraba nueces a la multitud en señal de su renuncia a
otros amoríos y aventuras eróticas.
En la
actualidad, en Italia la gente sigue arrojando a la pareja de recién casados, nueces,
además de granos de arroz.
Se dice,
se comenta, que el nogal más famoso del mundo, lo podemos encontrar en la
ciudad italiana de Benevento, cerca de Milán.
Esta
ciudad en la Edad Media, se convirtió en el punto favorito de reunión de las
brujas, que se reunían bajo las ramas de este árbol, asumiendo el papel
simbólico de “señoras del juego”.
Cuenta
la leyenda que, en Benevento, anteriormente llamado Malevento, sus habitantes, mucho
antes de convertirse al cristianismo, adoraban a los animales y a las plantas.
Durante
un asedio que sufrió la ciudad de Benevento, el duque Romualdo, dio su palabra,
que, si la ciudad se salvaba, suprimiría dicha tradición.
Así
sucedió, y el Nogal fue destruido, pero el culto prosiguió y, determinadas
noches, el árbol reaparece poderoso.
Recabada
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