Nuestro personaje, del que se conoce poca trayectoria,
actuaba en la Sierra Norte de la capital de España- Madrid, pues es el punto
desde donde robaba y asaltaba diligencias, era el paso de Somosierra, para
luego esconderse en La Pedriza.
Para ponernos en situación, diremos que La Pedriza, es un
gran batolito granítico, nombre que se aplica a cualquier masa intrusiva
voluminosa de roca ígnea, cuando el magma (roca fundida) se enfría y se solidifica,
casi siempre granito. en sentido amplio.
Este batolito está situado
en la vertiente sur de la sierra de Guadarrama, dentro del municipio español de
Manzanares el Real, en el noroeste de la Comunidad de Madrid.
Como cualquier bandolero, Barrasa, deambulaba con su
populosa partida, allá por los años 30 del siglo XIX. Pero su vida, queda escondida en aquella sierra,
quizá porque solo a él, le importase la misma, así que tenemos que echar mano
de la leyenda.
La leyenda, no vamos a decir que era el sambenito al que se
le cuelga a determinadas personas, incluidos los bandoleros, pero si la leyenda
que les sigue y les persigue hasta el final de sus días
Ella, como sutil narradora, desgrana las vicisitudes de
Barrasa, diciéndonos que, a este le parece pocos los ingresos que daba el
botín, en los asaltos directos a correos y diligencias, por supuesto con el
arma en la mano, así que decidido, a pesar de que su vida la podría arriesgar,
pensó la otra clase de botín.
El siguiente ingreso, lo iban a efectuar, los familiares, de
una joven de buena familia madrileña, por la que pediría un suculento rescate
Barrasa ya tiene a la joven en su poder, ahora es cuestión
de que la familia sepa, que, si quieren volver a verla, deben pagar equis
cantidad de dinero y luego el lugar de la entrega del rescate.
Antes de partir para entregar el mensaje, indica a sus
compañeros, que nada de pasarse con la joven, que la dejen tranquila. Pero ya
se sabe, que en desaparecer el jefe y aquí todo se convierte en intranquilidad.
Dos de sus miembros, riéndose, se jactan de que va a pasar “un
rato muy agradable” con la joven. Como ninguno se ponen de acuerdo en quien
será el primero, llegan a las manos, mejor dicho, a las navajas, situación que
es aprovechada por la asustada joven, para escapar
Deambula por la zona más escarpada de la Pedriza sin rumbo
fijo, sin querer, fue a dar con un pastor de nombre Mirlo, quien la acogió y
ayudó a abandonar el lugar, ofreciéndose para acompañarle hasta Manzanares donde
la entregó para que volviese a su casa.
Cuando Barrasa regresa a su escondrijo, monta en cólera cuando
se entera de lo sucedido. Rojo de ira acuchilla a uno de ellos y lo tira al
vacío desde el Cacho. El segundo no correrá mejor suerte, pensó el bandolero,
así que peleó con él, con tan mala fortuna, que ambos cayeron por el mismo
lugar, acabando así la vida del bandolero
Según la tradición, la banda continuó con sus asaltos,
aunque se desconoce quién era el que la mandaba, ya que algún tiempo
después es localizado el cuerpo del pastor despeñado
también por la misma zona, y los testigos lo achacaron a una venganza de los
miembros de la partida que habían quedado vivos y que antes de cambiar de aires
habían actuado en consecuencia contra quien les había hecho perder jefe y
botín.
La llamada La Charca Verde, es una de las zonas más famosas
y conocidas del maravilloso paraje de La Pedriza, en verano se le llama la
“playa de la Sierra de Madrid “.
Su hermoso paisaje y las diversas veredas que hay por la
zona, a la Charca Verde, llegan muchas personas.
Aunque era en verano, cuando este lugar se convierte en un
hervidero de visitantes, casi todos madrileños, que lo transformaron en su
lugar favorito, para bañarse en las limpias y frescas aguas del río Manzanares
y secarse al sol
Pero esa tradición se ha quedado en el recuerdo, pues en el
año 2016 entró en vigor la prohibición de bañarse, debido al impacto en el
agua, que generaban los visitantes, en la compactación de las riberas y la
pérdida de flora que conlleva, lo que le lleva a ser el tramo con menos
diversidad biológica desde El Tranco