Si alguna vez llegan al camino real,
el que comunica Manresa con Barcelona y que atraviesa la Sierra del I¨Obac, caminarán por uno de los más antiguos y
legendarios que se conocen
Tal y como su nombre indica “real”,
estaba protegido por los reyes, constituyendo una esencial fuente para el comercio,
así como múltiples privilegios para los pueblos y masías por donde trascurría. Este
camino, que según cuentan, fue construido por presos condenados a trabajos
forzados
Hasta llegada del ferrocarril a la zona,
año 1859, el camino real fue la vía para el transporte de mercancías (textiles
y vinícolas) más rápida con un trayecto de trece horas entre Manresa y la
ciudad condal.
Este camino recorría lugares
solitarios con la amenaza de toparse con bandoleros y ladrones muy activos,
especialmente, durante los siglos XVI y XVII, que llevaban capa y faja de cuero
al pecho, portando pistolones, pólvora, municiones y dagas
A estos peligros, se añadía la
dificultad del itinerario, con fuertes pendientes que rodeaban los riscos y los
acantilados.
Por el área que nos ocupa, el
bandolero más popular y misterioso llevaba el apodo de Capablanca, apodo que se
debía, a que robó la capa a un capitán de la guardia en el teatro, para más tarde
enviarle un trozo de dicha prenda, como señal de desafío, con la siguiente frase
“Busque y no encuentra, a quien última su sede"
¿Cómo este hombre a ser bandolero?
Tenemos que tirar de leyenda, y en ella se nos cuenta, que un mozo de carga,
cuyo agotador trabajo en una masía era recompensado con poco salario, fue
asaltado y robado en Manresa
- ¡Juro que jamás volveré a trabajar
honradamente! - acto seguido se adueñó de un pistolón, se hizo bandido y
terminó por convertirse en el bandolero más temido de la comarca.
Contaremos un secreto, bien
guardado, que ahora que ya no está en este mundo, es imposible que no nos lo
permita, un sistema un tanto curioso para asaltar a los viajeros…dejar en el
suelo la capa, subirse a un árbol y desde allí conminar y amenazar a los
incautos que por allí pasaban, a dejar sus pertenencias sobre la capa si
querían conservar su vida.
Se supone que, al conocer ya con
anterioridad al asalto, el dinero, joyas y otras pertenencias, que portaban los
desplumados, contase con la inestimable ayuda de los hosteleros de la zona.
Lo cierto es que no se le conoce
ningún enfrentamiento armado, y no nos extraña después de aquella estrambótica forma,
de birlarles todo lo que tuviese algún valor, pues después, con correr como
almas que lleva el diablo y poner tierra por medio, ya tenían suficiente
Además, jugaba con ventaja, pues se conocía,
como la palma de la mano, rincones, cuevas y simas de la comarca, por lo que
nunca fue detenido, herido ni encarcelado.
Además, se dice que utilizaba un
ingenioso sistema secreto para descolgarse por las fisuras de las paredes hasta
unas cuevas inaccesibles que le servían de refugio. Respecto a su muerte poco
se sabe.
La versión más popular dice que se
suicidó bebiendo a grandes tragos de una bota de vino hasta que se ahogó.
Lo dicho si alguno de ustedes, a los
que le gusta andar y llegarse hasta el camino real entre Manresa y Barcelona,
les deseamos buena suerte y es que se pueden encontrar con alguno de los muchos
tesoros que escondió en la Sierra de l`Obac
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