Los dichos populares, no crean ustedes, que se inventan sin
un motivo aparente.
Y un claro ejemplo lo tenemos en el tren de Arganda, del
cual se decía “que pita más que anda”, un claro exponte de la ironía y del gracejo
propio del madrileño de a pie.
Que era lo servía de chanza con esta frase “comentar y
perdurar en el tiempo, cualquier momento o situación.
Tenemos que tener en consideración, que el tren de Arganda
constituyó una de las primeras pruebas que sufriría Madrid, para su
industrialización, y que aún, continúa haciendo su trayecto, más como tren turístico,
que de modernización. Pero lo que no tiene fin, la costumbre de los madrileños
en tomarse a guasa, castizamente, cuando algo no funciona, cuando las esperanzas
iniciales, se vienen abajo
Este ferrocarril, pertenece a esas compañías menores, que
trabajaban a finales del siglo XIX, y que incrementaron, el desarrollo de esta
capital española. No debemos olvidar a otra línea, la de Madrid-Almoroz, que
junto con la de Arganda, forma esa parte de la historia, infinidad de veces
contada del desarrollo industrial y urbano de la ciudad de Madrid.
El Ferrocarril del Tajuña partía de la desaparecida estación
del Niño Jesús –en Retiro, muy cerca del hospital infantil homónimo– y
circulaba por Vicálvaro, camino de La Poveda.
Ciertos tramos de este ferrocarril murieron por él, como ya
hemos citado varias veces, derivado por el desarrollo de la ciudad y la
construcción de la ciudad de Rivas y Arganda.
HISTORIA DEL FERROCARRIL DE ARGANDA
En 1881 comienzan las obras, del ferrocarril del Tajuña,
denominado también “Ferrocarril Madrid Aragón”, uno de los proyectos
ferroviarios que se iniciaron a finales del siglo XIX. Inicialmente, estaba
pensado, que solo alcanzase Arganda del Rey, como servicio de mercancías,
particularmente para las canteras de la zona.
Un cambio en la concesión obligó a la compañía a establecer
servicios para pasajeros, bajo la explotación de la marca de “Ferrocarril
Madrid Arganda” en 1886. Por desgracia, sus primeros pasos constituyeron un
verdadero desastre, lo que, con la mala gestión y una pésima infraestructura,
lleva a la quiebra a la compañía en ese mismo año.
Los primeros pasos
de esta compañía fueron un absoluto desastre, esto añadido a la pésima infraestructura,
y la mala gestión llevó a la quiebra a la compañía el 1896, siendo explotada
por una empresa mixta público-privada hasta el 1901 momento en el cual fue
comprada por capital de origen belga, momento a partir del cual la empresa
empezó a llamarse “Ferrocarril del Tajuña”.
En cuanto los empresarios belgas vieron la posibilidad de
coordinar sus vías con otro ferrocarril hispano-belga: El Central de Aragón,
decidieron cambiar su nombre por otro más ambicioso: Ferrocarril Madrid-Aragón
Los empresarios belgas vieron la posibilidad de hermanar sus
vías con otro ferrocarril hispano-belga: el Central de Aragón. A tal fin, en
1919 cambiaron su nombre por otro más ambicioso: Ferrocarril Madrid-Aragón.
Pero se encontraron con dificultades que nunca se les pasó
por la cabeza: dificultad de construcción, ya que se atravesaba una zona
semidesértica, hizo que el proyecto fuese diluyéndose
El término de la línea era un lugar perdido, una estación en
un paraje remoto que, en el mejor de los casos, con el ferrocarril construido
en su integridad no hubiera sido mucho más que un apartadero o apeadero.
Más tarde la construcción del embalse de Entre peñas, anegó
el tramo final entre Aruñón y Alocén en 1943
1953 como las cifras cantaban en negativo, la empresa
ferroviaria abandonó el servicio de pasajeros
Desaparecidos los servicios para pasajeros, la empresa se dedicó
al ferrocarril industrial, volcándose en el transporte de Clinker calizo, casi exclusivamente,
por lo que en 1964 la empresa Portlan Valderribas, compró el ferrocarril,
explotando solamente el tramo entre carreteras.
1999 la línea se cierra al convertirse el tramo Vicálvaro-
Arganda en soporte de una nueva línea de Metro. El resto de las líneas fueron desmanteladas,
aunque estuviesen en pie
Finalizaba así más de un siglo de historia ferroviaria,
aunque ciertamente, hoy día aún cabe seguir hablando de tren, aunque sea bajo
la apariencia de un metropolitano.
La L-9 discurre soterrada, precisamente bajo el trazado de
lo que era el antiguo ferrocarril y en superficie un parque lineal recuerda a
éste.
Y este es el punto donde cruza el nuevo trazado de la L-9 de
metro sobre el ferrocarril. Es en este punto donde se conserva una pequeña
estación y la playa de vías. Verdadera joya que merece la pena ser citado en
este post, y por supuesto ser visitado.
Desde el Puente sobre el Jarama hacia Rivas el trazado
realiza una curva en paralelo a un enorme terraplén donde es totalmente visible
la plataforma de este vetusto ferrocarril.
Como hemos indicado al principio existe un tren turístico
que hace un recorrido para recordar al tren de Arganda.
El año pasado a este tren se le unió una locomotora de vapor,
la «Aliva nº 4» máquina, de 1926. Esta histórica máquina regresa a la vía del
apeadero madrileño tras una laboriosa restauración que se ha prolongado durante
años. Tal ha sido la laboriosa restauración, que parece como recién salida, de
la factoría de Orenstein & Koppel en Alemania hace nueve décadas.
Esta locomotora, perteneció a la Real Compañía Asturiana de
minería,
Detrás de este entusiasmo por el ferrocarril se encuentra El
Centro de Iniciativas Ferroviarias, que lleva el sobrenombre de «Vapor Madrid»,
y que trabaja desde 1987 con el objetivo de poner en valor este trazado
histórico y ha logrado reparar y devolver a la vida locomotoras y vagones
únicos a punto de ser desguazados.
En 1994 lograron poner en marcha la primera de sus máquinas
a vapor, «Arganda», rescatada de una chatarrería de La Felguera (Asturias)
antes de ser troceada.
En 2001, consiguieron el reconocimiento como tren turístico
de vapor.
Desde entonces, joyas como el coche salón de madera «AS1» de
1901 –frecuentado en su época por el Conde de Romanones– han vuelto a la vida.
Un viaje al pasado que regresará hoy con el sonido del silbato de salida y el
banderín en alto del factor.
Solo son cuatro los kilómetros de este recorrido, pero
intenso. Estos discurren por un paisaje de singular belleza. Entre otros alicientes,
se encuentra el paso por un puente metálico sobre el río Jarama y permite ver al
viajero, el viejo edificio de la estación de La Poveda.
Para las personas que estén interesadas en los horarios y precios
de este mítico tren, les dejo la página web donde les informarán Centro
Iniciativas Ferroviarias www.vapormadrid.com.
http://w
ww.vapormadrid.com/images/articulos/arganda-376x250.jpg
LOCOMOTORA DIESEL