(1840-1877)
Existen personajes
que antes de nacer, tienen ya la estrella apagada, quizá se deba a ese refrán
tan castellano que dice – Hay quien nace con estrella y otros estrellados
Lo de Clay Allison,
no era que se había hecho, así, es que ya veía así, desde fábrica, “made in
Crazy “, o sea que le faltaba o eso decían, no un tornillo, más bien todo el
juego, porque lo demostró desde su adolescencia, por lo que era conocido por
todos como “Clay Crazy.
Una posible causa
de esta fuese la falta de un padre, ya que Clay era huérfano de una figura tan
importante, desde los 5 años
Natural de Texas,
fue vaquero, gallito de corral, compañero de noches y días del dios Baco y cuatrero
de gatillo bien lubricado, con varias órdenes de captura a sus espaldas, y lo
más chocante y extraordinario, nadie se atrevía a cumplir.
El amor llamó a su
puerta siendo un inexperto en el juego del corazón, por lo que, posiblemente a
nadie extrañó, o si lo hicieron lo ocultaron, cuando a Clay, a los pocos días
de la boda, su esposa desapareciese y nunca más se supo de ella.
A él le encontraron
totalmente borracho y recitando poemas en su rancho improductivo, sin decir o evitarlo,
responder a las preguntas que le hacían sobre el paradero de su cónyuge.
Posteriormente, se
cargó en Abilene a dos Rangers de sendos escopetazos sólo porque le invitaron,
no a seguir bebiendo… a dejar de gritar en un salón de juego.
La recién estallada
Guerra de Secesión le salvó el pellejo alistándose con 21 años en el Batallón sureño
del coronel Quantril, quizá, le ganase en perversidad y brutalidad. Lo cierto
es que, la falta de escrúpulos y su excelente puntería, le sirvieron como carta
de presentación para ascender con rapidez a oficial.
Ante tal panorama,
para todos los que le conocían, incluidos sus compañeros de armas, era un psicópata,
participando, en el no menos famoso asalto a Lawrence del año 1863, donde se
dijo, que llegó a ejecutar, personalmente, a más de 20” botas rojas “, como
eran conocidos los fanáticos comandos abolicionistas.
Finalizada la
contienda bélica, se refugió en su tierra natal para vagar sin brújula, pues le
daba de lado el punto cardinal, donde se encontrase, ofreciéndose para trabajar
como vaquero, con nombres falsos, en distintos ranchos.
Por supuesto, que
al final, no era que se marchaba, es que le echaban, porque a alguno, le
mandaba al otro barrio.
Tenía verdadera
fijación, cuando se enteraba de que tal o cual lugar, había el clásico “chulito”,
que alardeaba de habilidad con el revólver, pues Clay Crazy, acompañado por sus
inseparables compañeros de viaje y de ocio, su amada botella de whisky añejo y
su amigo del alma, un Colt del 38.
Se presentaba en el
saloón, retaba al sujeto y se quedaba con la fama, que este había dejado,
después de ser balaceado. Acabó matando a un comisario y, perseguido por los
Rangers, quien ya le habían identificado y pedían venganza, así que terminó por
refugiarse en un poblado apache, tras casarse con una india.
Gracias a la amnistía,
concedida por el general Crook a raíz de la rendición de los apaches, regresó
sin la compañía de su esposa india, apareciendo, en un antiguo y abandonado
rancho
Se comenta que le hallaron
muerto por causas naturales unos buhoneros rodeado de botellas de alcohol. John
Ford dijo de él "que fue el mayor bastardo del Far West". Se calcula
que mató a unas 50 personas (sin contar la guerra).
Aunque no
finalizaré sin contar algún detalle más sobre este pájaro de cuentas: que el
whisky que trasegaba, le transformaba en míster Hyde esperando ansiosamente, a
que cualquier cuitado, le diese la más mínima excusa, para matarle y así
desahogarse
Que en el invierno
de 1875, Allison se encontraba en Nuevo México, cenando con Chunk Colbert, otro
pistolero a quien le unía, una vieja enemistad, cimentada en una cosa tan absurda,
como la que era, quien de los dos, tenía sobre su conciencia más víctimas
Colbert fue más
rápido en sacar su pistola, pero por desgracia, el cañón tropezó con el borde
la mesa y se le cayó. Motivo que fue
aprovechado por Allison, quien desenfundó la suya y le mató de un disparo en el
ojo derecho.
Clay Crazy fue
detenido. Cuando le interrogaron, le hicieron esta pregunta ¿Por qué estabas
cenando con un hombre que te quería matar y tú él ¿-. La respuesta no se hizo esperar
– Porque no me gustaba mandar a nadie al infierno, con el estómago vacío –
En cuanto a que
huyó del ejército, no parece ser cierto, porque se dice que fue pronto
licenciado por los médicos que le hallaron “incapaz de llevar a cabo los deberes
de un soldado a causa de un golpe en la cabeza recibido hace muchos años.
La lista de los que
se llevó por delante se desconoce, ya que los que en ella se encontraban,
podría corroborar. Lo único verdadero,
es que a Clay Allison, le molestaba, era que la fama le viniese cuando él,
estuviese sobrio.
El director de un periódico de Missouri recibió una carta de Allison escrita por su puño y letra,
en la cual, este se mostraba indignado porque le había adjudicado 15 asesinatos:
“Siempre he intentado utilizar mi influencia para proteger las
propiedades y a los hombres de mi condado de los ladrones, forajidos y
asesinos, entre los que no se me puede incluir”.
Este sí que es el
final, otro diferente, al que antes les he contado, menos amable y más trágico.
En julio de 1887, mientras cargaba un carro de provisiones en Pecos, Texas, un
saco de grano se fue al suelo. Mientras él se agachaba a recogerlo, el carro se
movió y una de sus ruedas le aplastó el cuello.
Clay Allison,
ganadero y pistolero del viejo oeste americano, mandó poner como epitafio una
frase bastante curiosa en su tumba: “él nunca mató a un hombre que no
necesitara morir”.