AL ABORDAJE BARTHOLOMEW ROBERTS




Gales es un país cercano, pequeño y bien conectado, costas, vistas panorámicas desde cumbres remotas a tan solo una hora en coche desde la capital.
Cuenta con tres lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, clasificación que también ostentan los cuatro castillos de Eduardo I de Inglaterra: Caernarfon, Conwy, Beaumaris y Harlech.

Si somos amigos de los deportes de la altura, entonces estamos de enhorabuena, pues Gales tiene la tirolina más larga del hemisferio norte, con una longitud de más de un kilómetro y medio, los aventureros que osen a tirarse en la Zip World alcanzarán los 130 kilómetros por hora.

En cuanto a su altura tiene 213 metros y, desde el punto más alto, ofrece unas increíbles vistas sobre el Parque Nacional de Snowdonia, la isla de Anglesey y la isla de Man.

Y también tienen famosos en distintas categorías, aunque solo citaremos a unos cuantos
Gareth Bale Futbolista -  Richard Barton Actor- Tom Jones Cantante, apodado "El tigre de Gales"-  Ken Follet Escritor-  Lawrence de Arabia Militar, arqueólogo y escritor- Bertrand Rusell Filósofo, matemático e historiador.  Y Bartholomew Roberts de profesión pirata



A Bartholomew Roberts, también se le conoce con el apodo de Black Bart. Y desde luego su perfil, es que iremos descubriendo, se aparta, un tanto del resto de sus compañeros de fechorías.
Comenzó su andadura navegando en un barco dedicado a llevar o traer esclavos en sus bodegas, cargamento que tenía la compra o la venta aseguradas.


Más tarde, y obligado, aceptó a servir al pirata Howel Davis, y digo obligado pues fue capturado por este, aunque a raíz de la muerte de Davis, Roberts heredaría la tripulación y el barco
Una vez convertido en capitán, empezó a distinguirse entre los de su calaña por un espíritu puritano, que chocaba en muchos frentes con el de sus compinches

De momento, llegó a ser conocido, en una particular faceta, odiar el alcohol y solo beber té, claro que no nos aclaran si lo acompañaba con unas pastas a eso de las cinco pm y antes de capturar algún barco.
Bien es sabido, que puso todo su empeño en transmitir la ceremonia del té, entre sus hombres, pero por más que lo intentó, se quedó en eso, en un intento, por lo que nuestro hombre sería, de no demostrarse lo contrario, en el único abstemio dentro del mundo pirata

Sigamos con su perfil. Trataba con corrección a las mujeres y nunca forzó a ningún hombre a que se uniera a su tripulación.
En cuanto su carácter y su forma de pensar, ambos bebidos en las fuentes de puritanismo, no se ajustaban con su forma de vida ostentosa y lujosa, que llevaba
Para vestir, los trajes se los hacían con las telas más caras. Nunca le faltó un pequeño o gran detalles en forma de pedrería, flores, plumas bordados y sedas.

Y para muestra…una gran cruz de diamantes, cuyo destinatario era el rey de Portugal, que se quedó sin ella, pues viajaba en uno de los muchos barcos que llegó a abordar.
Guardada como oro en paño, solía lucirla en las grandes ocasiones o en la cruenta batalla por conseguir aligerar al navío, de su “pesada carga. Para finalizar la imagen, siempre llevaba armas muy elaboradas y relucientes

Bartholomew Roberts tenía un deseo por encima de todo…que, ataviado con sus mejores galas, luciendo, ¡cómo no la famosa cruz!, y con un enorme sombrero de plumas, si moría en combate, se arrojase su cuerpo a la mar.
El desconocimiento del resto de la anatomía de Roberts, nos podemos comentarles si era alto o bajo, feo o bien parecido, delgado o rechoncho, pero si, que era un gentleman al lado de sus descuidados compañeros de hurtos y fatigas.

Empecinado en cambiar todo lo cambiable, se empeñó en tener su propia bandera, para cuando se izase, no hubiese dudas de a quien pertenecía.
Su señal de identidad tenía que ser negra con su figura armada con espada y apoyados ambos pies, sobre una calavera. Debajo de esta las letras A.B.H. y A.M.H. Y las siglas de “A Barbadian’s Head” y “A Martinican’s Head “, que eran una descarada y directa referencia a los gobernadores de Barbados y Martinica que habían pretendido capturarle.

Parafernalia aparte, quizá lo que más doliese a sus enemigos, fuese por lo que pasó a la historia, si a su vez pasamos de puntillas, el hecho de que se le atribuyen más de cuatrocientas capturas fue por el código de conducta que implantó en su tripulación, quedando este lo más parecido a unas leyes piratas.
Unas normas o leyes de lo más curiosas a la vez que públicas y notorias, que no solo se debían de llevar a rajatabla, es que habían sido creadas desde un punto de vista tan distante de ver la vida y como chocaba con la que vivía.

Elaboradas tras una desbandada producida en el año 1721, se supone de sus ¿hombres? Y llegadas a nuestros días, gracias al ser publicadas por el Capitán Charles Johnson en 1724.

I. Cada hombre tiene un voto en todos los asuntos que se traten. Todos tendrán acceso a las provisiones y licores, y podrán consumirlas a su antojo excepto que la escasez haga necesario su racionamiento por el bien de todos.

II. Todo hombre será llamado por turnos, según la lista, al reparto del botín independientemente de su participación y se le permitirá cambiarse de ropa para la ocasión.
Si alguien defrauda al resto por valor mayor a un dólar de plata (real de a ocho español), será abandonado a su suerte en el mar como castigo.
Si el robo fuese entre miembros de la tripulación, esta se contentará con cortar las orejas y la nariz al culpable y lo desembarcará en tierra, no en lugar deshabitado, pero sí en algún sitio donde seguro encontrará adversidades.

III. Nadie jugará a las cartas o dados por dinero.

IV. Las luces y velas se apagarán a las 8 de la noche; si después de esa hora algún miembro de la tripulación quiere seguir bebiendo, podrá hacerlo solo en cubierta y sin luz.

V. Todos deben mantener sus armas, pistolas y sables limpios y listos para la acción.

VI. No se permiten niños ni mujeres a bordo. Si alguien subiese al barco a una mujer disfrazada, sufrirá la muerte.

VII. En batalla, la deserción será castigada con la muerte o el abandono a su suerte en una isla desierta.

VIII. No se permiten las peleas a bordo. Las disputas se resolverán en tierra, con la espada o a pistola, y será declarado vencedor el que haga la primera sangre.

IX. Si algún miembro de la tripulación perdiera una extremidad o quedara impedido, se le darán 800 dólares de plata del inventario común; por heridas menores, en proporción a su gravedad.

X. El capitán y su segundo recibirán dos partes del botín; el maestre, contramaestre y cañonero una parte y media, y el resto de los oficiales, una parte y un cuarto.

XI. Los músicos tendrán descanso el sábado, pero no los otros seis días y noches, a no ser por concesión extraordinaria.

1722 mes febrero. Frente a las costas de África Occidental, el atlántico, recibió el cuerpo de Bartholomew Roberts, galés de nacimiento, pirata de profesión, que se hundió tal y como él había pedido y deseado: vestido de púrpura y encajes.




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