En
un capítulo de la Biblia se habla del sueño que tuvo Jacob, donde aparecía una
escalera que subía desde la tierra al cielo. ¿Puede esta historia tener alguna
relación con este hecho?
Muchas
son las personas que llegan diariamente a la ciudad de Santa Fe en Nuevo
México, para visitar la capilla “Nuestra Señora de la Luz” porque en ella dicen
que un día sucedió un milagro en el que está involucrada una escalera de madera.
1852
Una carta de Jean Baptiste Lamy, obispo de Santa Fe, llegó hasta la
congregación de La orden de las Hermanas Loreto, de Kentucky. En ella les pedía
que se trasladasen hasta dicha ciudad, pues este tenía la idea de fundar, un
convento, que a su vez sirviese como escuela para los niños del lugar.
Siete
serían las elegidas que tras un prolongado y dificultoso viaje, que duró varios
meses, en los cuales, una de la misioneras falleció, mientras que otra tuvo que
regresar. Un viaje que los llevó a sufrir el ataque de los indios.
1873
Las hermanas ya llevaban dos décadas enseñando en la escuela, así que el señor obispo,
satisfecho de la labor de las hermanas, decide construir una capilla “Nuestra
Señora de la Luz”, que sería diseñada y construida por el arquitecto francés
Antonio Mouly.
Sin
embargo a todos pilló desprevenidos la muerte de Mouly, que falleció sin poder
solucionar un gran error en su diseño, que de la planta baja no se pudiese al
coro, que estaba más elevado.
El
desencanto se adueñó de la congregación – Se podría construir una escalera
convencional -, una idea que se rechazó, pues escondería el hermoso diseño del
que se sentían orgullosas.
Además
había dos problemas más, que no había lugar para construirla, y que se comería gran
parte de la nave.
Consultados
varios expertos, estos dijeron -La única solución, sería derribar el coro- algo
a lo que las hermanas se oponían.
En
este momento, es cuando surge ese supuesto milagro. Como las misioneras no
veían ningún plan viable, ofrecieron una novena a San José.
El
noveno día, un extraño llamó a la puerta. Fue la propia superiora, Magdelen,
quien la abrió
Delante
de ella se encontraba un hombre de pelo canoso y blanca barba, que traía un
burro cargado de todas las herramientas que un carpintero podría necesitar
-Hermana
se que necesitan una escalera muy especial para poder subir al coro, me ofrezco
para construírsela, - el extraño se paró para proseguir diciendo- Solo pongo una
condición, que jamás revelará mi nombre a nadie- la propuesta fue admitida.
Llegó
una mañana, tras 3 meses de trabajo, que la escalera estaba finalizada, así que
sin más la superiora buscó al carpintero para pagarle. Pero aquel extraño, de
manera misteriosa, había desaparecido, sin cobrar su trabajo.
Pero
¿qué hace a esta escalera, de caracol, ser tan especial, a parte del misterio
de quién era el enigmático constructor?
De
cerca se puede observar, que está hecha sin clavos, ni ningún tipo de
pegamento, solo con piezas ensambladas
Mide
6,70 metros da dos vueltas de 360 grados perfectas. Verá también, que no se
sustenta con ningún pilar, manteniendo un equilibrio digno de estudio aún por
ingenieros y arquitectos.
Y
continuamos con más sorpresas. Que la madera no proviene de ningún árbol de la
zona.
El
Centro de Anatomía de Madera, que pertenece al Servicio Forestal de los Estados
Unidos, recogieron un pequeño pedazo para analizarlo.
Solo
pudieron descubrir, que aquella madera, pertenecía a un tipo de abeto que no
crecía en esa zona del país. Como última y extraña curiosidad, es que la
escalera, tiene 33 años, si como la edad de Cristo.
En
estos casos, la polémica surge intentándose, dar un razonamiento a este suceso.
La Iglesia, no tiene una posición oficial para tal asunto.
Existen
explicaciones, que no han ayudado, en nada, a desvelar este misterio, puesto
que en muchas ocasiones se contradicen
Algunas
fuentes, atribuyen la escalera a Johann Hadwiger, un carpintero alemán, aunque después
su bisnieto, Oscar Hadwiger, aceptó que no tenía pruebas suficientes, de que su
bisabuelo fuera el autor.
Mary
Jean Straw Cook, una historiadora local, informó que el artesano fue
Francois-Jean Rochas, francés que llegó a los EEUU como artesano y se asentó en
Nuevo México.
-
Rochas seguiría la escuela de Eiffel según la estructura, y la escalera vendría
ensamblada desde Francia (explicando así su rápida construcción), y el extraño
origen de la madera.
Sin
embargo, esta explicación, debemos descartarla, ya que un envío, en aquellos
años, hubiese supuesto, una operación, no solo logística, también, muy elevada
económicamente y extraña, al haber suficiente madera en la zona.
Y
en tema de los número de los escalones,33, pudo haber sido un simple guiño a
una determinada cantidad, o simplemente algo deliberado por el constructor
Los
misterios que rodean al caso sean ciertos o no, no hay duda de que la
construcción de esta especial escalera, y el autor de esta, son muchos y continúan creando controversia.
La
capilla, es ahora un museo privado, ya que fue vendida en 1971. Solo se
alquila, por el “módico” precio, o sea, el más barato, de 750 dólares, que será
sin duda el más sencillo, para bodas.
En
cuanto al acceso a la escalera está prohibido, dicen que por seguridad, aunque
no está de más mantener, ese interesante reclamo en buenas condiciones.
1887,
una década más tarde, se añadió la barandilla (que tampoco tenía) y la espiral
exterior se sujetó a un pilar cercano.
Ni
tan siquiera, constan registros que ayuden a descifrar de dónde sacó la madera,
pues no hay ninguna información de entrega de material.
Nadie
vio tampoco, durante esos meses, a ninguna persona entrar o salir de la capilla
durante el tiempo de la construcción.
Las
hermanas de Loreto ofrecieron una recompensa a quien pudiera dar a conocer su
identidad, pero nadie la reclamó nunca. Así, se suele atribuir la autoría de
esta obra al propio san José.
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