Isabel Zendal Gómez, nació en el año
1773, en Ordes – La Coruña, en el seno de una humilde familia,
con grandes carencias .
De esta mujer, se tienen muy pocos datos
biográficos. Se sabe que sus padres fueron Jacobo Zendal e Ignacia Gómez. Que
ella fue la primera de un total de
cuatro hermanos.
Nos
encontramos en los primeros meses del siglo XIX, e Isabel, aparece como
Rectora de la inclusa de La Coruña . Se
ha encontrado una fe de bautismo, de un niño de nombre Benito, en la iglesia
coruñesa de San Nicolás, cuatro años antes. Resultó ser hijo de Isabel .
Antes de proseguir hablando de Isabel,
debemos hacer un inciso, y referirnos a un personaje, que está, en gran parte vinculado
a esta historia, y que nació en el condado de Gloucester- Inglaterra, Edward
Jenner afamado investigador, médico y poeta.
Este caballero en 1796 ,descubrió la
vacuna antiviólica , como medio de combatir, una terrible enfermedad, que
estaba diezmando la población en varios continentes , la viruela.
Los primeros ensayos , no fueron
demasiados esperanzadores, ya que ,el hecho de inocular ( introducir una
sustancia en el organismo)a una persona sana, con materia infectada de otro
paciente, que sufría un leve ataque de viruela,
y que se suponía, que una vez superado, no volvería a contraerla, no
parecía ser lo más indicado, porque, no siempre se conseguía el objetivo, y la
persona inoculada…fallecía, con el problema añadido de contagiar al resto de
familiares, o de personas que estuvieron
cerca de él.
Muy pocos años después del experimento
de Jenner, en 1803, se organizó la primera expedición filantrópica de la
historia: la expedición Balmis para llevar la vacuna al Nuevo Mundo y a
Filipinas.
En 1802 hubo una terrible epidemia de
viruela en los Virreinatos de Santa Fe de Nueva Granada (ahora Colombia) y del
Perú y pidieron ayuda al rey español Carlos IV
El monarca de España , que reinaba en
aquel entonces, Carlos IV, había puesto sus esperanzas en médico militar, Francisco
Javier Balmis, al que había encomendado una misión la conducción
de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, ya que a Balmis, se le había
ocurrido una idea que se podía llevar a cabo, de la que hablaremos, algunas
líneas después.
Lo primero fue buscar un equipo médico ,
entre el que se encontraba el joven cirujano José
Salvany, para que le acompañasen , en un
viaje a América y a las Filipinas, y por
supuesto la vacuna contra la viruela. Esta vacuna no iría en frascos, pues al
no existir, en aquella época, un sistema de refrigeración, se podía perder .
Así que los “ envases” , andaban, reían e incluso hablaban. Bien , es necesario
descubrir de quienes se trataban.
Los “ envases” eran niños que nunca habían pasado la viruela.
Pero… ¿de dónde sacar o conseguir esos niños?
La respuesta es sencilla, de los hospicios ( Los expósitos rechazados por la
sociedad ya que eran hijos del pecado) ,
sospechosos portadores, de enfermedades vergonzosas. Por ese motivo uno más o
uno menos, a nadie le importaría su desaparición
También se buscaron en las aldeas (donde
los padres no tenían, con que alimentarles). A los que se les prometió ,que sus
hijos, tendrían una vida mejor, a la vez que se les decía, que aquella marcha suponía una boca menos que alimentar.
Claro está, dentro de familias con varios hijos, muchos de los cuales se
morían».
Estos son sus nombres : : Vicente,
Pascual, Martín, Juan Francisco, Tomás, Juan Antonio, José Jorge, Florencio,
Francisco, Clemente, Manuel María, José Manuel, Domingo, Andrés, José, Vicente
María, Cándido, Francisco Antonio, Gerónimo, Jacinto, Benito y Josef Rivas .
Balmis consideró que en la expedición tenía que ir
una mujer «que acreditara ante el
director su buena vida y costumbres, fuera menor de 40 años y de constitución
robusta». Se daba preferencia a las solteras o viudas. Isabel tal vez fuese viuda, o soltera , pero lo que realmente fue, una
mujer de gran fortaleza de carácter, que llevaba el hospicio con afecto y
cariño, haciendo de aquel mundo, si
progenitores , un lugar acogedor, digno, para los que allí vivían o
sobrevivían.
Casi a
punto de que el mes de noviembre de 1803, se despidiese, Isabel ,
acompañada por los niños, 18 niños de La Casa de Expósitos de La Coruña de
entre 3 y 9 años Y 4 de Madrid. Se
acercó a la dársena donde estaba anclado el navío María Pita. Donde le
esperaban, el doctor Francisco Javier
Balmis y su equipo médico, y un asombrado capitán, que cuando observó que la
mujer que los acompañaba iba a embarcar gritó enfurecido- Señora , baje del
barco, usted no poder venir con nosotros-
Balmis le espetó- ¿Por qué razón? -
-
Son muchos días de navegación y la tripulación podría exaltarse –
De nada sirvieron las protestas por
parte de equipo médico. Al final Isabel, volvió a intentar subir al barco
mientras decía
-
Si no puedo subir. Los niños tampoco
suben-
Aquellas palabras fueron dichas con
tanta fuerza y seguridad, que el capitán , no le quedó más remedio que ceder
"Los niños eran necesarios para
conservar el virus vacunal; cada semana
se inoculaban dos de ellos con el material obtenido de las pústulas de los
vacunados la semana anterior”
Isabel se dedicaba a
evitar que se rascasen las póstulas, mantenerles limpios, darles de comer,
atenderles cuando en alguna ocasión, el barco bailaba sobre las olas, evitar
que se peleasen recoger sus vómitos , y darles amor.
La corona española se comprometió a
hacerse cargo de los niños que partieron de La Coruña hasta que fueran mayores
de edad o pudieran valerse por sí mismos. Los 21 que llegaron a México,
ingresaron en el hospicio regentados por Zendal y luego fueron adoptados.
Posteriormente, tras viajar
sinfín, de lugares del territorio de la América española, y de las Filipinas,
Isabel Zendal no regresaría nunca más a España. Sus pasos se pierden en México,
donde parece ser que se quedó, para el resto de sus días junto a su hijo
Benito.
Cendal acabó fundando una
escuela de enfermería que todavía sigue en funcionamiento en México.
La Organización Mundial de
la Salud la consideró a mediados del siglo XX como la "Primera enfermera
de la historia en misión internacional.
Isabel Zendal, continuó con
la labor que le hacía diferente a los demás. Durante tres años, repitió la
misma operación en varios países de Asia: China y Filipinas.
Como
resultado del esfuerzo, cientos de miles de personas quedaron protegidas ante
la viruela. Solo en la primera expedición, se calcula que se vacunaron más de
250. 000 personas
Isabel Zendal, estableció con los 21 que
llegaron a México un hospicio, para posteriormente, ser adoptados.
En México, existe un Premio Nacional Isabel Zendala,
que es entregado, como premio a los profesionales de enfermería
Existe una escuela de enfermería, que lleva su nombre.
En Coruña, España, una calle lleva su nombre, aunque,
debido a la poca información que existe de esta benefactora de la Humanidad, en
vez de Isabel Zendal Gómez, han puesto Isabel López Gandalla.
Hasta el mejor escribano, echa un borrón