NORMAS SOBRE LOS NOMBRES …. De los niños en la Alemania nazi




NORMAS SOBRE LOS NOMBRES ….  De los niños en la Alemania nazi
Los sistemas absolutistas consiguen a controlar cada extremo y detalle de la vida de las personas. Por lo que no es extraño, que, debido a esos cambios o reglas, impuestas sobre determinados aspectos de la vida, de los ciudadanos, se entiendan tan secundarios y anecdóticos que no cobran la importancia que tienen.

 El resultado de esos pequeños cambios finaliza siendo una falta total de libertad. La Alemania nazi no fue diferente en estos aspectos a otros totalitarismos, tanto de un lado político como de otro.
Y es que el acoso que el gobierno nazi ejercía sobre los judíos, unido al enardecimiento de la germanidad, originó leyes que pueden parecer absurdas y sin importancia, pero que en realidad   se trataron de una piedra más en la muralla que levantó el nazismo para aislar a los judíos.

1938 el Ministerio del Interior alemán promueve una ley sobre los nombres de pila que debían usarse y ponerse a los niños. Los niños de nacionalidad alemana, es decir, los únicos alemanes de verdad debían recibir nombres con ese origen con el objetivo de demostrar que pertenecían a un linaje. Nombres como Gudrum, Helga o Hildegard.

En cuanto a los nombre con origen cristiano, eran permitidos, siempre y cuando, estuviesen muy arraigados ya, en la cultura alemana y como ejemplo debían ser como Hans, Joachim, Peter o Maria.

Tanto los hombres como las mujeres judías habían de distinguirse, también, por el nombre. Y si el nombre de pila que tenían no dejaba claro cuál era su origen, debían completarlo con Israel, los hombres, y con Sara, las mujeres.

Por lo que un judío llamado Peter o Víctor, por ejemplo, debería pasar a llamarse Peter-Israel o Víctor-Israel, para que quedara siempre marcado su origen. También definió esa misma norma del gobierno los nombres válidos para los niños y niñas judíos a partir de aquel momento, para que estuvieran marcados desde su nacimiento.

Este método, puede llegar a aparecer, que solo se trataba de un diminuto cambio, en el nombre, lo que se  imponía, por desgracia la realidad no lleva a una  disminución, más de la libertad y un nuevo paso hacia el holocausto, que fue uno de los crímenes más salvajes de la historia.





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