Los masáis son una de las oblaciones más antiguas de
África, un histórico pueblo, supervivientes de un período primitivo, y que se orgullecen
de tener una cultura propia, que abarca a un millón de personas, que residen en
sus territorios ubicados en las llanuras del Gran Valle del Rift, entre dos países:
Kenia y Tanzania.
Se sabe que esta tribu tiene su origen en la antigua
Nubia, estableciéndose hace unos cinco siglos, en lo que hoy conocemos, como su
territorio, aunque exista una teoría en la que se habla de unas caravanas
romanas, de las que se sabe que partieron hacía el Alto Nilo, en busca de sus
míticas fuentes, de la nunca regresaron, ni se supo de ellas
De ser temidos a perder poder. Esto sucedió cuando
después de su mayor esplendor en el siglo XIX, ejerciendo un importante poder
en la zona, de dominar al resto de los pueblos del este de África, el
enfrentamiento con las tribus vecinas y las fuertes sequías debilitaron su
poder.
Los masáis, que son pastores desde hace
generaciones, tienen una forma muy especial para trasladarse… a grandes
zancadas. Llegan a recorrer largas distancias para que su ganado pueda pastar y
agua donde puedan saciar la sed.
Por lo que su vida, no ha cambiado mucho de la que
llevaron sus ancestros, que lo mismo que ellos, vieron salir el sol y que
llegase la noche, puesto que su vivir está regido por el cambio de estaciones,
cuidar del ganado que puede ser, vacuno, cabras y ovejas.
Esa vida nómada que llevan les impide ser
agricultores, aunque si bien recogen, algunas de las plantas, que durante su
caminar localizan al guiar el ganado. No ocurre lo mismo que Kenia y Tanzania,
que, a consecuencia de la peste bovina traída por los ingleses, que afectó y
causó la muerte de su ganado, hizo que abandonasen el pastoreo y que entrase en
ambos países, la agricultura
Nadie pone en duda que los miembros de esta tribu
sean esbeltos y de bellas facciones, que cubren sus cuerpos con telas teñidas
de vivos colores en rojo y azulados. En cuanto a las mujeres, estas llevan en
los brazos, gruesos brazaletes de cobre, en ciertas ocasiones, adornándose el
pelo con cintas de diversos colores y con grandes collares de cuentas en sus
cuellos
Sin distinción, hombres y mujeres, se hacen grandes
dilataciones en las orejas, que son perforadas cuando son niños, algo parecido
a lo que se hacen a las niñas, cuando se les ponen pendientes, pero en plan no
tan abrasivo, pues los masáis emplean un machete puntiagudo.
A sus cuerpos los decoran muy artísticamente, con
una mezcla de sebo de vaca y ocre, un rojo mineral al cual trituran hasta que
se quede como fino polvo. Sus casas se construyen con
estiércol de vaca y con techo de paja.
Hablan el maa, una lengua oriental, aunque las
nuevas generaciones hablan inglés y suajili. La mayoría de los masáis mantienen
su religión tradicional y algunos conocen el cristianismo.
La estructura social masái está jerárquicamente
organizada de esta manera:
1ª clase: los niños, cuya única función es vigilar
el ganado
2ª clase: los guerreros (desde 15 hasta los 30
años). Antiguamente, como su nombre indica, eran los que defendían el
territorio. En la actualidad se ocupan de las tareas más difíciles del pastoreo
y de la caza, amén de importantes exhibiciones de valor.
Una vez los guerreros van alcanzando mayor madurez,
entran a engrosar, en diferentes estratos sociales, con lo cual, desplazan, a
los del grupo de edad, que les precede, a otros status mayores.
Es entonces cuando, a los jóvenes, se les otorga más
derechos: fumar o casarse y cada vez van pesando más sus opiniones en la
sociedad.
3ª clase, esta pertenece a los ancianos, que son los
responsables del orden político y religioso, pues ellos, son los que tendrán
que tomar, todas las decisiones importantes, de forma igualitaria y reunidos en
consejo.
Es el laibon, otro anciano, el que lleva las riendas
de los rituales y de lo religioso y al que se le atribuyen poderes
adivinatorios.
Ahora llegamos a tema del matrimonio, que se pacta
desde el momento de nacer, prohibiéndose, mantener relaciones antes del
matrimonio, mientras vivan en el hogar del padre y se le practica la oblación
al alcanzar la pubertad.
Es también muy importante para los masáis, su
ganado, que, en la escala de afectos, estos anteceden al de la esposa, de hecho,
en el idioma Maa se designa con un mismo término al hombre y al buey.
Los masáis pueden tener todas las mujeres que
quieran o que puedan. Consumada la boda, la mujer pasa a formar parte, como una
posesión más, del patrimonio del hombre.
Los masáis son el pueblo elegido por el dios Ngai, y
les pertenece por derecho todo el ganado de la Tierra.
Este dios, habita en su
montaña sagrada, el Ol’Donyo’ Lengai, un volcán activo muy particular por ser
el volcán en el que la lava sale más fría de todo el mundo, situado entre el
Lago Natron y los cráteres de Ngorongoro (Empakai, Olmuti y Ngorongoro).
En la actualidad siguen ignorando reglamentos, leyes
o mandatos oficiales que modifiquen sus costumbres, les prohíban ser guerreros
o les obliguen a pagar impuestos.
Recabada información en:
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