EL ABETO


Se dice que la Navidad no está completa si le falta su árbol, un abeto, es aparte del Belén, el centro de la decoración navideña, pero muchas personas la saben su historia, así que comencemos.

¿Cuándo el abeto se coloca en el hogar? Durante el 24 de diciembre y ya en la Edad Media, pero, se hizo para rememorar el pecado de Adán y de Eva. El abeto era el árbol que representaba al Paraíso del que salió la fruta de la tentación.


Según fue transcurriendo el tiempo, se le fueron añadiendo nuevos símbolos y otras decoraciones, hasta llegar a como lo conocemos hoy. Y así poco a poco, los fieles que acudían a la iglesia decidieron incluir los abetos como árbol para decorar sus casas en Navidad, corría el siglo XVI.

La primera forma de colocar los abetos, que se conoce para este uso, era suspenderles en una plataforma, en la que se colocaba una manzana o se colgaban pequeñas piezas de esta fruta en las ramas     

A finales del citado siglo se comienza a añadir rosas y otro tipo de flores, hojas de metal doradas, etc., con el paso del tiempo, a principios del siglo XIX, nueces doradas y plateadas.

Llegada la segunda mitad del XIX, es cuando se le agregan, mensajes brillantes en relieve para pegarlos sobre objetos de chocolate y de azúcar. En cuanto el azúcar glaseado aparece también lo hace el bañado de galletas de Navidad con fideos en colores.

En ese mismo siglo, se cuelgan figuras de cera, y también angelotes, que van vestidos con hojas de metal dorado o plateado, con el que se elaboran guirnaldas o estrellas que irán cubriendo el abeto, acompañadas de piñones, campanillas y bolas, por norma general angelotes vestidos con hojas de metal dorado o plateado, y con este material también se elaboran guirnaldas o estrellas que irán cubriendo todo el árbol, además de añadir piñones, bolas y campanillas.

La otra historia del abeto

Érase una vez un árbol que, para los antiguos celtas centroeuropeos, tenía una función tan importante, tan importante como la del haya, que metían su leña en la lumbre del hogar, durante toda la noche del solsticio de invierno, en un acto simbólico, como protección, contra los rayos del cielo.

La noche del abeto plateado, así es como llamaban los celtas a la noche del 21 de diciembre y quemaban un enorme tronco de abeto o todo el árbol. Si alguien ha tenido la oportunidad de ver como arde un abeto, sabrá que las espinas y la resina del citado árbol, hacen que la combustión sea difícil y bastante impresionante

El haya y el abeto, además de estar asociados a conceptos de inmortalidad y eternidad, se recuperaron para celebrar la Navidad: uno en los postres en forma de sabroso pastel (el haya) y el otro ejerciendo la función de árbol de navidad (el abeto).
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