Ribadavia- Orense (España), año 1941. Nos encontramos en la
estación de ferrocarril de dicha localizar, es el mes de abril y la noche
comienza a caer. La Segunda Guerra Mundial se ceba en los hogares de toda
Europa
En el quiosco de las hermanas Touza, famoso por su excelentes
rosquillas, dulces de almendras y licor de café, dos de las tres, hermanas,
estaban atendiendo a la clientela.
Lola le dice a su hermana-«Mira ese hombre, lleva todo el
día ahí sentado sin coger un tren- no lo duda despacio se acerca al forastero
al que habla en español, pero la respuesta de aquel hombre de inmensos ojos
azules, la da en una lengua que Lola desconoce.
Quizá fuese compasión o instinto de supervivencia, lo que
hacen que la gallega tome una decisión , darle cobijo en su casa , aquel fue
uno de los numerosos judíos que escaparon del horror de los campos de
exterminio, recorriendo casi medía Europa.
El sería uno de los muchos, judíos, que consiguieron
escapar hacia la libertad, con la ayuda
de las hermanas y sus valientes cómplices, que se llevaron el secreto a la
tumba.
Aquellos actos heroicos salieron a la luz cuando en el año
1964, Amancio Vázquez , un gallego afincado en Alemania, regresa a Galicia,
trayendo un encargo muy especial, saber que había sido de una mujer, que, en
una noche sin luna, le hizo conseguir la
libertad , al otro lado de la frontera gallega, Portugal.
El viejo judío, cuyo nombre era el de Isaac Retzmann , tenía
setenta años, y su salud no era muy buena, pero el deseo de tener noticias de
aquella mujer , le mantenía con vida.
Ocurrió que en la
Gran Manzana donde él vivía , conoce a un emigrante gallego, Amancio Vázquez,
quien le comenta que vuelve a Galicia , a pasar las vacaciones, es cual Isaac
de pide que investigue que fue de aquella mujer.
Posiblemente Amancio no pudo desplazarse a Ribadavia y el
encargo finalizó en manos de un librero de Vigo, Antón Patiño Regueira, quien,
en el 2005, antes de fallecer , se interesa por aquella historia, se reúne con
las hermanas Touza , tras lo cual, escribe el libro bajo el título de “ Memoria de ferro.
La historia fue desvelada en exclusiva por el periódico El
Mundo, en un artículo de Paco Rego Gracias a él aquella historia tuvo su página
en el periódico El Mundo, donde en exclusiva,
Paco Rego, hablaba de aquellos héroes por un escrito que Antón Patiño
había dejado antes de fallecer, donde hablaba de aquellos anónimos héroes.
Durante la II Guerra Mundial, miles de judíos escaparon del terror nazi a través de la Península Ibérica.
De Lola Touza, la más bella de
las hermanas, se sabía que su imagen había ilustrado una estampa que circuló
por el frente de guerra del 36 para animar a las tropas, que los niños de
Ribadavia aprovechaban los recreos del colegio para ir a su quiosco a probar
deliciosos dulces caseros, y que era una madre soltera más, de las muchas de la
época. Lo que nadie sospechaba era que la popular mujer de la cantina valía
mucho más por lo que callaba.
Pero ¿quiénes eran en realidad ,
Lola , Amparo y Julia las hermanas Touza ?.
Amparo
Primero diremos que vivían en un
lugar un tanto especial, en un peculiar
casino , en el que claro, se tenía que jugar a las cartas, y en el que había un
salón de baile, un lugar no solo dedicado a la diversión, a que, en él, las
tres hermanas, durante los años de la posguerra, daban de comer a la vez que
ofrecían ropa, a aquellas personas, que se veían obligadas a emigrar en busca
de un trabajo.
También regentaban un quiosco, que era la cantina de la estación
de Ribadavia, con lo que les era muy
provechoso para estar al día, de la clandestinidad , acontecida tras la guerra,
siendo dicha cantina utilizada como zulo, por algunos vecinos, para esconder el
Café Sical, que conseguían de contrabando .
La red de la libertad
Con el nombre del andén, Lola ,
Amparo y Julia, la más pequeña de las tres hermanas, comienzan a preparar un
plan de fuga( se dice que el más importante de la península, que comienza en
Gerona, con la frontera francesa, y que en un primer tramo llegaba hasta Medina
del Campo y desde allí, seguía hasta Monforte de Lemos y Ribadavia ( Galicia-
España).
Los judíos que lograban llegar
hasta allí, y otros perseguidos, eran acogidos en Monforte , luego los enlaces
los conducían ante ellas , en la cantina, donde , dos amigos y colaboradores,
de las hermanas los conduciría en sus propios taxis, José Rocha Frejiedo y
Javier Mínguez Fernández ( El Calavera), a la frontera con Portugal , y desde
allí podrían acceder a América o a puertos del norte de África.
Ni que decir tiene, que nunca se
utilizó el Cantábrico para huir desde allí, por estar más controlado por los
alemanes .
No podemos olvidar a Ricardo Pérez
Parada (El Evangelista), un tonelero que había aprendido a hablar inglés y polaco, cuando emigró a Estados Unidos
y estuvo residiendo en la ciudad de Nueva York , trabajando como traductor.
