Es el primero de los signos del zodiaco, sus cuernos, en
forma de espiral, representan el arrastre hacia la vida; del eterno comenzar o
el eterno renacer de la vida, de la luz, que corresponden al principio de la
primavera en el ciclo de las estaciones
Es por ello, que el dios egipcio Amón, cuyo templo fue
erigido en Karnak, perteneciente también al dios de Tebas, era representado con
cabeza y cuernos de carnero.
Los sacerdotes y los escribas egipcios le adjudicaban el
poder de sacar a la luz las causas ocultas de las fuerzas secretas de la vida.
O también ser un símbolo guerrero que
se relaciona con el Sol naciente, con la primavera y las fuerzas triunfantes de
la vida sobre la muerte.
En la mitología griega, a Aries se le asocia con la leyenda
del vellocino de oro, en la que se relata, que el rey de Beocia determinó sacrificar
a Zeus a sus hijos Frixo y Hele, pero la su esposa y madre de éstos, Nefele,
rogó a los dioses que enviaran un carnero de vellón de oro, para que condujese
a sus hijos, por el mar hasta el país de Aea, donde los rayos del Sol reposaban
guardados en una cámara de oro.
El Amón griego, al que Alejandro Magno veneraba y consultaba
frecuentemente en el santuario de Oasis, cerca de Atenas, procedía del dios
Amón del antiguo Egipto.
Los griegos le
atribuían virtudes asimiladas a las de Zeus-Júpiter. De aquí la afinidad
imaginada a veces entre el trueno, el relámpago, la tormenta y el signo de
Aries, que encontramos aun en el mito de Thor, el dios germánico de la
tormenta, también en correspondencia con el signo de Aries.
En la Biblia, un carnero es el animal sacrificado por
Abraham, en lugar de su hijo, Isaac. Jesús, el cordero del sacrificio, vuelve a
actualizar este mito en la historia cristiana.
En latín, la palabra Aries designaba un artefacto de guerra,
con cabeza de carnero, que era utilizado por los romanos para derribar las puertas
de las fortalezas enemigas y que hoy conocemos con el nombre de ''ariete''.
En Roma, se ofrecía un carnero a los padres de un muerto, en
caso de homicidio por imprudencia.
Beleño o Beli, el dios supremo de la luz de los celtas,
deriva quizá de Bel, dios babilónico de la tierra, nacido de la diosa sumeria
Belili, que presidía el culto al nacimiento y a la vida.
El vellocino de oro
A Aries se le relaciona con una de las grandes historias
épicas del mito griego, la leyenda de Jason en busca del Carnero de Oro.
La historia comienza con
una terrible madrastra que solo se quería así misma.
El joven Frixus y su hermana Helle eran los hijos del Rey
Atamas de Boetia y su esposa Nefele. Pero el infeliz matrimonio de Atamas y
Nefele fue interrumpido por la muerte de Nefele, entonces Atamas tomó como su
segunda esposa a la hija del Rey Cadmus de Tebas, una mujer llamada Ino, que no
quería cuidar de los niños, así que ideó
un cuidadoso plan para deshacerse
de ellos.
Lo primero que hizo fue transmitir enfermedades en todos los
cultivos que existían en la tierra de Boetia, de esa forma, los cultivos morían,
y no había cosechas.
Desesperado, el rey envió al gran oráculo de Delfos a unos
mensajeros, a preguntar a los dioses la razón del fracaso.
Al regreso fueron interceptados por Ino, que los sobornó,
para que cambiaran la verdadera respuesta de los dioses, por la que echaba la
culpa de aquel desastre, a los dos hijos del monarca.
Pero no contenta con lo que había logrado, también soborna
a los sacerdotes, así, cuando el rey dudó de hacer el sacrificio, los
sacerdotes locales insistieron que los niños deberían ser sacrificados.
Atamas cogió a los niños, y los llevó hasta la parte
superior de la montaña donde realizaría el sacrificio. Pero su esposa y madre
de sus hijos, Nefele le vigilaba desde el cielo.
Nefele rogó a los dioses, que hiciesen bajar del cielo, un
carnero de oro para llevase a los niños a lugar seguro. Este es el carnero de
Aries.
Cuando la daga de Atamas iba a caer sobre los dos niños, apareció
el carnero. Frixus y Helle saltaron a su espalda, y él se elevó en el aire para
llevarles a Asia.
Cuando el carnero volaba hacia el Mar Negro, Helle se soltó
cayendo en el canal que conecta los mares Negro y Mediterráneo. Este canal,
conocido como las Dardanelles fue llamado la caída de Helle por los griegos en
honor a la joven.
Frixus logró sostenerse y fue llevado a la tierra de Colchis,
ubicada entre las montañas del Cáucaso, que en la actualidad es una zona
ocupada por la antigua República Soviética de Georgia.
En agradecimiento Frixus sacrificó el carnero a Zeus y le
presentó el vellón dorado al gobernante de la tierra, el tan temido Rey Aeetes
de Colchis, quien a cambio le otorgó la mano de su hija en matrimonio.
El rey colocó el
vellón en un roble en el medio de un bosque sagrado.
Posteriormente el vellón fue custodiado por un dragón o una
serpiente, que se enrolló al árbol y nunca se durmió.
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