Nuestra historia comienza con una esperada noticia, aunque no sea admitida
por diversos grupos de historiadores y científicos
“Arqueólogos italianos afirman haber hallado las tropas
de Cambises II sepultadas en el Sáhara hace 25 siglos y Egipto denuncia que el
equipo no tiene permisos”
Incluso Zahi Hawass uno de los más célebres egiptólogos del mundo, y que
en los últimos años ha adquirido gran renombre fuera de los círculos
arqueológicos por sus frecuentes apariciones en documentales televisivos
dedicados al Antiguo Egipto califica el hallazgo de "infundado" y
"engañoso".
Este gran desierto, guarda en sus entrañas misterios por descubrir,
nada que envidiar a un arca perdida o localización de la Atlántida. Y si me
apuran, ni siquiera las 7.000 figuras de terracota del ejército del emperador
de China, Qin Shi Huang
Lo que realmente se busca, ahora, en el desierto, es un ejército, que
duerme en algún lugar de esta extensión de arena de 8 millones de kilómetros
cuadrados.
No tiene nada que ver con un posible mausoleo y sus correspondientes
soldados, es un ejército de verdad, que, según diversas fuentes, está
constituido por 50.000 hombres camellos, caballos, estardantes armamentos y enseres,
fueron tragados por una inmensa tormenta de arena. De eso hace ya 25 siglos.
El rey Persa Cambises II, envía a su ejército al remoto oasis de
Siwa, cuna de los amonios, para dominarlos.
En este paraíso está uno de los más célebres oráculos del mundo
antiguo, donde 2 siglos más tarde, se designaría a Alejandro Magno hijo del
Dios Amón y se legitimaría sus conquistas. Pero aquella expedición de castigo,
ni nunca llegó, ni nunca regresó.
A partir de la enigmática desaparición de la enorme tropa, testificada
por el historiador griego Heródoto (si bien para algunos estudiosos el tema es
una leyenda), muchas han sido las aspiraciones de expedicionarios exploradores
y aventureros entre los que se encuentra, el romántico conde
Ladislaus (Laszlo)
Almasy, protagonista
de la novela del canadiense Michael Ondaatje “El paciente inglés”
Descubrirlo y llegar hasta un impresionante tesoro debido a sus
pertenencias, enterradas como antes hemos comentado, constituiría uno de los
descubrimientos más extraordinarios de la Historia.
Continuaremos hablando de que dos hermanos gemelos Ángelo y Alfredo Castiglioni
que dirigían un equipo científico italiano, durante 13 años, han estado
batiendo las arenas del Sahana no hace mucho tiempo, anunciaron que habían
descubierto, lo que se supone que eran los restos del desaparecido ejército de
Cambises II.
Los objetos encontrados eran: puntas de flechas, una daga de bronce,
un brazalete de plata, un pendiente, eso sí, de innegable factura aqueménide
(la dinastía persa a la que pertenecía los Cambises),
Según los Castiglioni y su equipo, del que forma parte el discutido geólogo
egipcio Ali Barakat, consideran que los soldados del ejército, que según
Heródoto, partió de la ciudad de Tebas, no siguieran un itinerario correcto, tomando
la ruta de los oasis hacia el norte sin rodeos, y pensando en el factor
sorpresa, se internaron extremadamente en el oeste, hasta llegar a la meseta
del Gilf Kebir
( Su nombre se traduce como "la Gran Barrera) con la
intención de sorprender a los amonios, para sólo entonces ascender y ocasionalmente
enterrarse, como todo el mundo conjetura, en algún lugar del Gran Mar de Arena,
del terrorífico desierto en cuyo borde septentrional está Siwa. Una parte del
material localizado se encontraría en un refugio natural en el que los soldados
habrían tratado de protegerse de la tormenta de arena.
Los indicios pueden ser cuestionables, porque son muy pocos. Y si
fuese verdad que los objetos encontrados son verdaderos tampoco prueban, por si
mismos, que estos perteneciesen al ejército perdido, y que se perdiesen
tampoco, ya que de hecho las tropas de Cambises II, ya tenían experiencia de
atravesar los desiertos árabes, a la vez que contaban con individuos de pueblos
nómadas
Dispuestos a desmontar mitos, tenemos que hablar del verdadero y real
Conde de Almasy, no el de la novela quien estuvo
más que obsesionado, con la localización del ejército perdido de Cambises II.
De hecho, no dudó en alistarse en el Afrika Korps de General Rommel,
y aquí volvemos a quitar romanticismo a la novela, y a la película. Su destino
no era conocer a una dama que no existía… la Katherine Clifton de El paciente
inglés, era una aventura que estuvo a punto de costarle la vida en 1935, cuando
se hallaba en aquel inmenso océano de olas, que un viento del sudeste propio
del mediterráneo conocido en el norte de África por la palabra árabe qibli, que
movía las “olas” a su antojo. Nuestro hombre no viajaba solo, le acompañaban tres
sudaneses y Von der Eschon un colega, e iban en dos coches, teniendo que
padecer aquel inusitado qibli, durante ¡nueve días!, pero consiguieron llegar
hasta Siwa.
A pesar de todo lo que habían tenido que pasar, un apesadumbrado de
Almasy escribió "¿Quién sabe en qué punto nos hemos abierto paso sobre la
tumba de arena del ejército persa?". Quizá fuese el momento que más cerca,
estuvo de él, si no es una fábula
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