Momia de Ransés III
Yo Ambrosio Paré, considerado como el padre de la medicina
moderna, siendo el primero que sustituyó en las amputaciones el método de
cauterización con aceite hirviendo que se usaba hasta entonces por el de unir
las arterias. Admito sin vergüenza, que me opuse a un tal desatino que paso a
relatar
Trabajó como cirujano real en las cortes de Francisco II,
Carlos IX y Enrique III de Francia, publicando el libro Cirugía de ¿cte? de
cinco libros que ofrecía nuevos sistemas en la obstetricia
Aunque fuese otra moda, que surgió en mi época la que
marcó un hito en la Edad Medía, en la medicina, el remedio, del polvo de momia
fabricado en Egipto, me repelía, por lo menos a mí, pues era presentado en
forma de trozos de cadáver, como pasta negruzca o en polvo. Sin tardanza denuncié este medicamento,
aunque nadie me hizo caso.
La historia viene de más atrás y comienza cuando cierto
día, un médico, llamado Gui de la Fontaine, que servía al rey de Navarra y
sabiendo que había viajado a Egipto y la Berbería le pidió que le explicase lo que hubo aprendido sobre
la momia
1564 viajé a la ciudad de Alejandría en Egipto, alguien me
dijo que cierto judío traficaba con momias, así que fui a su casa para pedirle
que me enseñase aquellos cuerpos momificados, y a fe mía que lo hizo. Aquellos
cuerpos estaban colocados uno encima de otros.
Gui de la Fontaine le preguntó - ¿Dónde vuestra merced a
localizado estos cuerpos? ¿Se han encontrado tal y como lo habían descrito en
los antiguos sepulcros egipcios?
A mi buen amigo, se le vino el mundo encima cuando escuchó
en boca del judío cuando afirmó, que no hacía ni cuatro años, que aquellos
cuerpos, unos 30 o 40, estaban en su poder, y que él mismo los preparaba, decía
que aquellos cuerpos eran de esclavos y de otras anónimas personas.
De la Fontaine siguió preguntado, a que nación
pertenecían, o si podrían haber
fallecido a consecuencia de enfermedades como: la lepra, viruela o peste. El
judío de mala gana le dijo, que a él no le importan esos datos, ni que fuesen
nombres, mujeres, ancianos o niños, una vez embalsamados, nadie les podría
reconocer
Mi amigo insistió en que le explicase como los embalsamaba
– Sencillamente extrayéndoles, cerebro y entrañas, haciendo unas grandes
incisiones, en los músculos , para posteriormente llenarlos, de pez de Judea, a la que se
conocía como asfaltites , luego con viejas tiras de ropa mojadas en dicho
licor, las iba colocando en las incisiones, vendándolas por separado , cuando
esto se había hecho envolvía todo el cuerpo en un trapo impregnado del mismo
licor.
Acercándose a un rincón el judío indicó, que luego los
dejaba en aquel lugar “en reposo” de 2 a
3 meses. – Bien engañados están los cristianos, al creer que los cuerpos
momificados han sido extraídos de sepulcros antiguos – dijo De la Fontaine
– ¿Vuestra merced cree que hay tantas momias que puedan
ser verdaderas,, con la cantidad de cristianos que nos las piden?. Quizá puedan
llegar a unos millares de cuerpos, los solicitados Ahora nadie se embalsama, ya que Egipto no es
el Egipto de los faraones, ahora, al estar, habitado de turcos, cristianos y
judíos que no acostumbraban a usar tal tipo de embalsamamiento, los tengo que
“reclutar” entre los primeros muertos que encuentro. -
Durante siglos, los polvos de momia fueron considerados
como la panacea, atribuyéndoles todo tipo de virtudes curativas: cicatrización
de úlceras, reparación de huesos e incluso para el dolor de muelas y para la
epilepsia.
Claro que los que más poder adquisitivo tenían, se podían
permitir el lujo de poder tenerlos en
sus “botiquines”. Entre ellos se encontraba el monarca francés Francisco I,
quien no salía de palacio, sin llevar una adecuada provisión de los susodichos
polvos
La culpa, si alguien la tuvo, fue fruto de una “confusión
lingüística, y es que los persas comerciaban con betún, liquido negro y viscoso
al que se le atribuía, propiedades saludables y al que llamaban mummia.
Y claro cuando los comerciantes orientales vieron por
primera vez momias egipcias, que parecían estar revestidas de atún (totalmente
falso, pues se trataban de resinas especiales aunque eso sí, similares al
betún).
Con el paso del tiempo, el error fue creciendo y comenzó a
llamarse mummia a la totalidad del cuerpo de la momia a la vez que se hizo
popular el empleo de aquellas como método terapéutico. Las cruzadas tuvieron
también que ver con este tema, ya que el contacto con la cultura árabe y la
entrada de muchas excelencias, los polvos de momias encontraron un hueco en las
reboticas
Fue en el siglo XII, cuando en las cortes europeas, se
empleó, con fines curativos, por vez primera momias egipcias. Este tratamiento
alcanzó su máximo auge, a lo largo del Medioevo. No obstante es a partir del
Renacimiento, cuando el interés por la ciencia se hace más intenso, y con ella
el rechazo de la práctica de tratamientos mágicos
No solo fue Ambroise Paré, quien se opuso a tal
“medicamento”. De la misma manera el padre Feijoo, monje benedictino, arremetió
contra los polvos. Sin embargo los postreros coletazos de aquella moda
consiguieron llegar hasta comienzos del siglo XVIII, cuando se les podía
encontrar, en las boticas europeas, aunque ya se supiese, que lo que se vendía,
eran burdas falsificaciones.
Pero tranquilos, que el más tonto del pueblo, arregla
relojes, y a las momias las encontraron otra salida: mezcladas con resinas y
disolventes, se transformaron en un inmejorable
pigmento de color marrón, al que los pintores del siglo XVIII bautizaron con el
nombre de “marrón de momia”. Fue el inicio de un nuevo negocio.
DETALLES
Si una momia está bien conservada, podemos averiguar: su
alimentación, si hubo pasado hambre en su niñez. Por su ajuar funerario: si fue
rica o pobre. Hasta que no se les ha dado la importancia que tienen, han
servido de souvenir como objeto para ganar dinero, para servir como abono o
para hacer papel.
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