BARCOS DESAPARECIDOS THE QUEEN MARY



Un barco de lujo embrujado.
1966 en el mes de julio, John Pedder, de 18 años, uno de los operarios más jóvenes dedicados a trabajos de mantenimiento, estaba trabajando en la puerta, hermético número 13 de la sala de máquinas

A John le gustaba llevar barba por lo que aparentaba ser mayor. Vestía en consabido mono azul, claro está, lleno de la grasa que se aplicaba a las máquinas para engrasarlas
En cuestión de segundos la tragedia convertida en un pequeño descuido hizo que la enorme y pesada puerta 13 cayese sobre el muchacho aplastándolo, falleciendo en el acto.


En un corto intervalo de tiempo, comenzaron a acumularse, los testigos, entre tripulantes y viajeros, que decían haber visto, a un hombre con barba, vestido con un mono azul, caminando por el pasillo de la sala de máquinas para desaparecer por la puerta nº 13.

Sobre la aparición de este operario contaremos otro testimonio: una guía turística, avanzaba por un pasillo, cuando sintió la sensación de que alguien la observaba.
Cuando se giró para averiguar quién era, observó como una figura se desvanecía delante de ella.

De inmediato, dio parte de lo sucedido. La descripción que realizó coincidía con los rasgos de John Pedder. Se le mostró un conjunto de fotos para ver si podía identificarlo. De entre todas las que miró, no dudó en indicar aquella donde estaba el desaparecido Pedder.
Entre los servicios que este transatlántico ofrecía a sus clientes, estaba la guardería de 3ª clase. En uno de los numerosos viajes que en el Queen Mary realizó por el Atlántico, en uno de ellos, una señora dio a luz un bebé, a quien se le puso de nombre Leigh Travers Smith.

Para disfrutar más de las comodidades del lujoso barco, los Travers decidieron dejar en la guardería al pequeño. Pero algo no fue bien, pues el pequeño falleció a las pocas horas de su nacimiento.
Existen viajeros que tienen sus camarotes cerca de la y que aseguran haber escuchado de noche, el llanto de un bebé procedente de la guardería. Muchos lo atribuyen al niño, Leigh Travers Smith.


Uno de los salones, de 1ª clase es el Salón de la Reina, donde podemos encontrar riqueza y glamour, al que no le falta ningún detalle y en el que se han vivido experiencias extrañas, entre las personas que tienen el privilegio de poder estar en él.

El Queen Mary, también es visitado por grupos de turistas con guía. Sucedió que una pequeña que iba con sus padres no hacía nada más que repetir – Mirar que señora tan guapa- Pero lo cierto es que nadie vio, excepto la niña. Y ella seguía insistiendo –“está ahí”-
Cuando se le preguntó cómo era esa señora la niña contestó Es una mujer joven, muy hermosa y vestida de traje de noche blanco, reluciente. Son tan numerosos sus apariciones, a lo largo de la historia del barco, que le han puesto un apodo: “la mujer de blanco”.

Nos vamos a primera clase, donde a lo largo de la historia de este barco, han existido multitud de informes de extraños casos acontecidos: el sonido del correr del agua de los grifos en mitad de la noche, y posteriormente comprobar que ningún grifo se abrió
El teléfono sonando a altas horas de la noche, sin que nadie haya realizado la llamada; o pasajeros que se quejan de que la habitación de al lado hacen mucho ruido y no le dejan descansar, sin embargo, se comprobó que la habitación de al lado no estaba ocupada.

En una visita guiada a la zona de las suites, un turista, sacó una foto a un espejo de una suite. Cuando fue a mirar si había salido bien, observó con extrañeza, que en el espejo se reflejaba un hombre extraño.

El guía encargado de atender a esta visita negó rotundamente, que el hombre del espejo fuera parte del grupo de turistas. En un examen minucioso de la fotografía, se compró que tanto el peinado del extraño hombre y sus ropas pertenecían a varias décadas pasadas, concretamente a los años 30.

Han sido tanto los testigos que aseguran haber vistos hechos sorprendentes, que, en los últimos años, se ha decido instalar una cámara.
Este barco participó activamente en la segunda guerra mundial. Para lo cual lo camuflaron pintándole de gris y bautizándole como “El Fantasma Gris”.

Fue tan codiciado por los adversarios nazis, que se llegó a ofrecer 250.000 dólares de recompensa y la Cruz de Hierro, para el capitán de submarino que lograra hundirlo.
En unas maniobras el Fantasma Gris embistió al barco inglés Curacoa, con un lamentable saldo de muertos, más de 300 soldado ingleses perdieron la vida

Cuarenta años después de los hechos relatados, se habilitó el lugar exacto de la colisión, para que un equipo de televisión dejara cámaras grabando, evidentemente en aquellos momentos en el lugar, solo estaban las cámaras. Al comprobar las grabaciones, el audio recogió: voces, gritos y golpes que algunos lo atribuyen a los soldados ingleses del Curacoa.


En la misma confrontación bélica, un cocinero murió a manos de sus compañeros. Aún hoy, hay personas que aseguran escuchar los gritos del cocinero pidiendo auxilio




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