Según las rutas elegidas por Lola , ya que tenía 3:
por sendero, carreteras de tercera y cruzando el río Miño , así actuaban sus
colaboradores, héroes anónimos también .
Con el dinero que sacaban por
los aquellos pasodobles, tangos y
chachachás, organizados en el casino , las Touza recibían unos dinerillos extra,
con los que mitigar las penurias domésticas, en una España mísera de posguerra,
donde judíos y masones encarnaban todos los males.
Aunque de aquellos bailes y de
naipes, que no eran más que una coartada, Lola, la mayor , lograba hacer caja para su causa clandestina, y muy bien lo
describen las palabras de Ramon Estévez
Arango «Nadie pasaba hambre a su lado», músico de La Lira (banda del pueblo),
protagonista ocasional de aquella gran evasión. «Vendía lo que hiciera falta,
un abrigo, un anillo, cualquier cosa con tal de ayudar a un solo judío. Era de
naturaleza muy desprendida». Generosa.
“ Lola «No entendía de partidos ni de credos
religiosos” dice Ramón , que ayudaba en las huidas como barquero y que vive en
el barrio judío de Ribadavia.
Ramón comenzó a cooperar en
aquellas peligrosas operaciones cuando con 17 años Lola le pregunta a su padre
Francisco Estévez «¿Cuándo vais de
pesca? Necesito que me hagas un favor. Tengo aquí a una persona que quiere
pasar a Portugal, pero no quiere hacerlo en tren ni por carretera».
El tipo al que había que ayudar,
era un judío-alemán fugado de Francia.
Aquella misma madrugada , a las cuatro de la madrugada, ni un minuto más, ni un
minuto menos , accedieron a la casa provistos de sus cañas de pescar , seguro
que nadie sospecharía de ellos, puesto que los pescadores , solían salir a esa
hora para pescar truchas y anguilas para paliar el hambre
Llegados a la aldea gallega de
Frieria , que linda con Portugal , comienza un relato que bien podría
pertenecer al guión de una película: el
fugado se quita toda la ropa, la dobla y se la ata a la cabeza con el cinto del
pantalón «Te recordaré toda la vida, amigo», dijo al más pequeño de los que le
acompañaban, mientras le entregaba un duro de plata . “ Mi nombre es Abraham
Bendayem, en el antebrazo llevaba
tatuado el 451. Nunca más volvieron a saber de aquel hombre .
Se dice que la mejor publicidad
y el mejor logro del objetivo, se consigue, gracias al boca a boca, y eso fue lo que ocurrió con
el nombre de Lola , que se extendió por Europa, aunque para los que estaban en
el juego más importante para la vida de un ser humano, la libertad , ni el
secreto jamás contado, ni las noches sin luna, llegaban a garantizar, que la
fuga podría tener un final feliz .
La operación se llevaba a cabo
con la llegada de un convoy señalado a la estación de Ribadavia , al que
esperaba Lola con su cesta cargada de rosquillas y dulces de almendras, que
eran ofrecidos en las ventanillas desde el andén . En otras ocasiones, llegaba
a subir al tren recorriendo los vagones. La entrega de los dulces era
correspondida, por una persona , en concreto, con gracias y la información de
la llegada inminente (día, hora y vagón) de una nueva tanda de judíos.
Cuando los días anunciados de
las llegadas , Lola era la primera en abandonar el quiosco. El mensaje de que
unos judíos arribarían en las próximas horas corría rápido a los oídos del
Calavera. Y en el silencio de la noche elegida, se consumaba la fuga de
aquellos desesperados a bordo de su taxi, un Dodge negro americano.
Es posible que Lola , fuese la
única persona de este entramado que estuviese en el punto de mira de la
Gestapo, pues por informes encontrados, por
Julio, el nieto de Lola , el Vigo, el servicio secreto británico,
contaba con un espía: el médico Eduardo Martínez, quien recibió del gobierno
inglés .la Medalla al Valor, en 1945. La lista
de Lola. Nombre en clave: La madre.
Julio Rodriguez nieto de Lola
Se sabe que ningún de las
hermanas se casó, y el secreto se llevó tan a rajatabla, que Lola que era madre
soltera, su hijo falleció sin llegar a conocerlo .
Llegarían los años 50, y con ellos ,Lola, Amparo y Julia, dejarían su
actividad del casino , para dedicarse
exclusivamente a atender solo la cantina
de la estación. Lola murió en 1.966 de un ataque al corazón en la cantina, como
apunta su nieto "con las botas puestas.
En el 2008 recibieron en su pueblo
natal ,un emocionante homenaje póstumo en agradecimiento y reconocimiento , por
su labor de ayuda desinteresada a judíos perseguidos por el nazismo durante la
II Guerra Mundial.4
En una colina de Jerusalén existe
un árbol plantado en honor de Lola, Amparo y Julia Touza Domínguez, as de
Ribadavia, plantado por El Centro Peres por la paz. El Centro de Estudios
Medievales de Ribadavia ha solicitado a Israel la declaración de Justas de las
Naciones para las hermanas.
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