Mucho me temo que
este bichito, el Quetzalcoatlus, (llamado así por la deidad azteca de
Quetzalcóatl, la serpiente emplumada), era un género de pterosaurios, que no
sea muy conocido, a pesar de que por mucho tiempo se le haya calificado, como
la mayor criatura que jamás surcó los cielos, aunque descubrimientos recientes
afirman, que hay un animal mayor, se refieren al Hatzegopteryx.
Este nombre no es
muy adecuado, para un pterosaurio, ya que no parecía una serpiente y estaba
desprovisto tenía plumas, si bien como demuestran algunos pterosaurios de la
familia de los Sordes, muchos pterosaurios tenían una capa de "pelo"
llamado picnofibras.
Deambulaba por las
zonas interiores con lagos, pues para que su dieta, fuese excelente, necesitaba
pescado. El alimento básico de este animal, eran los restos de los dinosaurios
muertos, pues no podía matarlos.
Y si se encontraba,
después de terminar con la carroña, con las crías de los Tyrannosaurus o de los
Triceratops, se daba un verdadero festín. Es que claro, con el estómago lleno,
le era muy difícil elevarse, y necesitaría más energía.
Aunque atacaba a
los pájaros, el resultado, terminaba, casi siempre, a favor de las aves, debido
a que en la época en la que nació (hace entre 68 y 65 millones de años) los pobres
pterosaurios estaban al borde de la extinción, pues ya no se llevaba lo de la membrana,
ahora las aves, con alas de plumas más fuertes que una membrana, conseguían
internarse en los bosques y volar sin tener que aprovechar las corrientes de
aire.
Nuestro amigo, tenía
un pico muy largo al que utilizaba para coger a los pequeños animales del suelo
y luego tragárselos. En cuanto a los huesos del cuello, los tenía soldados. Un
cráneo de 1,2 m. y unas patas traseras muy cortas
Era un animal muy
pesado (como unos 150 kg, cerca del límite máximo para el vuelo), por lo que
tenía unas alas mucho más extensas en comparación al cuerpo que las aves, y se
ayudaba de corrientes de aire cálido, contando con unos aliados para poder
volar, sus huesos que eran huecos.
En todos los
pterosaurios, las alas de los Quetzlcoatlus estaban formadas por una
prolongación del cuarto dedo, que sujetaba la membrana.
Al desplazarse por
tierra, el Quetzalcoatlus apoyaba casi todo su peso sobre las patas traseras, manteniendo
el equilibrio utilizando sus manos, que podían articularse hacia atrás, es
decir, cuando se apoyaba movía el dedo que formaba el ala hacia atrás,
plegándola.
Cada ojo era
enorme, unos 10 cm de diámetro, y poseía 100.000 nervios ópticos, lo que le
daba una agudeza visual 4 veces mejor que la de un humano.
Empleaba un truco,
se guiaba por la orina de su posible víctima, porque podía ver en ultravioleta,
pues se sabe que la orina refleja este tipo de luz, de forma que esta luz
reflejada llegaba a los ojos del Quetzalcoatlus y le permitían localizar más
fácilmente a sus presas.
A pesar de su
aspecto tan imponente, era un animal poco agresivo, con indicar que si se
enzarzaba en una pelea contra un individuo de otra especie, intentaba huir.
Pero. Pero en su caso, era una penosa tarea.
Solo los machos
tenían una cresta sobre el hocico con la forma de medio plato, que era usada
para atraer a las hembras.
Tras la puesta de
los huevos, las madres los abandonaban a su suerte, ¿era para que algunas crías,
no llegasen todos a adultos?
Una verdadera tontería,
la hembra tenía tiempo de poner más huevos. Anidaban en acantilados y al principio
las crías se alimentaban de peces.
En 1971 Douglas
Lawson, localizó en primer hueso, en las rocas del Cretácico del parque de Big
Bend, Texas-USA
Wann Langston, el
profesor de Lawson en la Universidad de Texas, comprendió que el hueso
pertenecía a un reptil volador, un pterosaurio. Era hueco y de paredes finas, y
por lo tanto muy ligero, pero su tamaño resultaba increíble.
Tomando como
proporción el hueso del ala, Langston calculó que la envergadura de este animal
era de unos 15 metros. Él y Lawson se apresuraron a regresar al yacimiento,
esperando desenterrar el resto de este monstruo volador. Aunque solo localizaron,
otras partes de las alas y poco más.
Este animal se
extinguió por culpa de las lluvias de fuego del impacto, que, a pesar de que
sobrevivieron, sus miembros quedaron dañados y no podían volar, así que los
huevos eran devorados por los mamíferos.
Ningún
Quetzalcoatlus sobrevivió a los primeros diez años tras el impacto.
En 1975 Lawson rechazó,
que los Quetzalcoatlus tuviesen un estilo de vida piscívoro, sugiriendo en
cambio que era un carroñero
Pasadas dos décadas
después, 1996, Thomas Lehman y Langston descartaron la hipótesis del carroñero,
señalando a la mandíbula inferior, que se inclinaba tan fuertemente hacia abajo
que, aun cuando se cerrara, completamente, quedaba un espacio de más de cinco
centímetros entre ésta y la mandíbula superior, muy distinto de los picos
ganchudos de las aves carroñeras especializadas.
Y así continuaron
diversas investigaciones que llegaron a un punto determinado, eran posiblemente
depredadores terrestres, que cazaban pequeños vertebrados sobre tierra o en
pequeños arroyos
1986 Paul MacCready
llevó a cabo un experimento aerodinámico para examinar el vuelo de
Quetzalcoatlus en ese año, construyendo un modelo de máquina voladora u
ornitóptero con una computadora sencilla sirviendo de autopiloto.
El modelo voló con éxito,
con una combinación de planeos y aleteos de las alas; sin embargo, el modelo
estaba a la mitad del tamaño del animal real y se basaba en la antigua
estimación de peso de cerca de 80 kilogramos, mucho menor que las más modernas
estimaciones de cerca de 200 kilogramos.
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