El 1 de octubre de 1789, en el palacio de Versalles, con
motivo del regreso de Flandes de los Guardias de Corps, se había celebrado un
banquete, durante el cual, se había vitoreado a los reyes, a la vez que se
llegaron a pisotear escarapelas tricolores (los nuevos colores nacionales de la
Asamblea Nacional Constituyente)
En cuanto en París se tuvo noticia de tal ágape, el pueblo
se indignó pues escaseaba el pan «en las ciudades escaseaba el pan y sin
embargo, el rey daba suculentos banquetes.
Miles de mujeres, se ponen en marcha armadas hasta los
dientes, tendrán que andar 6 km, los que se paran a la ciudad de la luz con el
palacio real residencia de los monarcas franceses armadas hasta los dientes y
caminando bajo una intensa y fría lluvia.
Una vez frente a palacio se escoge entre las integrantes de
la marcha, a unas cuantas quienes serán las que hablen con Luis XVI. Este les
promete que tendrán pan.
Cuando informan, al resto de sus compañeras de lo que el rey
les ha prometido, ninguna cree en aquella promesa.
- ¡No le
creemos, que regresen con nosotras a París y entonces sí que nos fiaremos
Ya de madrugada, las mujeres logran matar a los guardias de
corps y entrar en el palacio. Por lo que la familia real tiene que refugiarse
en los aposentos del rey, mientras que las mujeres destrozan los de la reina.
Al final los monarcas tienen que dar la cara desde el balcón
del palacio y ceder ante el pueblo. Son trasladados en una carroza hasta la
capital y alojados en el palacio de las Tullerías.
Aunque la realidad es otra: las mujeres no llegaban al
centenar, y el resto eran varones disfrazados con ropas femeninas.
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